Desde siempre, recuerdo que cuando caminaba para leer algún documento o libro inmediatamente empezaba a escribir notas y a elaborar dibujos sobre sus páginas. Era un circuito compuesto por estas 4 actividades, notas y dibujos que ilustraban lo que estaba leyendo y aprendiendo.
Debemos tener presente que este proceso de lectura-escritura-dibujos es como una fábrica-almacén que podemos estar llenando y vaciando permanentemente.
Ya he señalado con anterioridad que en el dibujar, al igual que en el escribir y leer, existe un círculo virtuoso, del cual ahora nos vamos a ocupar de explicar y que se expresa en mi Manual para caminar leyendo, escribiendo y dibujando.
Durante la lectura o la escritura se generan imágenes que debemos estar atentos para su captura, comprensión e interpretación.
El proceso que se genera durante la lectura-escritura se puede apreciar mediante una analogía (Manual para caminar, pp. 51-57), y lo recomendé para el caso de generar imágenes y capturarlas mientras se dibuja.
Ahora bien, ¿cuál es tipo de lectura o escritura que podemos desarrollar? Tú mismo irás conociendo cuál son esos tipos y esos géneros que fomenta tu creación artística, en todos los órdenes.
También he señalado, que este proceso es reversible, de ida y de vuelta. En mi práctica me ha sucedido que la escritura alimenta mis pinturas y al tiempo, después de meses o años, esa pintura me inspira un poema o algún cuento; de hecho, algunos de mis bocetos que he desarrollado durante mis caminatas los he utilizado en alguna novela, concretamente, existen varios que estoy utilizando en esta época en la realización de mi novela Diálogos en un lugar de La Mancha.
No obstante esto, lo importante es señalar la fuerza que existe en este círculo virtuoso de lectura-escritura-dibujo que propulsa a nuestro inconsciente a recuperar parte de lo que ha reprimido la conciencia y que aquel lo expone como imágenes gráficas y mentales.
Existe una relación entre estas tres actividades, la de leer, escribir y dibujar, por lo que expondré algunas ideas al respecto, esperando que se produzca un efecto motivador para realizarlas.
Se puede suponer que estas actividades son flujos, y ambos están constituidos por palabras e imágenes, con la consideración de que tienen sentidos contrarios; uno tiene como fuente de origen la mente del individuo, es decir, emerge de ahí, y el otro tiene por destino este órgano, es decir, llega a él.
De ninguna manera deben de considerarse como actividades opuestas, ya que pertenecen a una misma circulación, que se desarrollan en un mismo conducto, dentro del cual se transportan esos elementos fundamentales que son las palabras y las imágenes, así como las diferentes categorías del conocimiento, como son las ideas, proposiciones, conceptos, etc.
Debemos hacer un poco de énfasis en la conceptualización y funcionamiento de este medio de conducción -de dos sentidos-, ya que el conocerlo y comprender cómo funciona, nos permite prepararnos, de una mejor manera para desarrollar estas actividades.
Podemos imaginar un esquema y considerarlo como un círculo virtuoso, es decir, que puede producir un efecto de acuerdo a su esencia material, espiritual o artística, y que está fluyendo a través de la imagen de una “tubería” por donde se conducen los diferentes elementos del conocimiento. Por ella llega, con un sentido, la información a la mente humana, en el caso que nos ocupa, por medio de la lectura, y una vez procesada, debe fluir, en el sentido inverso, saliendo de la mente, mediante la escritura u otro medio cualquiera (oral, pensamiento, imágenes, dibujos, etc.)
Mientras mejor comprendamos el funcionamiento de este círculo virtuoso, mejor podremos avanzar en el desarrollo conjunto de estas tres actividades; las cuales están íntimamente relacionadas, aunque no seamos conscientes de ello, pues la información que llega a nuestra mente, mediante la lectura, se procesa y queda al pendiente de utilizarse. Lo que se procura y provee ella misma es un inmenso “arsenal” que se podrá utilizar para procesar cualquier producto, como podría ser la escritura o también el dibujo. Debo aclarar que todo lo que indiquemos respecto a la escritura lo podemos considerar también atribuible al dibujo, inclusive a ciertas variedades de la plástica.
Ese círculo virtuoso lo podemos idealizar de la siguiente manera. La información que se acumula de esa forma en el punto “A”, por medio de la lectura, es equivalente a una presión en el conducto, que habrá que liberarla en el punto “B”, por medio de la escritura; y a su vez, al ir desalojando esa información en el punto “B”, traerá como consecuencia una necesidad de mayor presión, que debe generarse en el punto “A”.
Por ello muchos escritores afirman: el que lee asiduamente llega a ser un escritor.
LoyaLopategui, Carlos, Diálogos en un lugar de La Mancha, EMULISA, México, 2019. Distribuido por Amazon, disponible en edición Kindle: https://www.amazon.es/dp/B0BSB15WS6