En mi libro “La ruta del Arco Maya”(2010) presento 10 diferentes recorridos por los que sus habitantes en aquellas épocas se comunicaban y se trasladaban de un poblado a otro. Cada trayecto estuvo, en la antigüedad maya, definido por caminos blancos (en maya Cuxan-Sum o Sacbé: sak, blanco; bej, camino).
Las longitudes de estos 10 periplos de caminos blancos (sacbe’ob plural maya de sacbé) varían y en su desarrollo que presentamos, encontramos varios pueblos, que en su época lucían esplendorosos arcos mayas, conservando siempre su estilo “saledizo”, con diferentes formas y tamaños.
Estas redes de caminos son verdaderamente unas “Maravillas del Mundo”. A diferencia de los caminos romanos, los caminos blancos no estuvieron definidos para dirigirse a un centro hegemónico, como lo fueron los del Imperio Romano, sino que obedecieron a las necesidades estrictas de comunicación para el flujo de personas y mercancías, entre todos los pueblos y centros habitacionales de esta nación. Su sistema constructivo como lo podemos observar en las siguientes imágenes, estaba sustentado básicamente en el suministro y colocación funcional del Sascab (en maya Sahkab: tierra blanca).
Una más de los elementos sobresalientes de la región maya era este sistema de comunicaciones mediante los caminos blancos. Eric Wolf comenta en su libro Pueblos y culturas de Mesoamérica: “Cobá es el más antiguo centro teocrático del noreste de Yucatán; su origen se remonta al año 623 de nuestra era (…) contaba con dieciséis calzadas, de 4.5 metros (15 pies) de ancho que unían a la ciudad con los centros de los alrededores. La calzada más larga era de unos 100 kilómetros (60 millas) y unía a Cobá con Yaxuná, no muy lejos de Chichén Itzá”.
Estos caminos se construían con sascab o saskab (en maya Sahkab: tierra blanca), que es un material que abunda en toda la Península de Yucatán, proveniente de rocas calizas, especie de calzadas con un ancho que variaba de 4 a 10 metros (13 a 33 pies), mismas que iniciaban y terminaban en Arcos Monumentales. Representa parte de la conjugación urbanística arquitectónica que se realizó al ubicar esos arcos majestuosos a la entrada de cada uno de estos centros ceremoniales, que estaban comunicados con estos caminos blancos, y que tenían un sentido simbólico espiritual. Todo esto que realizó la cultura maya fue extremadamente grandioso y algo que debemos tener presente es que esos GRANDES CAMINOS BLANCOS siempre unían a ARCOS MONUMENTALES y que fundamentalmente significaban simbólicamente los recorridos que los mayas antiguos realizaban en aquellas tierras del Nuevo Mundo
Con fines informativos, el arco maya se encuentra localizado exclusivamente en la región maya y es originario de esta cultura. Es una estructura construida a base de sillares de piedra a ambos lados de ella, que se van uniendo hacia el centro hasta cerrarse en su punto más alto en una piedra de remate o también llamada piedra clave. Es un arco del tipo acartelado, por ello también se le designa con este nombre. Respecto a su trazado geométrico, podemos identificar al arco maya, según sus distintas formas geométricas, con una docena de los tipos de arco que se manejan en el ambiente actual arquitectónico. La llamada bóveda maya o en “saledizo” utiliza el mismo principio de construcción. Refiriéndonos al significado simbólico del arco maya con el camino blanco se explica como el paso espiritual de un estado a otro que coloca al ser en un nuevo espacio sagrado.
Este binomio artístico arquitectónico cultual “CAMINO BLANCO-ARCO MONUMENTAL” de los antiguos mayas nos permite conducirnos a través de un derrotero espiritual que atraviesa un portal del tiempo para adentrarnos en los distintos momentos que ese pueblo milenario tuvo que recorrer en sus periplos cotidianos, así como cruzar cada arco como umbrales espirituales para utilizarlos en tan diversos usos artísticos y constructivos.
El sacbé (sak: blanco, bej: camino) es un símbolo divino que en la cosmovisión maya representaba la unión de la Tierra con el Cielo, una clara hierogamia. Los caminos blancos o sacbéoob eran representaciones simbólicas de las trayectorias de ciertos cuerpos astrales (simbología astral) y los propios Centros Ceremoniales, que pudieron haber sido definidos por este pueblo astrónomo, en atención y representación de algunos astros. Cobá pudo haber sido un Centro Cósmico donde incidían mayor número de rutas astronómicas, ya que a este sitio confluyen gran número de estos caminos blancos.
En la actualidad se han reconstruido algunas de estas maravillas, conservando sus trazas originales, y se pueden utilizar para recorrer, caminando como los antiguos mayas lo hacían, partes importantes de las regiones arqueológicas, que verdaderamente son un legado cultural muy importante para la humanidad.
DESARROLLO DE LOS CAMINOS BLANCOS Y ASPECTOS CONSTRUCTIVOS
El desarrollo de los caminos blancos en la región maya, se dio al paso del tiempo de manera progresiva. Inicialmente se construyeron para dar servicio dentro de los mismos centros ceremoniales y habitacionales, es decir, entre los mismos edificios que conformaban esos centros. Esta primera etapa se generó en el período de 250 a.C. a 250 d.C.
La siguiente etapa se dio entre los años 250 a 600 d.C., dando lugar a caminos blancos que unían a varios centros ceremoniales y habitacionales, incluyendo sus áreas de sembradíos.
Finalmente, se da la etapa de los grandes y extensos caminos blancos que unen a los principales centros habitacionales de la nación maya, etapa que se da entre los años 600 y 800 d.C. y que se mantienen así hasta la cruenta conquista de los españoles.
La sección de construcción más generalizada fue la forma trapezoidal, como se muestra en la siguiente figura:
Las longitudes de ambos lados variaban según el terreno y las necesidades técnicas de los propios caminos.
Desde luego, dependía de la situación de la topografía del terreno que las secciones variaban, sin embargo, la siguiente en importancia fue la forma triangular:
La carpeta se desarrollaba con el sacab, y variaba en su ancho dependiendo de las necesidades físicas y poblacionales.
También debemos señalar que la elevación sobre el nivel natural del terreno dependía de los accidentes topográficos así como de las corrientes naturales de agua y de algunos cauces y afluentes de ríos que tenían que atravesarse.
En la actualidad se pueden admirar y transitar a pie estos tipos de caminos, debido a que sobrevivieron a las fuerzas naturales y a la destrucción de la mano del ser humano, sobre todo de los conquistadores españoles; y desde luego a la reconstrucción a que han sido sometidos todos ellos. Respecto a la primera etapa se cuenta con diversas localidades arqueológicas que conectan los edificios respectivos:
En una de las ciudades más importantes, Chichén Itzá, estos caminos blancos conectan la Plaza Ceremonial Central con el Cenote Sagrado.
En Labná conecta el Edificio “El Palacio” con la mayoría de los edificios de la parte sur del centro ceremonial.
En Dzibilchaltún, existen tres caminos blancos. El primero comunica la Gran Plaza Ceremonial con el edificio “7 Muñecas”, el cual tiene un recorrido de 450 metros (1500 pies); el segundo conecta a la misma Gran Plaza con el grupo de edificios del Sur, con un desarrollo de 750 metros (2500 pies); y el tercero, comunica también a la Gran Plaza con el grupo de edificios del Oeste, con un desarrollo de 1250 metros (4000 pies).
La segunda etapa estuvo desarrollada prácticamente en toda la región maya que abarca 350,000 kilómetros cuadrados (*), equivalente a la superficie de Alemania, o 3 veces Portugal, o el mismo que Italia.
La tercera etapa está conformada oficialmente, de acuerdo a sus distancias tan grandes, en 5 sistemas regionales: Esos sistemas se pueden localizar claramente en cinco regiones de la Península de Yucatán: el más importante por su longitud que alcanza los 100 kilómetros (62 millas) de recorrido, el camino blanco Cobá-Yaxuná, con un ancho promedio de 10 metros (33 pies), localizado en la parte oriente de la Península de Yucatán, del cual parten otros caminos de la segunda categoría. El siguiente camino blanco en importancia es el Aké-Izamal, que tiene un desarrollo de 30 kilómetros (18 millas) y en algunas de sus partes tiene un ancho de 12 metros (40 pies) y de 4 metros (13 pies) en otros puntos de su desarrollo, localizado en la parte central; el tercero y cuarto tienen la misma distancia de 18 kilómetros (11 millas), uno está hacia la parte norte central, el Uxmal-Kabah, y otro es el Ucí-Cansahcab, localizado hacia la parte nororiental; finalmente, el quinto, Cobá-Ixil, con 20 kilómetros (11 millas) de desarrollo, en la parte oriente.
Este sistema de los grandes caminos blancos son los que en la época moderna se han podido señalar adecuadamente y reconstruir en parte. Enormes distancias se pueden recorrer caminando por estos caminos blancos de la nación maya. Todos los trayectos nos trasladan a esa época antigua y sus grandes destrezas arquitectónicas y capacidades técnicas se pueden observar directamente en este tipo de desarrollos constructivos, así como en las grandes pirámides y el excelso arco maya, en sus distintas variedades artísticas.
Hagamos un esfuerzo e imaginemos alguna vez que estamos transitando por esas selvas mayas con sus edificios y caminos blancos, o bien, hagamos un esfuerzo mayor, y destinemos unos días para vacacionar en esos lares maravillosos, que nos llevarán a cruzar el umbral de los tiempos, practicando un SENDERISMO MÁGICO (Post futuro SENDERISMO MÁGICO. PARTE I).
No lo pensemos más, practiquemos ese SENDERISMO MÁGICO. No hay duda que esa región evoca pasajes mágicos que además de llevar a la práctica nuestro sistema de WALK-RWD, se puede complementar con otros atractivos que le dan mayor forma y sustento a otras actividades colaterales -además de leer, escribir y dibujar-, como son la meditación, la contemplación, el equilibrio emocional y tantas otros aspectos que nos complacen cuando estamos practicando la caminata, que en estos parajes mayas están verdaderamente llenos de magia.
(*) “El pueblo maya ocupó, durante la época de su mayúsculo crecimiento y extensión (siglos IV-X d. C.) un inmenso territorio localizado en México y Centroamérica, alrededor de 350 miles de kilómetros cuadrados. Esta zona comprendía completamente la Península de Yucatán y amplias zonas de los Estados de Tabasco y Chiapas, pertenecientes a México, grandes áreas de Belice y Guatemala, así como una parte de Honduras y una pequeña franja de El Salvador”. Loya Lopategui, Carlos, La Ruta del Arco Maya, EMULISA, México, 2010, p. 14.
CULTURA DE LOS 4 MARES
La nación maya es la única cultura en el mundo antiguo que cuando se estableció en su territorio pudo mirar a cuatro mares. Ahora les llamamos océano Pacífico, Golfo de México, Océano Atlántico y Mar Caribe, y los cuatro perfectamente diferenciables entre sí, pues pertenecen a distintas formaciones oceanográficas. Estas formaciones incluyen la topografía submarina, la circulación oceánica, la temperatura del agua, los patrones de corrientes (con la Corriente del Golfo y la Corriente del Atlántico). Una diferencia entre las fosas, unas profundas y otras más suaves, todos ellos con una amplia extensión de llanuras abisales. El Mar caribe, por ejemplo, consta de una topografía submarina más suave en comparación con los otros 3 mares. Estas características influyen y desempeñan un papel importante en el clima de toda la región Maya. Los 4 mares interactúan con la región e influyen en la temperatura y en los patrones climáticos asociados con cada uno de los 4 mares. También existe una diferencia en la biodiversidad marina y los ecosistemas varían entre los 4 mares.
Los mayas al asentarse en esta región del sureste mexicano lo hicieron para comunicarse con y a través de ellos, por esta razón le hemos designado como la Cultura de los Cuatro Mares.
Esta nación se desarrolló significativamente en todos los órdenes, y desde mi personal enfoque, la ubicación de las tierras que los antiguos mayas eligieron fueron determinantes para su desarrollo cultural.