Son 3 los objetivos que me propuse alcanzar en este Post:
1.-Conocer, con la mayor precisión, el potencial que dispone el reino vegetal en su conjunto –los árboles fundamentalmente-, como fuente de salud y bienestar.
2.-Conocer, en lo posible, los beneficios que se obtienen de esta fuente renovable respecto a la salud y el bienestar, y en relación directa con la práctica de caminar del ser humano en áreas abiertas (al aire libre).
3.-Como consecuencia del conocimiento de estos dos puntos anteriores, buscar y lograr una gran motivación para que un mayor número de personas camine y realice esta actividad con más frecuencia.
Los árboles, pilares fundamentales del reino vegetal, desempeñan un papel insustituible en la sustentabilidad de la vida en nuestro planeta. Estos seres majestuosos no solo son testigos silenciosos de la evolución, sino que también actúan como guardianes de la salud y el bienestar de todos los seres vivos. Su capacidad para absorber dióxido de carbono y liberar oxígeno es esencial para mantener el equilibrio atmosférico, garantizando así la respiración adecuada de todas las criaturas en la Tierra. La influencia positiva de los recursos forestales en la salud humana y el bienestar es innegable. La diversidad de especies arbóreas contribuye a la creación de microclimas, mejorando la calidad del aire y proporcionando sombra fresca. Además, la presencia de árboles en entornos urbanos y rurales actúa como un amortiguador natural contra la contaminación sonora y la radiación solar excesiva. Uno de los beneficios más directos y accesibles que ofrecen los árboles es el espacio para caminar y disfrutar de la naturaleza. Las áreas forestales y parques arbolados se convierten en refugios de serenidad donde el ser humano puede escapar del ajetreo urbano y reconectarse con la esencia primordial de la vida. El simple acto de caminar entre árboles no solo promueve la actividad física, sino que también tiene efectos terapéuticos en la mente y el espíritu.
La fitoterapia, el uso medicinal de plantas, también destaca el potencial beneficioso de los árboles. Desde tiempos inmemoriales, diversas culturas han aprovechado las propiedades curativas de ciertas especies arbóreas para tratar enfermedades y promover la salud. Los bosques, en este sentido, son auténticos botiquines naturales que albergan una farmacia verde de gran valor.
La importancia de preservar y gestionar de manera sostenible los recursos forestales se convierte en una responsabilidad colectiva. La deforestación descontrolada amenaza la base misma de nuestra existencia, poniendo en peligro la salud global y el equilibrio ambiental. Reconocer el potencial que ofrecen los árboles como fuente de salud y bienestar es esencial para garantizar un futuro armonioso para todas las formas de vida en nuestro planeta.
Los árboles no solo son testigos de la historia, sino que son arquitectos activos del bienestar planetario. Su presencia reverbera en cada rincón del globo, sosteniendo la vida y ofreciendo un recordatorio constante de la interconexión entre la naturaleza y la salud humana. Caminar entre árboles no solo es un placer estético, sino un acto de gratitud hacia la fuente inagotable de beneficios que estos seres maravillosos nos brindan generosamente.
1.-POTENCIAL DE LOS RECURSOS FORESTALES EXISTENTES
A.-Datos geográficos de la Tierra:
Superficie total del globo terráqueo: 197 millones de millas cuadradas, equivalentes a 510 millones de kilómetros cuadrados = 51,023 millones de hectáreas.
Superficie cubierta con aguas: 139 millones de millas cuadradas
Superficie terrestre: 58 millones de millas cuadradas
Población mundial: 8,000 millones de habitantes
B.-El género vegetal en su conjunto, que se encuentra sobre la superficie terrestre, excluyendo el que se localiza en las aguas, tiene la siguiente potencia:
La superficie de los bosques representa el 27% (4,060/15,000 x 100) respecto al total de la superficie terrestre.
La superficie de bosques destinada al esparcimiento es el 4.6% (186/4,060 x 100) respecto al área total de bosques.
Densidad por habitante:
- La densidad es de 0.023 hectáreas de bosque destinadas a esparcimiento por habitante (186/8,000), equivalente a 230 metros cuadrados por persona.
- La población de todo el mundo cuenta –en promedio- con media hectárea de bosques por habitante (4,060/8,000), equivalente a 5,000 metros cuadrados.
C.-Requerimientos
¿Cuántas hectáreas se requieren de bosque por habitante para esparcimiento?
¿Cuántas hectáreas se requieren biológicamente de bosque por habitante?
Para intentar responder a las preguntas anteriores, se deberán realizar en el futuro mayores esfuerzos para llevar a efecto su determinación; sin embargo, procedamos a cuantificar, lo que en esta era, el reino vegetal –los recursos forestales- está generado en beneficio de la humanidad. Primeramente analicemos qué potencia requiere un árbol para elevar su savia, desde sus raíces hasta la copa, en sus puntos más elevados.
Las parte principales de un árbol:
Considerando un árbol de 10 metros de altura, desde su base hasta el punto más alto, más 1 metro de profundidad –en promedio- de sus raíces:
H = altura = 11 metros
La masa que este tipo de árbol mueve en 24 horas asciende a 0.09 m3. Aunque la savia tiene una viscosidad más elevada que el agua, consideraremos que esta medida representa 90 kilogramos, y de ellos únicamente se considera el 8.5% que el árbol lo mueve hasta las partes especializadas – hojas, ramas, tallos y tronco- para realizar su transpiración y liberarla a su entorno.
M = masa de la savia = 0.007650 m3 = 7.65 Kg
La potencia que se requiere diariamente para que un árbol de 10 metros de altura esparza parte de su nutrientes a su entorno es de 0.019 HP (13.76 watts).
A nivel mundial el reino vegetal esparce 4.73 Kg / Hectárea, por lo que el esparcimiento de modo global alcanza 4.73 x 4,060 Millones = 19.2 millones de toneladas de nutrientes, equivalente a 2.4 Kg/habitante.
A nivel mundial, en un día la vegetación genera una potencia de 0.006 HP/Hectárea, o sea 0.006 x 4,060 millones = 24.36 millones de HP, equivalentes a 18,100 millones Watts, en un día.
2.-RECIBIENDO LA ENERGÍA DE LOS ÁRBOLES
Veamos lo que significa caminar entre los árboles y cómo recibimos su energía.
Cuando camino dentro de un bosque, ya sea por brechas o por senderos accesibles, la caminata me impacta de un modo diferente. Supongo que los árboles despiden algunos olores, gases y ciertas partículas invisibles a nuestros ojos, que impactan a nuestro cuerpo (físico y mental) y le generan un estado más agradable y confortable. Desde luego que deben ser impactos de diferente tipo en el organismo que aumentan la creatividad y las funciones cognitivas. Como si los árboles que nos rodean, cuando caminamos, introdujeran sus efluvios en nuestros pensamientos y cuerpos físicos.
Desde luego que no tengo una fórmula para demostrar esto, sin embargo, estoy plenamente seguro de todo ello, pues siempre he experimentado estos efectos en mi persona cuando realizo caminatas a través de los árboles de un parque o un bosque. Habría que investigar más acuciosamente y con mayor rigor estos aspectos que se generan al caminar dentro en un bosque, al vernos rodeados de árboles y plantas.
Todos mis sentidos –externos e internos- se ven impactados: olfato, vista, tacto (toda nuestra piel), oído, hasta el sentido gustativo, así como los también llamados sentidos espirituales (Orientación, Espacial, Sentido Común, Intuición, Memoria, Percepción, Cognitivo, Imaginación, Fantasía, Muscular, Movimiento, Temporal, Proporciones, Estético: Post EL CAMINAR Y LOS PUNTOS CARDINALES y Post futuro EL CAMINAR Y LOS SENTIDOS EXTERNOS E INTERNOS), se ponen a trabajar de una manera más intensa cuando me pongo a caminar inmerso entre los árboles de un bosque o un parque.
“Un individuo peripatético significa aquel que deambula alrededor de un atrio, parque, patio o paseo. Probablemente se derivó de la palabra “perípatos” que se usaba para designar a un “paseo o camino cubierto”. Puede provenir de “peripatoi” que es como se les designaba a los portales cubiertos del Liceo; pero también esta palabra se utilizaba para designar la costumbre que tenía Aristóteles de caminar bajo las frondas de los árboles mientras leía”.
Probablemente Aristóteles y otras personas sí sabían sobre lo que emanaban los árboles, por ello acostumbraban caminar bajo su sombra.
Insisto (reitero, reafirmo): no tengo ninguna duda de estos efectos mayúsculos que se generan y suceden en mi cuerpo cada vez que me pongo a caminar en lugares donde la densidad de árboles y plantas es elevada.
Tiempo atrás me di cuenta que el pasto y las plantas de mi jardín, cuando las regaba con agua de la toma municipal, no crecían ni floreaban de la misma manera que con el agua de lluvia. Seguramente que los árboles producen y despiden partículas y gases, que el viento incorpora en las nubes, llevando una gran diversidad de nutrientes (naturales y ¿químicos?), los que en su momento se precipitan a la tierra integrados a la lluvia. Así, de este modo, todos los seres del reino vegetal se ven fertilizados naturalmente. Lo mismo seguramente sucede con el mundo animal, incluido el ser humano, pero que no lo hemos todavía descubierto ni asimilado, y menos aprovechado. En el Post CAMINANDO BAJO LA LLUVIA, recomiendo caminar bajo la lluvia, expresando lo siguiente: Aunque eventualmente he experimentado caminar con algo de lluvia durante el día, y además por las noches con “lluvia en forma de rocío”, no tengo muchas experiencias conscientes sobre este caminar bajo la lluvia. Todo indica que debo tomar más en cuenta esta singularidad de caminar, bajo las circunstancias de hacerlo bajo la lluvia. Así pues, empezaré a investigar sobre esto pero sobre todo experimentaré las distintas opciones de caminar bajo la lluvia, e independientemente de ello, yo los invito a experimentarlo de inmediato y démosle más fuerza y poder, a través de esta absorción de energía por el contacto de nuestro cuerpo con la lluvia, a la mente y al espíritu. […]Deberemos experimentarlo para conocer qué repercusiones directas (reales y evidentes) tiene la lluvia sobre el organismo, las sensaciones que provoca, cómo responden nuestros sentidos, y cuáles son los efectos mentales y emocionales (niveles de satisfacción y bienestar) que genera una pequeña caminata bajo la lluvia. Es algo que no acostumbramos realizar, salgamos a caminar un día con una ligera llovizna.
Desde esa fecha en la que publiqué este Post he venido investigando al respecto, y me ha llevado a varios escenarios, uno de ellos es éste, el de los árboles.
De manera sintética he podido descubrir en varias fuentes informativas que los árboles:
- Tienen su propia forma de caminar, aunque siempre están fijos en un mismo lugar, desde que brotan de alguna semilla (Post futuro ¿POR QUÉ LOS ÁRBOLES Y LAS PLANTAS NO CAMINAN?
- Los árboles son compartidos, no compiten entre sí.
- Los árboles están en constante comunicación entre ellos, de la misma y de diferente especie, para alertarse de factores nocivos externos (medio físico, animales, insectos, etc.).
- Sus raíces son el mecanismo superior de orden y funcionamiento de los árboles.
- Las hojas son los motores que nos hacen llegar los nutrientes que auto-producen.
- Sus aliados más importantes son los hongos en todas sus variedades y tamaños, macroscópicos y microscópicos.
- Tienen su propia forma de respirar, y cada vez que lo hacen sustentan la vida en todo el planeta, a varias decenas de miles de kilómetros de su lugar donde se encuentran asentados.
- Tienen su propia forma de pensar, pero lo realizan únicamente para ayudar a los seres que se encuentran en su propio espacio.
- Tienen su propio modo de caminar y lo realizan para el provecho del resto de las creaturas que los rodean.
- Tienen su propio sistema circulatorio y únicamente suelen compartir y no competir con seres de su propia especie.
- Tienen su propio sistema de memoria que les permite tener siempre presente aquellos aspectos beneficiosos para su especie, así como los dañinos.
COMPARTIR, NO COMPETIR
La fórmula de los árboles es aquella que se ha mencionado desde la antigüedad, pero pareciera que somos sordos: Compartir, NO competir, Colaborar, NO rivalizar; sin embargo, los antiguos griegos empezaron a tratar de borrar esa fórmula de nuestras mentes, esa la de cooperar (Posts JUGAR Y CAMINAR-PARTE I. NO A LA COMPETENCIA, SÍ A LA DIVERSIÓN, EL JUEGO Y EL SISTEMA WALK-RWD-PARTE II. NO A LA COMPETENCIA, SÍ A LA DIVERSIÓN).
El reino vegetal es cooperativo por naturaleza. La palabra “vegetal” se usa a veces de modo peyorativo: “es un vegetal” se dice, tratando de significar que no se mueve, que no actúa, que no realiza. Sin embargo, a nivel planetario quizás sea –después del agua- el que más participa para revitalizar la vida sobre la tierra, y para que el ser humano continúe existiendo.
La palabra vegetal viene del latín vegetabilis, vegetalis que significa crecer; que son seres capaces de germinar, desarrollarse y multiplicarse. Esto también para el reino animal; sin embargo, quizás en los vegetales el vocablo de multiplicarse sea tan fuerte que le provea de una fuerza más universal que irradia al resto de los entes terrestres, y más entre sí mismos.
Comentemos un caso de ayuda entre los mismos árboles mediante sus raíces.
Si analizáramos desde el punto de vista de “estabilidad” de los cuerpos, podríamos encontrar una relación entre su altura, tronco (grueso) y las raíces (longitud, extensión y profundidad).
Esquemáticamente podemos ilustrar esto con las figuras siguientes:
Raíces más grandes, generan árboles con mayores alturas
Existen algunas especies de árboles que se fortalecen mediante el entramado de sus raíces, aumentando con ello su soporte; lo que les permite crecer a mayor altura.
Se conoce de ciertas especies en los bosques y selvas que si existieran aisladas, no crecerían más allá de un tercio de la atura que alcanzan, ya que sus raíces no los soportarían a una altura mayor. Por ello, se desarrollan en comunidades de la misma especie ayudándose mutuamente –una colaboración de raíces: entramado radical- debido a que sus raíces se entrelazan formando una red tal que amplían su soporte de estabilidad en su base, aunque sus raíces no son ni muy extensas ni muy profundas.
El entrelazar sus raíces, genera una ayuda mutua en varios órdenes; y una de ellas es que los árboles logran crecer con mayor altura.
Esa colaboración recíproca se puede observar en el entramado de las raíces, donde la base de sustento se amplía en longitudes considerables, según sea el área de germinación (gestación, brote) porque las distancias entre un individuo y otro, por lo general son muy cortas, ya que se encuentran muy próximos unos de otros, como si se acomodaran bajo un sistema planeado, en tiempo y de acuerdo a sus propios desarrollos.
Raíces pequeñas: árboles pequeños, raíces grandes: árboles grandes. Excepción que se realiza cuando algunas especies colaboran entre sí para sustentarse mejor, aunque tengan un desarrollo pequeño de raíces, pues crean plataformas radiales que aumentan su estabilidad, por lo que alcanzan grandes alturas, que de otro modo no lo podrían lograr.
Se comunican entre sí, para compartir y ayudarse también en otros aspectos. Utilizan un mecanismo de información a través de sus conexiones de sus raíces: una importante red subterránea de raíces. Se ayudan en cuanto a las amenazan que tienen de elementos agresivos de distinto tipo y de intercambiase substancias. En este escenario de alimentarse intervienen hongos y bacterias que se encuentran en el subsuelo, llevando a cabo una simbiosis entre todos que se retroalimentan biunívocamente; los hongos y bacterias alimentan a las plantas y estas a ambos organismos, un sistema completo e integral.
Esta ayuda recíproca, se logra también entre los mismos árboles de la misma especie y entre individuos de distinta especie.
PROPAGACIÓN DE LA ESPECIE
Una de las funciones que persigue el animal en general, cuando camina, es la de propagar su especie, siendo que busca su alimento, cobijo, su pareja, etc., para sobrevivir y ello es el primer paso para lograr su permanencia en la tierra y lograr trascender su especie.
El árbol –y casi el cien por ciento de cualquier otra especie vegetal-, para lograr su propagación, realiza cualquiera de las 2 siguientes funciones. Una de ellas es producir sus semillas y derramarlas en la tierra, ya sea de manera próxima a él, o ayudándose del viento las proyecta a cientos o miles de kilómetros de su sitio permanente. Lo mismo sucede –en menor escala- apoyándose del agua, ya sea por corrientes de agua grandes o pequeñas, o el agua de lluvia que las acarrean lejos del entrono primario. La otra gama de acciones es dejar caer una de sus ramas sobre el suelo, ya sea desprendiendo un tallo joven de su cuerpo principal (esqueje) o sólo dejándola doblar para hacer contacto con la tierra (acodo) y dejarla para que eche raíces, naciendo y desarrollándose así una nueva planta de su misma especie.
Quizás su caminar para propagarse es muy lento, pero sí lo lleva a cabo a su manera, del modo que he descrito.
POTENCIA Y PROCESAMIENTO DE NUTRIENTES
Ahora, veamos cuánta energía se genera cuando caminamos.
La energía que es generada por la vegetación en un día –como ya vimos- asciende a 24.36 millones de HP, equivalentes a 18,100 millones Watts, en un día. Ahora bien, si todos los seres humanos caminaran todos los día, durante una hora, en el mundo, generarían el 1.89% de esa energía.
La Transpiración de las plantas es el momento vital en el que nos empiezan a esparcir, transferir y transmitir sus nutrientes. Seguramente este punto representa, de todo su proceso de generación de su auto-alimentación, la eliminación de excesos o desechos que le han permitido alimentarse durante un período de tiempo.
Esta transpiración alcanza los 0.004729911 m3/hectárea/día, lo que a escala mundial representa una emulsión de 4,060, 000,000 x 0.004729911 = 19.2 millones de metros cúbicos que se esparcen en la atmósfera terrestre por transpiración de las plantas, cada día.
En el siguiente cuadro se presenta la potencia que realizan tanto los árboles como los pies de un ser humano, normalmente durante su vida. Una comparación que nos permite advertir el gran potencial que está oculto a nuestros ojos, pero que se realiza todos los días en nuestro entorno vital.
Según los datos del cuadro anterior, lo que producen de FUERZA nuestros pies en su desempeño de caminar, al conjugarse con el resto de los elementos de las extremidades inferiores, para producir una potencia de 9 Watts o sea 0.012 HP, se requiere caminar 30.45 Kilómetros o 18.91 Millas para desempeñarse igual a una bomba de agua durante 60 segundos de trabajo. Un árbol de 27.5 metros de altura realiza la misma potencia durante 9.45 días de su vida. Este árbol vive 30 años en promedio, por lo que podrá realizar esta operación 1,158 veces durante toda su vida, lanzando sus substancias benéficas a su entorno.
DISPERSIÓN DE NUTRIENTES
- EL VIENTO Y EL AIRE
Se señala esa capacidad que tienen los árboles para subir todas esas substancias que procesan –FLECHA ROJA-, tomándolas del suelo mediante sus raíces y del medio ambiente con sus hojas, troncos y tallos, hasta las partes más altas de ellos, y son las hojas por las cuales ya procesadas las desalojan al medio exterior, diseminándolas a lugares -con la ayuda del aire y del viento- hasta cientos de kilómetros apartados de su sitio permanente.
Huelga calcular la capacidad que tiene el viento para arrastrar esas partículas lejos de los entornos inmediatos donde se localiza el árbol, un desplazamiento que logra colocarlas a decenas, y a veces, a miles de kilómetros; así mismo, la capacidad que se observa en la atmósfera que permite mantener suspendidos esos compuestos esenciales en el aire durante horas, días y meses, por las mismas características y propiedades de estas partículas. Capacidad que tiene el viento por sí mismo y además ayudado por los mares y océanos.
- EL AGUA Y LA LLUVIA
Expresamos en un Post anterior: “Deberemos experimentarlo para conocer qué repercusiones directas (reales y evidentes) tiene la lluvia sobre el organismo, las sensaciones que provoca, cómo responden nuestros sentidos, y cuáles son los efectos mentales y emocionales (niveles de satisfacción y bienestar) que genera una pequeña caminata bajo la lluvia. Es algo que no acostumbramos realizar, salgamos a caminar un día con una ligera llovizna” (Post CAMINANDO BAJO LA LLUVIA. PARTE I).
Es normal que la lluvia contenga parte de esas substancias que los árboles diseminan constantemente, por ello las podemos recibir a través de este medio hidrófilo.
También expresamos en el Post CAMINAR DESCALZO. PARTE I: “Es recomendable acostarse durante unos minutos de espaldas y también de frente al suelo; y después rodarse sobre él, cuidando no lastimarse, haciéndolo con cuidado y lentamente; con ropa adecuada. Mientras más contacto directo hacemos, durante nuestras caminatas, con nuestra “tierra”, más fluye la energía dentro de nosotros. Los invito a caminar descalzos de vez en cuando y démosle energía y poder, a través de esta absorción de “savia energética” por el contacto de los pies con el suelo, a todo nuestro cuerpo, a la mente y al espíritu”. Recomendaba un contacto con la tierra, y ahora también con el agua de lluvia, para recibir esa “savia energética”.
Las corrientes de agua contienen parte de esos nutrientes. Además, también sabemos que existen fuentes de agua donde estas contienen ciertos componentes benéficos para la salud, siendo que contienen además algunas sustancias provenientes del subsuelo.
Es algo común encontrar publicidades donde ofrecen o recomiendan tratamientos a base de ciertos lodos que contienen substancias milagrosas, y seguramente que están compuestas de esas “savias energéticas” provenientes tanto del reino vegetal (orgánicas) como del mineral (inorgánicas).
El impacto benéfico que general el Reino Vegetal en la salud y el bienestar del ser humano cuando camina al aire libre lo hemos explicado a través de este segundo apartado, no obstante, existen otros beneficios los he señalado en un sin número de Posts desde hace 5 años.
3.-INDUCCIÓN Y MOTIVACIÓN PARA QUE MÁS PERSONAS CAMINEN Y REALICEN ESTA ACTIVIDAD CON MAYOR FRECUENCIA.
Espero que con mis cálculos sobre el potencial del Reino Vegetal y los beneficios que este transmite a cada uno de los seres humanos haya logrado motivarlos para salir a caminar hoy y para siempre.