EL CAMINAR Y SU SIMBOLISMO

Algunas palabras iniciales sobre el concepto de simbolismo.

Entendemos el concepto de simbolismo como un sistema de símbolos (figuras, imágenes, formas) por medio del cual se manifiestan o revelan sensaciones físicas, mentales y espirituales, creencias, convicciones, ideas, conceptos –en el que participan directamente el inconsciente y la conciencia- y que se manifiestan por medio de lenguajes escritos, orales, corporales, etc.

Todo símbolo se cataloga como un compendio subjetivo de formas e imágenes, conscientes e inconscientes, cuya interpretación difícilmente se puede demostrar científicamente

Sin pretender ser exhaustivo ni categóricos, podemos señalar una clasificación tentativa de los tipos de simbolismos que han destacado en las manifestaciones humanas, dentro del campo de lo físico-corporal (soma), psicológico (alma) y lo místico (espiritual):

  • Simbolismo
    en las artes
  • Simb0lismo
    en la psicología
  • Simbolismo
    fantástico
  • Simbolismo
    lingüístico
  • Simbolismo
    corporal
  • Simbolismo
    espiritual
  • Simbolismo
    del mito oral
  • Simbolismo
    mitológico

Algunos de ellos los encontramos esencialmente interrelacionados entre sí.

El ser humano utiliza para comunicarse con el resto del mundo formas simbólicas, tales como el cuerpo (lenguaje corporal), el arte, el lenguaje (oral y escrito), el mito, la religión, y otras más, de tal manera, que el sistema simbólico universal está compuesto por esa gama total de lenguajes que utiliza el ser humano. Ernst Cassirer nos expresa que cada uno de ellos contiene su propio conjunto de símbolos, y en mayor o menor medida, participa con una parte característica simbólica.

Cada lenguaje contiene su propia estructura alegórica y por ende su propia criptografía y simbología, sistemas escritos y/o hablados y/o corporales que utilizan “claves” enigmáticas (secretas) o formas combinadas que su comprensión encarna un hermetismo. Todas las impresiones que el ser humano recibe del exterior las configura y transforma al tipo de lenguajes, que, voluntariamente o no, consciente o inconscientemente, utiliza para comprehenderlas, aprehenderlas y procesarlas en su fuente personal interior, y ya una vez traducidas, las comunica hacia su circunstancia exterior.

Por otra parte, el ser humano utiliza una simbología interna para comunicarse consigo mismo, entre su inconsciente y su consciente.

El inconsciente individual intenta comunicarse indefectible y permanentemente con la conciencia por medio de símbolos que ha estructurado.

Debemos tener presente, que la enorme fuerza que tiene la conciencia obstaculiza la fluidez de los símbolos emanados del inconsciente, así como también, por su misma estructura y esencia, evita o evade su comprensión. Aquí es donde debemos hacer énfasis que esa labor de traducir el lenguaje del inconsciente se dificulta para la generalidad de los seres humanos.

No obstante, la traducción tácita se puede lograr transcribiendo esa simbología que utiliza el inconsciente, instruyéndose para ello.

Ahora bien, cada vez que nos disponemos a caminar, inconscientemente (de modo subliminal) nos estamos indicando que vamos a avanzar.

Es aceptable por lo general, que el simbolismo, ese mecanismo de estructuración simbólica, se oriente en el tiempo y en el espacio, a construir signos, mismos que representan diversas categorías y conceptos. Todas las imágenes significadas son exclusivas del inconsciente individual y del colectivo, es decir, de la cámara subliminal donde se originan y se procesan.

Los símbolos que se generan en el inconsciente colectivo son representaciones que permiten la conexión entre el inconsciente y la conciencia. Difícilmente podemos lograr racional y voluntariamente esa conexión mediante el diseño de nuevos signos, aunque su utilización por largos períodos podría posibilitarlo, haciéndolos inherentes al inconsciente colectivo; así pues, no es una actividad imposible.

La simbología de la actividad psíquica CORPORAL es universal, aunque cada psique individual maneja los símbolos de una manera particular, asignándoles contenidos y alcances diferentes, dependiendo de las circunstancias que a cada individuo le tocó vivir y del contexto en que se manifiesten.

Ahora bien, el caminar se puede considerar que contiene dos formas de simbolismo por las que el ser humano se comunica. La parte de trasladarse físicamente de un lugar a otro, representa un simbolismo que implica la metamorfosis del ser al desplazarse corporalmente de una circunstancia a otra, como si se estuviera transformando, al transitar sobre sus propios pies, de un estadio físico-sensitivo a otro, con diferentes sensibilidades y manifestaciones corporales.

La otra forma simbólica es el lenguaje del propio cuerpo; el estar en movimiento le permite a través de su lenguaje corporal, comunicar lo que nuestro ser físico (catarsis corporal o método mecanicista) pretende lograr a través de este movimiento del caminar; por un lado coadyuvar a la parte mental para liberarla de su estado emocional, lanzando mensajes a todas las partes del cuerpo y a los órganos funcionales, para mejorar el estado de ánimo y de salud; y por el otro, mediante esta práctica (conducta) mecánica que le permita la catarsis física de la sujeción e inmovilismo, que lo encadena, sofoca e imposibilita para desbocar sus necesidades de ejercicios. El caminar es el mecanismo simbólico que tiene por significado el reconformar e integrar el carácter y la personalidad del individuo. (Post futuro ESCUCHANDO A NUESTRO CUERPO MIENTRAS CAMINAMOS-LENGUAJE CORPORAL)..

Una extrapolación analógica de esto es el viajar, que no es otra cosa que la búsqueda de una experiencia renovadora, el inicio de un cambio que busca llegar a algún lugar; iniciadora de una metamorfosis para la trascendencia. Así, el caminar, como analogía de viajar, significa simbólicamente la necesidad intrínseca de liberarse, buscando una experiencia iniciadora, de cambio. Es un símbolo de trascendencia. Tratar de romper con el status social que le rodea: amigos, compañeros, familia, trabajo, estudios, etc. El caso de Paracelso que viajó 13 años es un ejemplo. El viaje es la representación simbólica de una búsqueda para enfrentarse con nuevas experiencias y descubrimientos, liberación, renunciación, expiación. Se genera por un estado natural de descontento con uno mismo y con el medio que nos rodea. Búsqueda de un cambio, exploración del conocimiento de la naturaleza de la vida y de la muerte, para conocer qué hacer con la existencia propia.  Dependiendo del individuo, puede ser un viaje alrededor del mundo, salir de su pueblo, cambiarse de casa, o simplemente realizar caminatas sin rumbo. Todo ello, para trascender interiormente hacia una nueva forma de vivir.  (Posts futuros DROMOMANÍA y EL SISTEMA WALK-RWD Y LA MANÍA DE VIAJAR).

El caminar como una representación de los colores lo analizaremos más adelante en el Post futuro CAMINANDO CON LOS COLORES, donde relacionamos el simbolismo de los colores con el caminar.

En síntesis, el simbolismo del caminar es el abstraerse de los condicionamientos externos, es dejar fluir los pensamientos hacia el yo interior, es encontrarse consigo mismo.

EL CAMINAR Y LOS RITMOS CIRCADIANOS

El ser humano consta de “relojes biológicos” que regulan las funciones del organismo de una manera óptima. Esa optimización se realiza a lo largo de las 24 horas del día, sin que esos “relojes” descansen en absoluto. Cada “reloj biológico” de nuestro ser, remite una “señal cronos” (de tiempo) que llega a todos los órganos y sistemas, y a todas las células del cuerpo. Es decir, llevan a cabo una perfecta sincronización de todos los órganos y sus respectivas funciones, durante cada 24 horas; al término de ese lapso, reinician nuevamente su operación funcional sincrónica, utilizando los 5 sentidos externos, y logrando optimizar el funcionamiento del organismo (físico y mental), y la de la operación de todos los órganos y sistemas biológicos del ser.

Los cambios positivos, tanto orgánicos (los funcionales, en la producción de substancias glandulares, etc.), mentales (ideas, imágenes, pensamientos, etc.) y emocionales, que experimentamos mientras caminamos, responden a ritmos circadianos definidos a lo largo de las 24 horas de un día completo, según el horario en que se realice la caminata. Estos ritmos circadianos facilitan y regulan la realización de las actividades biológicas en un momento preciso y concreto durante el día y la noche.

Cabe señalar que en esta operación cotidiana e incesante, la intensidad de la participación de cada uno los 5 sentidos externos, varía según sea el “reloj biológico” que esté operando durante el período diurno y el nocturno, y de las actividades realizadas por el individuo.

Como es de suponerse, las caminatas no tienen el mismo efecto sobre nuestro organismo, si las llevamos a cabo en el período diurno o en el nocturno, en la mañana (madrugada), en el mediodía o por la tarde.

El caminar hacia los lados (derecha o izquierda) o hacerlo hacia atrás, no estaría correlacionado biológicamente con el ritmo circadiano que ejecutamos cuando caminamos normalmente hacia adelante, pues siempre lo hemos realizado así. Los ritmos circadianos, probablemente sean una parte reptiliana del cerebro humano.

Sin exagerar sobre esto, podría decir que así como es del sentido común considerar que no es lo mismo comenzar a caminar diariamente a los 20 años que a los 60, así también podemos decir que existe una diferencia en hacerlo a diferentes horas del día, y ello está definido por los ritmos circadianos, que son nuestros relojes biológicos endógenos.

Yo en lo personal, en esta época presente, llevo a la práctica el sistema WALK-RWD, tres veces al día, en la mañana (8-9 a.m.), en el mediodía (1-2 p.m.) y por la tarde (5:30-6:30 p.m.). Sin embargo, cada persona, según su disponibilidad de tiempo, deberá seleccionar su programa, y experimentar los períodos diarios de caminata (1, 2, 3, etc.), observando cómo se siente mejor y cuál le da los mejores resultados, en la inteligencia, que los efectos en los ritmos circadianos, son diferentes cuando leemos, escribimos o dibujamos mientras caminamos.

Acompasemos nuestros relojes biológicos con nuestro diario caminar.

EL CAMINAR Y LA ELECCIÓN DE LA SOLEDAD. PARTE I

PARTE I

La soledad se puede analizar desde 2 escenarios distintos, uno agradable y el otro desagradable.

El estadio agradable o positivo lo podemos distinguir en nuestro comportamiento buscando simplemente desarrollar ciertas actividades en la soledad, sin relación con ninguna persona, y en casos extremos fuera del contacto urbano-citadino, lo que pudiera referirse a estar solo en un lugar apartado (con parcial aislamiento), en medio de la naturaleza. En este estadio, el ser humano trata de utilizar su tiempo libre para descansar del contacto social, del condicionamiento social, de las ataduras sociales, e intenta refugiarse muchas veces en el ocio, con ningún compromiso, con nadie y algunas veces, ni con él mismo.

En este estadio, a la soledad la podemos disfrutar de varios modos, dialogando con uno mismo o bien, simplemente en ausencia de diálogo, sin pensamiento alguno, donde nuestra mente se encuentre inactiva. Difícilmente la mente humana haraganea. Existen ocasiones que uno no tolera hablar con nadie, ni con uno mismo, en las que no somos capaces de dirigirnos ni una sola palabra, no deseamos hablarnos, y por lo mismo no queremos escucharnos. Cuando estamos en este círculo de no querer decir ni querer escuchar, la caminata en soledad, sin personas al lado, sin libros, sin blocks de notas o de dibujo, es lo verdaderamente significativo, revelador y resolutivo. Así la soledad pude convertirse en 1) Disfrutar del ocio, 2) Gozar del tiempo libre, haciendo algo o sin hacer nada, 3) Simplemente perder el tiempo. Pero todas estas posibilidades sin compañía, en la soledad dominante.

El segundo estadio de la soledad, quisiera plantearlo desde el punto de vista de la libertad, y no como un estado de perturbación o desarreglo psicológico, aunque lo contenga aquel. Es un estado donde el ser humano se siente física y mentalmente inmerso en un medio absorbente, avasallante, que no le deja respirar, y desde luego, la persona siente la soledad, la hace sentirse mal al tener contacto social, y ello lo propulsa a alejarse de las personas. Es un estado anímico que lo obliga a mantenerse apartado de todo y de todos. Muchas veces el retraimiento lo lleva a una posición antisocial, que lo aleja de la sociedad y en algunos casos tropieza con la misantropía.

He recurrido a una decena de autores que han escrito obras donde explican precisamente de este binomio de “libertad-soledad”, con el objeto de esclarecer qué es lo que está sucediéndole al ser humano en la época moderna.

Además del indeterminismo, en la concepción de J. P. Sartre, opina que el hombre, en el ejercicio de su libertad se ahoga en una SOLEDAD y ésta lo deja reposar en un nihilismo total.

Para el existencialismo, la libertad implica nihilismo, angustia, vacío y una SOLEDAD del ser, lo que le define y confirma una cara contraria a la positiva. La categorización negativa corresponde a la “existencia-libre” del ser humano.

Para Dostoyevsky la libertad -al igual que para los existencialistas- es el ser mismo, dentro de una vacuidad -la nada- incierta, dentro de una contingencia indefinida y absoluta SOLEDAD.

Es en las grandes urbes –señala Georg Simmel- donde se encuentra que esa libertad de prejuicios de que goza el urbanita se convierte en un refugio en la SOLEDAD y deja de estar vinculada la libertad con el sentimiento vital de felicidad, como sinónimo de bienestar. Es decir, no siempre la mayor libertad va a garantizar un nivel o grado superior de bienestar, pues le asecha la SOLEDAD.

Erich Fromm comenta que la enorme cantidad de factores -tanto internos como externos al individuo- nos conduce a imaginar  que ellos potencializan y enriquecen el escenario en el cual la libertad participa en la generación de diversos categorías de crisis, observando que todas ellas han sido mecanismos políticos, sociales y psicológicos que el ser humano ha utilizado para evadir su propio ser de la responsabilidad en la libertad, lo que lo ha postrado como un ser amoldable, carente de significado y de importancia, acomodado en una SOLEDAD y aislamiento existenciales. Fromm trata de encontrar el significado de la libertad para el ser moderno. Implícitamente, a lo largo de toda su investigación psicológica y sociológica, se pregunta y busca la respuesta a: ¿cuándo y por qué se abandonó la búsqueda de la libertad del ser humano? Una búsqueda que está circunscrita, en parte, a que el ser en SOLEDAD no puede soportarla y trata de escapar de la responsabilidad que le representa esa libertad y esa individualidad alcanzadas. Y aunque no concluye con una proposición definitiva -como el propio autor lo comenta- nosotros podemos avizorarla como propuesta, pues deja implícito que se debe buscar otra forma de libertad que le permita -al ser humano- nuevamente no estar solo, con nuevas relaciones conduciéndole a estar junto a sus congéneres, con relaciones interdependientes y psicológicamente sanas en una nueva realidad; esta nueva realidad caracterizada por un sistema social y productivo menos opresivo que le oriente a desarrollarse de manera íntegra aceptando las consecuencias de sus decisiones y actos por haber dejado de temer -y haber rechazado- las consecuencias del uso de esa libertad.

Zygmunt Bauman expresa que toda clase de libertad tiene a la vez sus costos y sus beneficios. El deseo de libertad de cada ser individual está en función de la opresión social que recibe. La relación social obliga al individuo, limitando sus comportamientos y produciéndole una pérdida de libertad, para lo cual busca su privacidad con los costos inherentes a ello, como es la pérdida en la compartición de deseos y objetivos, temores, seguridad, protección, gustos, felicidad, y otros más. El temor y rechazo a la opresión se equilibra con el temor a la SOLEDAD -al aislamiento- que resulta del logro por obtener la privacidad.

Se consigue un equilibrio permanente entre el deseo de libertad, para estar en soledad, y el deseo de la relación social; el grado de logro de una, se combina equilibradamente con el resultado o grado alcanzado por la otra, lo que podría entenderse que a mayor aislamiento –o soledad- mayor libertad, y viceversa. Los grados de una y otra cambian en diferentes sociedades, así como en las distintas épocas.

Krishnamurti recomienda, en repetidas ocasiones que el individuo debe tomar una actitud -por él mismo- decididamente responsable, a fin de liberarse de los condicionamientos externos, temas que son innumerables y entre los que sobresalen: la sociedad absorbente y opresiva, el desconocimiento de sí mismo, las creencias, el miedo, los deseos, el aislamiento y la SOLEDAD, el pensamiento y el conocimiento, el autoengaño, el egocentrismo, el poder, el patriotismo y el nacionalismo, la competencia y el sufrimiento, la guerra, el tedio y el interés, el odio, la crítica y la autocrítica, las religiones y la creencia en dios, la memoria, la sexualidad, la mentira, la muerte; pero sobre todo buscar la fuerza interior para liberarse de su yo consciente, entidad que se ve condicionada desde el primer día de nacimiento. Ese poder interior se refiere a la comprensión del “mí mismo”.

Benjamín Gibbs le otorga un énfasis especial a las ideas de J. S. Mill, las cuales engloba en el “liberalismo romántico” que “es la doctrina que profesa que las restricciones y las represiones impuestas por la sociedad impiden al individuo desarrollar y ejercer sus disposiciones y aptitudes innatas; profesa que el hombre ha sido solitario e independiente por naturaleza, sólo que se le ha maniatado y esclavizado a través del ardid de las leyes, costumbres y sistemas económicos” Sus opiniones se centran en el estudio que realizó en el ensayo de este autor “On liberty”, escrito en 1859. El análisis del pensamiento de Mill lo lleva a examinar otros conceptos relacionados con la libertad, además de la necesidad y responsabilidad, como son la SOLEDAD, la tolerancia, la utilidad, la autonomía y por ende la heteronomía, el escepticismo moral, el positivismo Comteano, los valores éticos, etc.

Paul Eluard en una de sus estrofas de su poema “Libertad”, dirigéndose a la Libertad, le expresa:

En la ausencia sin deseo

en la SOLEDAD desnuda

en las escalinatas de la muerte

escribo tu nombre.

Llano Cifuentes, respecto a la libertad y la individualidad afirma que la vida actual además de masificar al hombre también lo frustra por la profunda SOLEDAD que lo caracteriza dentro de la masa.

Michel Foucault nos expresa: La arquitectura penitenciaria se desarrolla en los siglos XVIII y XIX, por toda Europa, como parte del sistema estatal para castigar, y con el firme propósito de manifestar la fuerza del soberano. Existían tres formas de detención: la prisión, como encierro simple; la gêne, restringiendo los alimentos y la luz, y aumentando el índice de SOLEDAD; y el calabozo, en donde estas medidas se incrementaban extraordinariamente.

El autor describe el sistema funcional y los principios básicos de varias de las prisiones que se edificaron en Europa, modelos como el de Rasphuis y el Spinhuis de Ámsterdam, el correccional de Gante y el de Filadelfia. Expone los diferentes principios que fundamentaban a dichas instituciones carcelarias: el trabajo obligatorio, la duración de las penas, la ociosidad como causa fundamental de la delincuencia, etc., lo que despertó una inquietud de fomentar cierta pedagogía del trabajo en los sistemas carcelarios.

En cualquiera de los modelos, se trataba -con ciertas variantes- de corregir y modificar la forma de conducta que habían tenido, corrección que siempre implicaba el producir individuos sometidos “reconstituir el sujeto jurídico del pacto social, o formar un sujeto de obediencia…”

Anthony de Mello nos propone hacer a un lado los miedos y las fantasías para poder vivir la realidad que se nos presenta y poder desarrollarnos integralmente como personas libres y completas. De Mello coincide con la opinión de otros psicólogos y sociólogos en que el hombre le tiene miedo a la libertad, al igual que a la SOLEDAD y a la felicidad, y prefiere convertirse en esclavo de ideologías y esquemas mentales antes que tomar el “riesgo de volar” por cuenta propia, es decir, con ideas personales y sin ataduras. E incluso puntualiza: “nos atamos voluntariamente, llenándonos de pesadas cadenas y luego nos quejamos de no ser libres  […] Nos hemos acostumbrados a la cárcel de lo viejo y preferimos dormir para no descubrir la libertad que supone lo nuevo. […] ¿Quién te tiene que liberar si ni tú mismo eres consciente de tus cadenas?”.

De Mello considera que estar despierto es el requisito para poder alcanzar la libertad, pero también para poder ejercerla y transmitirla, aseverando que la única experiencia que verdaderamente vale la pena en la vida es la de lograr despertar. Asimismo, identifica, congruente con las ideas budistas, que la fuente del sufrimiento está en los deseos, que dentro de la tradición oriental se denominan apegos. Esto es, deseos estériles que terminan por ofuscar la conciencia y producir obsesiones que no llevan a nada positivo, sino a mantenernos dormidos. Por definición, cuando un deseo intrascendente se convierte en compulsivo y se dirigen todas las fuerzas en lograrlo, porque se cree que al realizarlo se logrará la felicidad, es en realidad un apego, el cual no se quiere o no se puede hacer a un lado, porque se cree que sin él jamás se podrá conquistar la felicidad. Pero, como el autor nos recuerda, que la felicidad está en función de la libertad interior (en SOLEDAD y en sociedad) y de la verdad, en realidad, vivir con esos apegos, nos lleva al sufrimiento, pues “la gente insegura no desea la felicidad de verdad, porque teme el riesgo de la libertad y, por ello, prefiere la droga de los deseos”, que los mantiene dormidos.

Carlos Loya en su poema Liberéstula, en una de sus estrofas, dirigéndose a la Libertad, le expresa:

  • Derrotada por el tiempo
  • emancipada por el mismo dolor
  • acompañada por el fuste,
  • eres la expresión objetivada
  • con los ojos entornados
  • -mirando sin ver-
  • Ninfa en la elevación
  • eres la oda griega
  • la proclamación sonriente
  • te embriagas en la SOLEDAD;
  • la arquitrabe te da continuidad
  • epistilo del sustento que extrae
  • esas versificaciones del ocaso,
  • aún con tu silueta diluida
  • no existe en ti la confusión.

Continuaremos en pocos días con la Parte II, mientras caminemos en soledad para sentir otra perspectiva del mundo y de la vida.

Post PARTE II. EL CAMINAR Y LA ELECCIÓN DE LA SOLEDAD.

LOS CAMINOS DE LA ANTIGÜEDAD

En este post nos ocuparemos de señalar y describir someramente los caminos físicos más importantes que han sido transitados en mayor medida por el ser humano, desde los tiempos más remotos.

Debemos diferenciar claramente entre lo que son en sí los caminos que se han construido en la historia y lo que comentan los individuos, hombres y mujeres, sobre el caminar y cuáles han sido sus objetivos particulares.

Bien podemos dividir los caminos en los de la Antigüedad que nos remonta a varios miles de años en el tiempo y los que tienen un pasado menos remoto, alrededor de 1000 años antes de nuestra era. Unos y otros se pueden subdividir según el tipo de uso a que se les destinaba: comerciales (bienes, animales y esclavos), religiosos (peregrinaje, cruzadas, procesiones, penitencias, festejos, ceremoniaje), militares (conquista e invasión), migraciones, tránsito y circulación de personas, funerarios y mortuorios (defunción, sepelios, pompas fúnebres, luctuosos), etc.

Son varias las regiones y países importantes en el mundo que ameritan mencionarse por su distinción en la construcción de caminos que se realizaron en la Antigüedad sobre su territorio, que se diferenciaron por sus características extraordinarias en sus entramados y configuraciones, por su diseño, trazo, amplitud, arquitectura y construcción. China e India son las naciones más sobresalientes en este renglón, en las épocas más remotas. En la época más reciente, de 1000 años a. C., podemos señalar a la nación antigua de los Mayas, los caminos incas con los Chaskis, y los construidos por el Imperio Romano sobre las tantas tierras conquistadas.

Los grandes caminos se iniciaron por la necesidad de intercambiar mercancías y bienes entre las naciones. Originalmente se realizaban a pie (viandantes, caminantes), sin embargo, se fueron incorporando a esas travesías los animales de carga, y posteriormente, con la invención de la rueda (3000 años a. C. en Mesopotamia) se logró un mayor intercambio al utilizarse carros tirados por animales. La civilización mundial avanzó a medida que aumentó la necesidad de transportar y comercializar grandes volúmenes de mercancías entre los pueblos, por lo que la comunicación vial tuvo el imperioso destino de desarrollarse mayormente.

Se tienen registros que desde el siglo VI a. C., en el territorio de Persia, se empezaron a conectar ciertos caminos cardinales con otros, llegando a tenerse redes importantes que comunicaban zonas comerciales separadas por 2000 a 3000 kilómetros de distancia. Con la invención de la rueda, en el 3er milenio a. C., sufrió un incremento considerable la conexión de esos caminos y la construcción de nuevos en la región de Mesopotamia, Egipto y el Valle del Indo (Pakistán, Afganistán y parte de India).

La ruta probablemente más importante, fue la que se construyó por la comercialización de la seda, en China, en el siglo XI a. C. Así mismo, en esta misma nación, en el siglo III a. C., se desarrolló el sistema de caminos más importante, permitiendo una red de comunicaciones por todo el país.

Ya en una época más próxima (siglo II a.C. a siglo III d.C.), los romanos construyeron una red de comunicaciones viales, los famosos Caminos Romanos, que unieron a todas las provincias y pueblos conquistados con su ciudad-estado Roma, que les permitió tener el control administrativo y de gobierno de todos ellos. El desarrollo total de los caminos romanos fue de 55 mil millas, equivalente a 80 mil kilómetros, uniendo entre sí a toda Europa junto con el norte de Africa.

En América, durante el segundo milenio de nuestra era (Emporios Huari y Puquina), se construyó una de las redes más importantes de vialidades, los Caminos Incas, que comunicaban grandes extensiones de tierras en el sur del continente, desde el Perú hasta Chile y Argentina, incluyendo los países intermedios como Ecuador y Bolivia, la cual tenía una extensión de 12 mil kilómetros de desarrollo. Es importante señalar que la geografía accidentada que tenía en algunas partes de su recorrido (ríos, cañadas, barrancos, cañones), obligaba a construir puentes colgantes.

En el mismo continente americano, en su parte central, los antiguos Mayas construyeron una red de vialidades (1er milenio d.C.), denominado “Caminos Blancos” (en maya Sacbé o Cuxan-Sum). A diferencia de los caminos romanos, los caminos mayas no estuvieron definidos para dirigirse a un centro hegemónico, pues no lo hubo, sino que obedecieron a las necesidades estrictas de comunicación para el flujo de personas y mercancías, entre todos los pueblos y centros habitacionales de esta nación.

Hagamos una alabanza a esos caminos antiguos practicando diariamente nuestras caminatas por los senderos próximos al vecindario.

MEDITACIÓN DINÁMICA O ACTIVA

Como ya hemos señalado en algunos de los posts anteriores, la caminata junto con la lectura, la escritura y el dibujo, funcionan de manera similar a los distintos métodos y prácticas de la meditación.

La meditación es la técnica que utiliza la generalidad de las ciencias místicas y se busca, mediante su práctica, modificar el estadio consciente en la persona. Existen una gran variedad de métodos por medio de los cuales se llega a la meditación, todas ellos son disciplinas filosóficas que se relacionan con el misticismo. Nuestro sistema permite alcanzar resultados similares a algunos obtenidos mediante el Tai Chí, el Yoga, el Kung Fu de Shaolín, el Budismo y otros.

Toda esta gran variedad de tipos de meditación, sin embargo, los podemos agrupar – para nuestros fines- en dos categorías, la introspectiva y la de concentración, ya que nuestro sistema, como algunos otros, abarca estos dos campos de la meditación. El Yoga es representativo de la meditación concentrativa, mientras que el Budismo se identifica más con el tipo introspectivo.

Cualquier tipo de meditación nos permite alcanzar una mayor percepción, tanto externa como interna, además que en nuestro caso particular, podemos incrementar la comprensión y captación en la lectura y en la creatividad literaria y artística.

Aunque podría creerse que la meditación implica únicamente abstraerse del razonamiento y del pensamiento, eso es un equívoco, pues el objetivo de la meditación es también conseguir una atención focal en algún objeto, aspecto o tema, libre de emociones y preocupaciones. El caminar -conjuntamente leyendo, o escribiendo, o dibujando- es una actividad de meditación que, en nuestro sistema, sí incluye la función del pensamiento, que provoca en el sujeto que la ejecuta un alto grado de sensibilidad del medio físico y cultural que lo rodea y un mayor índice creativo respecto a las actividades paralelas que desarrolla durante su caminata. La aplicación del sistema WALK-RWD genera un incremento y amplitud en la percepción del individuo, que antes de iniciar la caminata no contaba con ella; estado de penetración interior que se genera al liberar la conciencia de las ataduras que obnubilan aquellos procesos mentales que tienen relación con la inspiración, la imaginación y la creatividad.

Habrá opiniones que consideren que mientras se tenga este nivel intermedio de conciencia, al mismo tiempo que caminamos, leyendo, escribiendo o dibujando, no se alcanza un nivel profundo de relajamiento y disminución de los sentidos. Existen diferentes niveles de arrobamiento al utilizar la meditación; el máximo conduce a lo que las filosofías místicas llaman el Nirvana, la Iluminación, etc. Específicamente, lo que pretendemos nosotros no es alcanzar estos grados de abstracción y pérdida de la conciencia y los sentidos, sino un nivel intermedio que nos conduzca a la creación en cualquiera de sus formas, relacionada con la escritura y el dibujo; lograr lo que hemos calificado de éxtasis durante la caminata (post: SE LOGRA EL ÉXTASIS DURANTE LA CAMINATA)

Es cierto que el grado máximo que se alcanza a través de la meditación puede ser la desaparición total de los pensamientos del tipo racionalista (le llaman meditación trascendental), sin embargo, nuestro propósito no es tal; conveniente es llegar al nivel donde dejamos de tener preocupaciones e ideas que distraen nuestra atención respecto al interés de leer o escribir. No existe disciplina o corriente filosófica que no considere esta última fase de iluminación como la más importante, aunque existen otras intermedias como el conseguir buena salud, tanto física como mental, la tranquilidad, la felicidad, abstraernos de las cosas materiales, el relajamiento, etc. Concretamente, con nuestro sistema WALK-RWD lo que buscamos es, por un lado, alcanzar con el ejercicio y el relajamiento, la salud física y mental; por otra parte, mediante la lectura obtener un mayor conocimiento; y por último, en la escritura y el dibujo, la creación artística, lo que hemos denominado meditación dinámica o activa.

¿Cuándo sabemos o nos damos cuenta que estamos absortos o extasiados en nuestra caminata? Ese momento se da cuando dejamos de medir nuestros esfuerzos, voluntades y solicitudes con nosotros mismos en el desarrollo de la caminata: el número de kilómetros o de millas recorridos, el número de horas o minutos, el número de páginas leídas, el número de hojas escritas, etc. En ese momento de despreocuparnos, empezamos a evitar dejarnos llevar por los tiempos, por las distancias y por los números.

He señalado en otra ocasión: Tanto el espacio, como el tiempo y el número, son magnitudes continuas e infinitas, y son intuiciones puras. El espacio y el tiempo proveen de los fundamentos lógicos al número, a las matemáticas, y únicamente bajo la reglamentación de estas tres intuiciones se pueden realizar la representación de las cosas restantes, es decir, por medio y únicamente de ellos se pueden producir los fenómenos en la conciencia humana. Estas 3 magnitudes nos colocan permanentemente atados al raciocinio y no nos permiten meditar apacible e imperturbablemente en los objetos, sin la participación de ellas. Bastante solidez y significado tiene Ernst Cassirer en sus ideas cuando asegura que se accede a la existencia -de cualquier condición- mediante el espacio, el tiempo y el número. Cada factor o entidad que se construye a sí mismo de manera independiente logra una hipóstasis que estructuralmente considera los principios y normas de todo un sistema funcional en el cual esté inmerso.

Intentemos darnos una oportunidad para sustraernos, por un breve lapso, de estas 3 magnitudes y experimentemos qué sucede en nuestro interior, en el cuerpo y en la mente.

Seguramente experimentaremos el éxtasis, meditando sobre lo que es también verdaderamente importante para nosotros, y que no le prestamos atención en la cotidianidad de nuestra existencia.

Así pues, el objetivo fundamental de toda meditación es ayudar al individuo a desarrollar, profundizar y amplificar su capacidad mental; este proceso de mayor conocimiento de la realidad, y que la hemos calificado de una inconscienciación de la mente.] Esta transformación de la capacidad mental dándole mayor participación al inconsciente lo he descrito en mi libro Sincronicidad. Fenómeno predecible, EMULISA, México, 2007 (*).

El éxtasis que se logra, aparte de alejarnos del número, de perder la conciencia respecto del transcurrir del tiempo y de la pérdida de comprensión de las distancias y el espacio, se genera una especie de insensibilidad con nuestro cuerpo, pues se llega a no sentir el contacto de nuestros pies con el suelo, nuestros 5 sentidos se obnubilan, pues cruzan un umbral brumoso (eje brumal) que pareciera que dejan de trabajar, no percibimos ningún cansancio, de tal modo que simulara (semejara) que el viento nos suspende con él o vamos montados sobre nubes.

Lo cierto es que el sistema WALK-RWD nos introduce en un estado semi-inconsciente , y que cuando despertamos de esa condición, tomamos conocimiento que hemos caminado varios kilómetros, leído varias páginas de un libro o que hemos escrito varias hojas o un poema.

Dispongámonos a introducirnos en ese mundo, logrando la meditación dinámica.

(*) LoyaLopategui, Carlos, La Sincronicidad. Un fenómeno predecible, EMULISA, México, 2007. Disponible en Amazon, Edición Kindle: https://www.amazon.es/dp/B0CXZDPSSY.