CAMINANDO HACIA EL CONCEPTO DE LIBERTAD DE 20 PENSADORES. PARTE I.

Ya me he referido, en algunos Posts anteriores, a este que estoy publicando; por ejemplo, en el Post CAMINANDO POR 2 CÚSPIDES INEXPUGNABLES DE LA LIBERTAD, mencioné que : “Una cosa es acercarnos por ciertos caminos complicados al concepto de libertad [1er escenario] y otro es aproximarnos a la libertad en sí, para descubrirla, sentirla y ejercerla [2º escenario], proponiendo en ese Post un esquema para lograrlo. Quizás esto último sea más difícil”.

El primer escenario –el de acercarnos a ese punto de comprender el concepto- lo he decidido llevar a cabo mediante este post, el cual lo he dividido en varias partes, mismas que iré presentando a medida que vaya analizando a diferentes autores. Será un esfuerzo importante e intenso, y deberé realizarlo con prudencia ya que se deberá tomar conciencia clara de lo que han escrito -los pensadores que he seleccionado- sobre el concepto de libertad y sus inclinaciones hacia la práctica de caminar, de modo indirecto.

Uno de los objetivos de este intento es saber dónde se encuentra ahora la Libertad ¿En una bifurcación o cruce? En algún punto de su recorrido histórico, quizás muestre un caminar razonado hasta estos momentos. A partir de estas opiniones indirectas tener la prospectiva de hacia dónde de dirigirá –o debe dirigirse- en el futuro. En el Post futuro EL CAMINAR DE LA LEY, LA LIBERTAD, LA HISTORIA, LA JUSTICIA Y OTROS VALORES menciono la forma de caminar de la Libertad, según la observo yo: “El caminar de la ‘LIBERTAD’ es veloz y enérgico, como el vuelo de un ave libre en el cielo. Cada uno de sus pasos es expansivo, buscando siempre nuevos horizontes y oportunidades”.

Pocos son los conceptos sobre los que debemos ser bastante estudiosos y muy analíticos, y la libertad es quizás el más importante de ellos y, además, verdaderamente inextricable.

Caminar hacia ese punto de comprensión del concepto de libertad y conocer sus bifurcaciones, es nuestro propósito.

Muchísimos pensadores, a lo largo de la historia, han dedicado sus esfuerzos intelectuales para estudiar, analizar y evaluar estos 2 escenarios. Todas sus opiniones al respecto son aceptables y dignas de tomar en cuenta. Pero, son muy pocos los que han escrito y han dado sus opiniones sobre la actividad natural, innata y espontánea del “caminar”; no dudo que a un porcentaje elevado de ellos les gustaba caminar y lo hacían, consciente o inconscientemente, como ejercicio para “liberar” sus ideas: pensar y escribir.

También en el campo del arte el concepto de Libertad participa de una manera esencial.

Existe una posible controversia respecto a la creación en sí, especialmente en el contexto de utilizar la inteligencia artificial para recrear nuevas versiones de obras maestras de grandes pintores. La introducción de la inteligencia artificial en el mundo artístico ha planteado preguntas importantes sobre la originalidad, la autoría y el valor estético.

Por un lado, la tecnología de inteligencia artificial permite recrear obras de arte que imitan el estilo y la técnica de pintores famosos, lo que puede ser una forma de homenaje y una manera de experimentar con estilos clásicos en un contexto moderno, pero también presenta una disrupción y “pseudo-homenaje” al multiplicar las obras de esos creadores que realizaron una labor original y limitada en cuanto al número de sus obras y que ahora podría ampliarse considerablemente.

Desde un ángulo positivo, se argumenta que estas recreaciones pueden ser una forma de revitalizar y reinterpretar el arte plástico.

No hay duda que a partir de estos momentos, algunos artistas van a abrazar la inteligencia artificial como una herramienta más en su arsenal creativo, ya que es demostrativo que estos nuevos medios tecnológicos catapultan la creatividad en el ser humano.

La libertad de creación en el arte en esta época de inicio de la inteligencia artificial refleja la constante evolución de la definición misma de arte y su propósito en la sociedad. Es fundamental que se exploren nuevas formas de expresión y de reinterpretación de las obras maestras a través de la tecnología y observar su impacto cultural (1).

Me propongo en este Post, dividido en varias partes, realizar una disrupción o descarga discursiva-conceptual al verter las ideas (concepciones) más importantes de un número de pensadores -20 o menos- que tenían sobre la libertad y tratar de enfocarme para relacionarlas alegóricamente con el caminar. Un análisis de sus pensamientos para enfocarlos metódica y razonadamente, dándoles cierta plasticidad (flexibilidad) y así envolverlos con una actividad que obviamente realizaron pero nunca mencionaron, el caminar, pero que -con intuición y sensibilidad razonadas- podemos incorporar en sus concepciones. Es un ejercicio de mi parte que me permitirá re-enfocar sus pensamientos y obtener una visión adicional de ellos sobre la libertad, y con imaginación, su relación inferencial sobre el caminar.

Son aproximadamente 20 pensadores y de cada uno expondré su pensamiento, de modo muy conciso, sobre la libertad analizando algunos de sus propios libros que escribieron sobre este tema. Adicionalmente tendré que realizar un gran esfuerzo para investigar sobre lo que pudo haber significado el caminar en sus vidas. Esto último, podría semejarse a un ejercicio ensayístico, si se puede utilizar el término; un reto que me mantuvo absorto (ocupado) durante un par de meses, sobre cuál sería el procedimiento y la fórmula que me podría encaminar a tal ensayo ilustrativo.

En todo este estudio sobre la libertad, tuve presente la fórmula: Caminar es avanzar y sentirse libre.

Acercarse -caminando metafóricamente- a lo que han pensado, analizado y expresado sobre el concepto de libertad, quizá sea una invitación motivante para confrontarnos con lo que la libertad significa para el género humano. También podría orientarnos a profundizar en el pensamiento de uno o varios de ellos, lo que nos encauzaría a leer y, yo aprovecho para decirles, que lo realicen caminando. Con esta secuencia idealizada, se podría cumplir con un nuevo círculo de Libertad-Lectura-Caminar; un proceso analítico forzado pero realizable, y quizás encontremos en esta fórmula algo de estimulación (motivación, tonificación) para llevarlo a cabo. Muy probablemente, descubramos un vacío y lo queramos llenar; sin embargo, el medio ideal es el binomio “leer-caminando”, con lo que se podría lograr una base de acercamiento funcional entre la libertad y el caminar, y la lectura sería el puente funcional (analítico) que se requiera para lograr esa aproximación.

Tiempo atrás, cuestioné en cierta ocasión, lo siguiente: “Libertad: ¿Anhelo existencial, espejismo mental o realidad metafísica?” Aparte de incursionar a través de algunas respuestas y opiniones, analizadas y razonadas, pretendiendo llegar a definir en qué consiste, también intenté algunos mecanismos para hacerla “sentir” en alguna de sus formas más elementales, mediante el sólo caminar. (Post CAMINANDO POR 2 CÚSPIDES INEXPUGNABLES DE LA LIBERTAD)

La libertad cobra fuerza en función de su ausencia; mientras más sentimos que no la tenemos, más la añoramos. Ya he mencionado en otras ocasiones que es más sencillo hablar de aquello que impide, obstaculiza o se denomina incorrectamente libertad -es decir, las formas de “no libertad” en la sociedad- que de aquello que en realidad lo es.

El caminar nos hacer sentir y vivir sensorialmente esa fuerza plena de nuestra interioridad, independientemente de cuáles sean los tipos de nuestras cadenas emocionales. Nos permite alejarnos de ese fervor masivo del consumismo (hedonismo comercial), de esa envoltura de la publicidad masiva, pues constantemente nos comunican que la libertad es “un plus” que se obtiene al adquirir cosas. Cuando caminamos por alguna vereda en el campo, decimos: “Respiro aire puro”; y eso no es otra cosa que una alegoría de sentirnos libres, libres de las cosas que nos aprisionan, nuestros compromisos, las obligaciones, las cosas físicas, de todo eso que nos hace sentir atados.

Solo para aproximarnos un poco a su definición, podemos mencionar una clasificación de este concepto en 2 vertientes, que no son las únicas; la primera está constituida por la libertad psicológica, de tipo espiritual, anímico, mental y metafísico, la cual se define con 2 palabras: libertad interior(Post futuro CAMINAR Y LA LIBERTAD INTERIOR-SISTEMA WALK-RWD COMO LIBERACIÓN); y la segunda compuesta por la libertad física, civil, política, económica, con todos sus derechos, de culto, de asociación, de expresión y demás, definida también con tan sólo 2 palabras: libertad exterior.

Ahora bien, el sistema de leer, escribir y dibujar, mientras caminamos, es una posibilidad que tenemos a la mano para alejarnos un poco de esas cadenas. Esas 3 actividades fundamentales que conforman el Sistema están vinculadas con la libertad, mientras caminamos, nos sentirnos libres de nuestras ataduras.

En un relato de mi libro de Evanescent stories (2), titulado “EL ARBOL DE LA EXISTENCIA ¿Y LA LIBERTAD?”, presento un diálogo entre la conciencia y el inconsciente, -todos los relatos consisten en un diálogo entre estas dos entidades mentales-, que describe la lucha que entablamos con nosotros mismos por no comprender lo que nos sucede y por no poder sentirnos libres. Me cito textualmente:

“La libertad es el espacio azaroso donde ninguna de las funciones mentales encuentra acomodo. Desarmonías que deben dar vuelta atrás, buscando la intuición de aquel instante razonado que encarcelado genera nuestra propia reacción a existir.

Paradójico resulta culparnos uno al otro.

La sanación es el ansia misma por la libertad, esa autopresencia en el equilibrio de la fuente del sentimiento y la razón, de la asfixia y el sometimiento; con el único propósito de saber y sentir que estamos solos; condenados a escondernos en la memoria de nuestro propio ser, consumiendo esa estrangulación de la soledad profunda, producto de la desesperanza, de ser auténticamente nosotros, y sólo nosotros.

Eso es el no ser.

Se observa el horizonte vital cuando la libertad es uno mismo.  

¿Y qué viene después? Mis condiciones inconscientes se confunden.

La nada. Absolutamente nada. Sólo el infierno. La sangre fluye a 103 grados cuando se arrebata la libertad.

No opongamos resistencia. Todo movimiento es creador de sí mismo; aunque nos encontremos en esos límites, no deberemos aspirar a recrear sólo si el otro muere”.

Hasta aquí esa parte del diálogo entre esas dos entidades que buscan una armonía.

El título de mi libro “Libertad 103” (3), proviene de ese relato, pues son 103 autores que estudio y analizo sobre su opinión sobre el concepto de libertad.

La serie de diálogos entre la conciencia y el inconsciente resume nuestra lucha perenne por ser libres. Cuando nuestro ser se ve cercenado en sus posibilidades de actuar libremente o se observa bloqueado, en ese punto de intransigencia y desesperación, nuestra sangre empieza a sobrecalentarse (103°F) y llega a hervir si no logramos emanciparnos de nuestras cadenas, cualesquiera que sean estas, personales o externas.

La caminata no es la solución total para eliminar tales cadenas, pero sí nos ayuda a mitigar varias dolencias emocionales. Hagámoslo eligiendo un lugar fuera de las zonas urbanas y acompañémonos de un libro y de un block de notas. Leamos ese libro –elegido de cualquier manera- que nos transmita liberación y rescatemos esa parte doliente de nuestro ser. Observemos el espacio abierto (contemplación) y desahoguemos nuestras penurias escribiéndolas para que ellas también vuelen en libertad fuera de nuestro ser (Post futuro CAMINANDO DEJAMOS A LA TRANQUILIDAD EN LIBERTAD).

Concedámonos el permiso de caminar y hagamos de ello un privilegio que no tiene prácticamente ningún costo monetario. Realicemos estas actividades como un acto fundamental de libertad.

Ya en el Post ¿QUÉ RESPONDERÍAN LOS GRANDES PENSADORES SOBRE EL CAMINAR?, presenté una pequeña respuesta de cada uno de los 74 pensadores que elegí. Elaboré esas respuestas de una manera reveladora y significativa, aunque de una manera donosa (chusca, divertida), sobre lo que por alguna razón se habían distinguido en su labor creativa.

Me pongo a pensar que si tuviéramos una compilación de sus opiniones sobre el caminar –si las hubieran hecho- tendríamos una evaluación excelente sobre lo que es el ejercicio del caminar. Obviamente, con este escrito no lo pretendo alcanzar, ni siquiera algo parecido. J.J. Rousseau escribió todo un capítulo sobre el tema de caminar y verdaderamente muy interesante escuchar lo que pensaba (Post futuro EL CAMINAR EN J.J. ROUSSEAU, análisis de sus ideas al respecto ). Pero el resto, no escribió casi nada sobre esta práctica natural del ser humano.

Los primeros 3 autores que analizo, son los que propongo a continuación, y en cada uno de ellos caminaremos por los dos tramos del camino que estoy seguro podremos lograr conocer en dónde estamos parados y hacia donde nos dirigimos:

  1. Eliade, Mircea, “El mito del eterno retorno”, Ed. Alianza-Emecé, España, 1951.

Aunque no es un libro dedicado al tema de la libertad, contiene un pequeño apartado sobre este concepto que resulta muy interesante, pues aborda dos aspectos que lo hacen indispensable incluirlo. El artículo se llama “Libertad e historia”.

El primer asunto es sobre la creación realizada por el ser humano (pp. 148-149) que atribuye su impotencia creadora -del hombre moderno- a la parte del ser que ha estado cautiva a un horizonte mítico regido por los arquetipos, y a veces  reducido por los mismos. Ha estado invalidado -durante mucho tiempo- para tomar los riesgos que lo conduzcan a los mismos actos creativos, y se ve limitado -inmerso en la historia- por su propia forma de concebir la libertad. El arquetipo es su modelo actual de libertad. Según mi enfoque, este primer aspecto tiene mucha relación con el caminar: Creación, Impotencia Creadora, Arquetipos: Post EL CAMINAR Y EL ARQUETIPO “MAGIA”-PARTE I; Post futuro EL CAMINAR Y LOS ARQUETIPOS-EL INCONSCIENTE COLECTIVO, programado para publicarse el 1º de julio de 2024.

El segundo aspecto que estudia Mircea coloca al ser humano como hacedor de la historia. En la medida que el hombre avanza hacia la modernidad y se incrusta en ella, en esa misma medida aumenta su incapacidad para crearla; ya sea por el propio impulso de varios siglos, incluso milenios -dice Eliade- que se logra sola, o bien porque se ha depositado su conducción en unos cuantos personajes que conducen a la masa hacia cometidos históricos exclusivos para ellos, obligándola a realizar acciones nocivas y prohibiéndole su actuación natural. Es pues una libertad aparente para la mayoría de la humanidad.

Es una libertad filosóficamente determinista o bien indeterminista pero definida por una élite, y a fin de cuentas una libertad ficticia e inexistente.

De modo sintético, M. Eliade plantea una disposición de acciones del hombre moderno regido por arquetipos que lo restringen, por un lado, en su creatividad o actividad creadora, y por otro, en el peor de los casos, definida por un pequeño número de personas que le indican lo que debe hacer y cuándo lo deberá llevar a cabo. Este desarrollo se hace cada vez más difícil y complicado a medida que nuestras acciones se vuelven más históricas.

El autor compara al hombre moderno con el arcaico, siendo éste un ser libre y creador, a diferencia del primero que se ha visto atado en su comportamiento creativo. “El hombre que aspira a ser histórico no puede aspirar en modo alguno a esa libertad del hombre arcaico respecto a su propia ‘historia’, pues para el moderno la suya no sólo es irreversible, sino también constitutiva de la existencia humana”. Realiza esa confrontación sin llegar a una conclusión definitiva sobre su condicionamiento histórico y respecto a su libertad relativa; sin embargo, sí avizora un futuro donde el hombre histórico debe buscar y encontrar al hombre nuevo, que sea el propio autor creador de su libertad; para tal efecto  y con el propósito de superar ese horizonte arquetípico cíclico -infinito-, propone una filosofía de la libertad, sin exclusión de la divinidad suprema y bajo la condición nueva de espiritualidad del binomio Fe-Dios. 

El hombre moderno ha estado restringiéndose en su hacer creativo, limitándose a crear únicamente la historia. El arcaico recreó permanentemente sus trazas cósmicas y repitió infinitamente su cosmogonía, lo que lo transformó en un ser libre y creativo (en un creador). El moderno no ha trascendido su estado histórico y no ha podido alcanzar la creación de un hombre nuevo, reto que habrá de resolver en el futuro.

Su vinculación (relación) conceptual y funcional con el caminar: Podemos decir que Mircea Eliade, siendo un historiador de las religiones se enfocaba en la “hierofanía” y en la manifestación de lo sagrado en el mundo, lo que lo llevó a considerar que la libertad podría estar relacionada con el trascender los límites mundanos y conectar con lo divino. En este contexto, el caminar para Eliade podría interpretarse como un medio para buscar esa conexión espiritual y escapar de las limitaciones terrenales; una práctica natural –como todas las del ser humano arcaico que era libre y creador- y que deberíamos realizar de modo intensiva al igual que en sus orígenes. El hombre moderno está limitado por sus propios condicionamientos culturales y para colocarse en la senda de la libertad deberá caminar, que es una práctica “sin costos”, y al continuar caminando encontrará algunas bifurcaciones y dificultades en el camino, pero al menos habría iniciado con una acción natural arcaica de libertad.

  • Simmel, Georg, “El individuo y la libertad”, Ensayos de crítica de la cultura, Península, España, 1986.

Georg Simmel (1858-1918), a quien se le ha considerado como la autoconciencia de la modernidad, presenta en esta obra una diversidad de análisis sobre temas vitales -religiosos, históricos, estéticos, filosóficos y sociales- entre los que se encuentra la libertad y de cuyo capítulo final “El individuo y la libertad” proviene el título de este libro. Los veintiséis capítulos que lo conforman son ensayos de crítica sobre la cultura, que nos permiten conocer el pensamiento de este sociólogo y filósofo alemán.  El autor realiza una crítica sobre todos aquellos instrumentos científicos y tecnológicos que pueden ir en detrimento de lo que intuitivamente entendemos por vida.

Su análisis sobre la libertad se incrusta en el estudio socio-histórico del desarrollo del individualismo como anhelo del ciudadano “para palpar la autonomía de su persona” (p. 272).

Como muchos historiadores ubica al Renacimiento Italiano como punto de partida de dicho movimiento individualista, a través del cual el sujeto -antes anónimo- pugna por ser reconocido, diferenciado y admirado al poder “desarrollar sus fuerzas, para desplegar libremente” sus potencialidades y su vida.

Para comprender el enfoque expuesto en el ensayo “El individuo y la libertad”    del análisis simmeliano sobre estos dos conceptos, donde el autor trata de reivindicarlos como la esencia -interna/externa- del ser humano, es conveniente, si no que necesario, leer también el ensayo previo titulado “Las grandes ciudades y la vida del espíritu” -en este mismo libro- donde realiza la exposición del devenir humano desde los más cerrados núcleos sociales hasta las grandes metrópolis de inicios del siglo XX. En éste describe las múltiples aparentes contradicciones que se suscitan en dicho devenir y que Simmel utiliza para explicar la paradoja de la libertad en los tiempos modernos.

En el ensayo “El individuo y la libertad” su análisis inicia en la Europa de la Edad Media, en donde indaga sobre la incipiente tendencia hacia la individuación que se ve frenada en esa época.

El individualismo como signo de la libertad trató de acentuarse en ese período, buscando la diferenciación a través de sus actividades productivas como forma de realización ante la sociedad.

En el siglo XVIII, el individualismo evoluciona y pasa a tener un sentido más correspondiente a la interioridad del ser; se busca la libertad, como anhelo que le permitiría al ciudadano transformar sus variadas limitaciones externas, encubriéndolas en su interioridad ontológica.

Estaba en su apogeo la libre competencia como forma única para avanzar en esa sociedad en proceso de renacer (Posts JUGAR Y CAMINAR-PARTE I. NO A LA COMPETENCIA, SÍ A LA DIVERSIÓN; EL JUEGO Y EL SISTEMA WALK-RWD-PARTE II. NO A LA COMPETENCIA, SÍ A LA DIVERSIÓN).

La división del trabajo aunada a la competitividad son la proyección ontológica de su incapacidad para poder encontrar su esencia (el ser).

Una lucha insalvable entre las fuerzas económicas -fisiocráticas- y un renovado esfuerzo por la liberación espiritual son características de ese desarrollo cultural. La defensa de la libertad, sostenida en una igualdad natural, pone al hombre de frente ante la historia, un devenir arbitrario y artificial para la condición humana de la que se empezaba a tomar conciencia.

El autor expone que “los más profundos problemas de la vida moderna manan” de la pretensión del individuo de conservar su autonomía y su singularidad frente a la prepotencia de la sociedad y de sus ataduras, de lo históricamente heredado por la cultura y de la técnica que prolifera en las ciudades y asfixia a la vida, en el interior de cada individuo.

Pero así como la gran ciudad asfixia y constriñe la libertad individual, también ofrece una especie de refugio o resguardo de su comportamiento reservado y aislacionista, hacia el cual tiende la inmensa mayoría de la población, al dejar de tener contacto -incluso visual- con sus congéneres; en este anonimato se respira una cierta mayor libertad personal. Fácilmente puede observarse que el individuo citadino, a quien Simmel denomina “urbanita”, es más libre en comparación con las relaciones estrechas, vigilantes y prejuiciosas de las ciudades pequeñas o poblaciones rurales, que comprimen socialmente al habitante tan solo por su cercanía y menor densidad.

Curiosamente, es en las grandes urbes donde Simmel encuentra que esa libertad de prejuicios de que goza el urbanita se convierte en un refugio a la soledad (Post EL CAMINAR Y LA ELECCIÓN DE LA SOLEDAD. PARTE I, Post CAMINAR EN SOLEDAD, UNA ANALOGIA DE VIDA) y deja de estar vinculada la libertad con el sentimiento vital de felicidad, como sinónimo de bienestar. Es decir, no siempre la mayor libertad va a garantizar un nivel o grado superior de bienestar.

Se requiere entonces la búsqueda de una nueva categoría que reduzca al ser a lo que es en sí verdaderamente, liberado de todo lo que no es afín a su naturaleza y que no le es esencial. Practicando el Laissez faire como doctrina que le permitirá llegar a ser “libre” en el aspecto económico y social, al dejar en plena libertad a todas las fuerzas -económicas y sociales- para que el ser humano alcance su natural armonía y felicidad.

En síntesis, Simmel ve a la libertad como el objetivo y anhelo de un ideal personal expresado en el movimiento -o fenómeno- de individuación que resurge en los siglos XVIII-XIX como una exigencia masiva de la población, por tener una vida con libertad personal sin ataduras ni opresiones impuestas por una sociedad cosmopolita dominada por unos cuantos.

Ese ideal -que se busca en el movimiento armado de la Revolución Francesa- plantea también desde entonces un antagonismo (práctico-teórico) entre dos de sus principales objetivos: la libertad y la igualdad; ya que la libertad no puede darse naturalmente en un entorno de completa igualdad y de indiferenciación.

La libertad es complemento de la diversidad y de la tolerancia a las diferencias, de ahí que sea erróneamente ubicada en ambientes hostiles y opresivos.  La igualdad tampoco puede realizarse en el capitalismo pues este sistema implica la nivelación de todas las cosas, incluyendo al ser humano -por su valor de cambio- y del dinero, que trivializa la vida interna-externa de los individuos e impide una existencia armónica y satisfactoria.

La libertad no solo es la parte positiva del fenómeno, la igualdad es su condición indispensable, pero el ser humano se afirma en su libre actuar y sentir cuando se acepta que es diferente ante los otros, y ésta será la premisa que le dará sentido a su ser, a su existencia dentro de su condición humana.

Su vinculación (relación) conceptual y funcional con el caminar: Podemos decir que para Georg Simmel, un sociólogo que examinó la interacción entre el individuo y la sociedad, la libertad radicaba en la capacidad de distanciarse de las normas sociales y las estructuras convencionales. El caminar, podría verse como una actividad solitaria que permite al individuo escapar momentáneamente de las expectativas sociales, experimentando una sensación de libertad al estar en movimiento y romper con las restricciones habituales. Por lo mismo, deberíamos caminar pues es afín a nuestra naturaleza humana y por ello, esencial. Para alcanzar la libertad, habríamos de seguir las leyes de la propia naturaleza, es decir, caminando podríamos hacerla visible y también sentir, pues su manifestación es sinónimo de caminar. Caminando diariamente es hacer la libertad perpetua. Nuestra existencia no nos será impuesta por otros.

3.            Schopenhauer, Arthur, “La Libertad”, Premia Editora, México, 1981.

La libertad, según Arthur Schopenhauer (1788-1860), es un estado que busca el ser humano como una entidad y respuesta ontológicas, es decir, requerido por la propia esencia del ser. Lograrlo implica la inexistencia de impedimentos de toda índole y la carencia de necesidades o satisfacción de las mismas.

En función del tipo de necesidades y de dificultades para satisfacer a éstas, el autor define tres categorías de libertad: física, intelectual y moral.

La libertad física se logra voluntariamente en la ausencia de impedimentos materiales. La libertad política es una derivación  -o sección- que pertenece al conjunto de la libertad física.

El autor plantea a la libertad física como el poder obrar ante los impedimentos, y a la moral como el poder querer. La libertad moral es el libre albedrío.

Cualquier categoría podría alcanzarse mediante la ausencia de toda fuerza “necesitante”.

Toda necesidad se presenta ante el ser en términos de niveles o grados para poder colmarlas. Así el grado de una necesidad determina la voluntad ontológica en los actos del ser para satisfacerla.

Según demuestra Schopenhauer todo hecho o fenómeno está regido por el principio universal de causalidad, ninguna cosa ni circunstancia escapa a esta ley que se presenta bajo tres aspectos, los cuales corresponden estrictamente a los cuerpos inorgánicos, vegetales y animales, respectivamente: la causación, la excitación y la motivación.

En la causación los cuerpos están sometidos a transformaciones físicas, químicas y mecánicas.

La excitación es la forma más representativa del reino vegetal, pues los cambios o las modificaciones que experimentan las plantas se generan por medio de esta función.

La motivación es la forma de causalidad exclusiva de los animales, incluido el ser humano. Es la respuesta que se origina por medio del entendimiento (dependiendo del nivel de inteligencia en la escala animal), pues responde además de las otras dos categorías a un requerimiento de comprensión para analizar, apreciar y elegir deliberadamente para satisfacer sus necesidades.

En esta categoría, la excitación es complementada por una facultad superior que se manifiesta como respuesta a los motivos (en los animales exclusivamente sensibles;  en el ser humano sensible y con pensamiento abstracto). Cada respuesta está provocada por un motivo, el cual al ser éste conciencializado -en el ser humano- se transforma o convierte en voluntad.

En esta voluntad, en esa capacidad de elegir se establece el poder del libre albedrío, pero para Schopenhauer es una libertad relativa. Como no existe el poder absoluto del yo consciente sobre la voluntad, no puede existir la libertad absoluta.

El autor dimensiona el carácter humano como individual, empírico, invariable e innato, y con ello patentiza que esa desemejanza es irreconciliable con la existencia o la posición del libre albedrío, en la que un hombre puede actuar igualmente de dos maneras opuestas. El ser no nato que al no tener conciencia se podría pensar que no tiene necesidad y por lo tanto: ¿es libre o no? Se puede argumentar que es libre en tanto que él no conoce sus necesidades, sin embargo, es el ser más dependiente y más constreñido en tanto que depende en absoluto de la madre.

Schopenhauer describe algunos pensamientos de filósofos anteriores a él y de otros seudo-pensadores sobre la doctrina del libre albedrío y de la misma manera  toma en cuenta las posiciones de ciertos teólogos al respecto. Se centra en esos argumentos de sus antecesores los que analiza frente al razonamiento de que si Dios creó todo, inclusive al hombre, entonces cualquier actitud (o decisión) de éste -considerando la relación de causalidad y de necesidad-efecto-, no es responsable de ella y por lo  mismo no existe el libre albedrío, ya que la voluntad no tendría libertad de poder para desear ni para no desear. Schopenhauer menciona que esta situación condujo a la iglesia para apoderarse de esta problemática y determinar que Dios le había concedido -por su gracia divina- al ser humano el libre albedrío, por medio del cual el hombre puede actuar libremente a favor o en contra de sí mismo.

Schopenhauer, reconociendo la doctrina kantiana sobre la coexistencia de la libertad y la necesidad, concluye que la necesidad empírica de actuación del ser humano coexiste con la libertad trascendental, con esa libertad que no es parte de la experiencia. Ha sido un error el atribuir la libertad a la acción, ya que el ser humano realiza sus actividades obrando bajo una necesidad que lo condiciona.

El hombre busca ser lo que desea y quiere, y lo que hace es en función de lo que es. Para Schopenhauer la libertad existe en el hombre pero fuera del dominio de sus acciones individuales y sólo puede ser entendida en su esencia trascendental.

Su vinculación (relación) conceptual y funcional con el caminar: Podemos decir que Arthur Schopenhauer, como filósofo consideraba a la libertad como un ideal inalcanzable debido a la naturaleza impulsiva e instintiva de los seres humanos. Para él, la verdadera libertad consistía en liberarse de los deseos y las pasiones: el hombre puede actuar libremente a favor o en contra de sí mismo. Hablar de libertad es hablar de la esencia del ser. Lograr la libertad implica sortear impedimentos de toda índole y la satisfacción de las necesidades naturales del individuo. El caminar es una práctica natural, por lo tanto, caminar es libertad. ¿Qué tanto conocemos esa necesidad de caminar en nosotros mismos? Conocer esa necesidad nos pondría a caminar de inmediato, su práctica podría ser vista como una manera de liberar temporalmente la mente de las preocupaciones mundanas, permitiendo un respiro de los deseos y las ataduras que Schopenhauer consideraba que limitaban la verdadera libertad.

EPÍLOGO

Existen 2 senderos existenciales: uno, que nos conduce hacia la libertad y el otro que se opone a ella. Caminemos por el primer sendero y orientémonos hacia nuestra libertad natural.

(1) Loya Pinera, Rodrigo & Loya Lopategui, Carlos, Visitando el interior de las obras de los grandes pintores, EMULISA, México, 2023. Distributed by Amazon, available in Kindle Edition.

(2) Loya Lopategui, Carlos & Edel C. Piñera,  Relatos Evanescentes, EMULISA, México, 2009. Distribuido por Amazon, disponible en Kindle Edition.

(2) Loya Lopategui, Carlos, Libertad 103, EMULISA, México, 2009.

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