Me sustraigo de algunos de mis tantos caminos que utilizo para transitar de aquí para allá -un cuerpo en movilidad-, hacia la conjunción de la totalidad, hacia la pluralidad -también en movimiento, siempre en movimiento-.
Por lo general estoy conforme con la unicidad de ese cuerpo y me conjugo en todo un universo de mis iguales. Es mi propia unicidad, de cuerpo y mente.
Recorro lugares psíquicos y emocionales que regularmente me hacen reconsiderar mi separación (disociación) funcional de la razón, que acelere o retrase mi desplazamiento.
Los caminos que de alguna forma observaba transitables, se me transforman –de vez en vez- en oscuridades absolutas y por ello mis logros se transfieren a ciertos desencuentros fallidos; sin embargo, algunos de de estos desencuentros son pruebas perpetradas y consumadas, que las he emprendido para transformarlas en victorias, ante la presencia de la conciencia, lo que procura una reiniciación hacia el regreso, hacia puntos de inicio, por una posible esperanza de encontrar mayor iluminación en las diferentes vías elegidas, para rescatar lo que se ha perdido por la obstinación de ella, de la razón. Varios son los momentos cruciales en que me cuestiono si debo negarme a los llamados de alguna ayuda “extra-natural”.
Pero el cometido no es nada fácil, pues los umbrales de regreso se vuelven indefinidos y no deseo más retornar al mundo cotidiano del raciocinio.
Por ello, constantemente intento complementarla, a esa razón desorientada, o a sustituirla, ya que ha fracasado en la consecución de los ideales humanos: la tranquilidad, la felicidad y la libertad. Ahora es mi turno.
Una Colina o elevación del terreno sería una representación de los distintos escenarios de comportamiento de nosotros dos, dos funciones mentales, que puede servir de analogía figurante de las conductas y movimientos, formas sutiles del comportamiento humano.
La Colina es el punto más elevado que se observa en todo el horizonte dominado por el espíritu. Por diferentes derroteros de la existencia, puede desde ese punto descender y volver a subir, transitando por los aspectos más extremosos de la tragedia a la comedia.
Me gusta subir por una colina… pero… ¿escalar una montaña?
Colina …hacia arriba y Colina …hacia abajo, son manifestaciones del ser, que se desenvuelven en un mismo tema mítico, arquetípico.
Colina hacia abajo es una representación de esa parte del ser que en su experiencia ha asimilado aquellos sucesos que de alguna manera lo han formado o deformado. La tragedia es la manifestación artística que se asocia a este tema mitológico, arrancado como una revelación del inconsciente. Así, la tragedia, como la fragmentación y la vuelta a la configuración (la unión) de las formas arcaicas (arcaizantes), es un camino cuesta abajo donde el sufrimiento permite la reconstrucción de las imágenes arquetípicas.
En la comedia, representada en Colina hacia arriba, el inconsciente busca el equilibrio y manifiesta su exultación (gozo) y deja atrás la tristeza para otros momentos, donde el señor tiempo se regodea.
A través de estas dos fragmentaciones se plantean los obscuros senderos por donde transitan “algunas” partes de la mente y por la experiencia trágica o agradable (placentera, grata) que se suscita en cada una de ellas, el espíritu trata, a su manera, de evitar que se dispersen, ya que está cierto de que si se sigue (continúa) por el camino racional, bastante accidentado, sólo llevará al ser a desunirse más, a fragmentarse más, y por ende a la desintegración del yo interior. El inconsciente ya no está dispuesto a permitirle a la razón una oportunidad más; en su manera especial de participar (actuar), intenta mostrar las emociones, desde aquellas elementales hasta las más complejas, como parte integrante de las capacidades superiores de la psique: las facultades estéticas, intelectuales y religiosas.
A manera de un disparo que mueve esas capacidades superiores como resultado de la pugna “real” que se suscita con la parte consciente. Esta contienda del espíritu es la que permite la evolución humana hacia formas más elevadas del ser, como es el arte; pero también lo involuciona cuando sus resultados no son positivos para el ser.
Así como la confrontación entre estas dos entidades (el consciente y el inconsciente) genera dificultades y estados patológicos de la mente, al bloquear (impedir) el flujo de evolución (desarrollo favorable) quedando atrapadas y reprimidas en el subconsciente, así mismo dan lugar a estados mentales superiores, ya sea de manera intelectualizada (las ciencias) o sublimizadas (las artes).
Mantenerse alerta todo el tiempo es agotador. Realizar una pequeña pausa (respiro, descanso) en medio del camino sería suficiente para recuperar mis energías perdidas.
La calma permite al cuerpo aletargado despertar a la realidad avasallante y encontrarse con su propio sufrimiento y regresar al umbral de mi mundo inconsciente, hallándose al paso del tiempo, con su irrealidad y recrearse a si mismo en un instante fugaz.
La alteración en ese momento genera ascensos y descensos por distintos senderos, que conectan a unos y a otros, pero que no logran hacer coincidir a la razón conmigo, en esos momentos (tiempos) huidizos.
Uno está dominado por la tragedia y el otro busca la compensación de la circunstancia, y todo se desarrolla en una conciencia dormida, que en su extravío, la inconsciencia quiere manifestarse para excitarla.
Los sistemas hormonales son los mejores ayudantes que disponen tanto la conciencia como el inconsciente para fortalecer y defender tanto la parte fisiológica como la mental del ser.
Quizás las hormaonas que tienen una vinculación estrecha y directa con las funciones psíquicas, son de las que deberemos estar más atentos y tener mayor cuidado de su funcionamiento. Gracias a este tipo de hormonas, se logra disfrazar y ocultar casi todos los apetitos por los cuales esa parte sutil muscular que enriquece el alma, llega a desgastar el espíritu y nos ofrece un sufrimiento desmoralizante. Es decir, la participación hormonal le permite al ser humano sobrellevar de un modo menos agresivo los aspectos psicológicos que constantemente le están afectando, ya sea por los estímulos del medio físico y social, o por la propia estructura anímica de cada individuo.
A medida que van dejando de funcionar adecuadamente los distintos sistemas hormonales, los vectores estimulantes se vuelven más directos y dañinos (e incitantes) sobre el comportamiento individual.
Este gran sistema hormonal “metapsíquico” es el principal ayudante (asistente, colaborador) del inconsciente individual, y por extensión, también del inconsciente colectivo; nombrado así en este post, porque aún no se puede demostrar científicamente. En este sistema metapsíquico es donde el inconsciente individual extrae la información para definir los trazos y rutas (rutas, trayectos) para “caminar” por los diferentes senderos anímicos del ser.
¿Cuáles y en qué consisten esos caminos por los cuales transito?
Invariablemente y de modo individual camino permenenteente, sin descansar, por diferentes lugares, espacios, formas, para comprender si existe o debe existir esa unicidad en el espíritu, unicidad en la mente del ser, pero sobre todo su participación -de su “movimiento”- de un modo universal.
No soy una sub-función o apéndice de la conciencia.
Tengamos presente que el inconsciente individual se ajusta a sus propias trayectorias, pero a veces se sale de ellas, abandonándolas y se guía por otras construcciones instintivas, transladándose y orientándose según el proceso de la maquinación sanadora. A veces lo encontramos aturdido y se conduce hacia puntos donde la razón los señala como “equivocados”.
Pueden estar estimulados por la conciencia reprimida y el subconsciente dañado; aquella atemorizada; este, atrevido, desenfrenado.
El gran secreto es que el inconsciente se auxilia de muchas maneras, tanto en la práctica individual como en la colectiva. Los sistemas hormonales -el matapsíquico fundamentalmente- son una pequeña parte en lo que lo fisiológico lo apoya, y el inconsciente colectivo lo guía hacia estratos universales, donde el ser humano se puede desarrollar plenamente.
El caminar físico es una analogía del inconsciente, es una realidad. El sistema WALK-RWD es un proceso anímico y funcional que lo apoya real y sublinalmente.
Debemos reconocer que el inconsciente individual no es una sub-función o apéndice de la parte consciente del ser (Posts futuros EL CONSCIENTE Y EL INCONSCIENTE EN LA APLICACIÓN DEL SISTEMA WALK-RWD, AMINAR POR LOS 4 SENDEROS DEL INCONSCIENTE, EL CONSCIENTE Y EL INCONSCIENTE EN UNIDAD, PARA EL LOGRO DE OBJETIVOS, MEDIANTE EL SISTEMA WALK-RWD).