El caminar es una actividad que, aunque cotidiana, puede convertirse en una experiencia profundamente musical. Nuestros pies, al tocar el suelo, crean un ritmo natural, una percusión que resuena con cada paso. Esta percusión es la banda sonora de nuestra caminata, un sinfín de cadencias que forman una sinfonía única.
Normalmente escuchamos el sonido percusivo (percusión) de nuestras pisadas, sin embargo, en algunas ocasiones es inaudible ese sonido. Las escuchamos en el interior de nuestro cuerpo, no con el sentido auditivo sino dentro de nuestra interioridad corporal. Es un ritmo interior dentro de nuestro organismo. Nuestras pisadas las realizamos con un compás propio (El Compás de las Pisadas). Se ha de pensar que el compás no es un concepto apropiado para la actividad de caminar, porque está reservado para la música. Pues quisiera mencionar y enfatizar que el caminar como una actividad natural (instintiva) sí comprende una musicalización y por lo mismo se realiza marcando un compás. Y es un compás musical percusivo (percusión). Todavía se podría agregar que como percusivo (percusión) no entraña notas; esto sí es cierto. Entonces, todavía alguien más podría preguntar: ¿Es música o no es música? Claro que sí es música y nos hace caminar con nuestra propia y singular percusión musical, debido a que contiene una cadencia percusiva que implica un ritmo (Ritmo y Cadencia), pero también organización y armonía. En música percusiva (percusión) conlleva el ritmo y los períodos de tiempo. Un ordenamiento que conduce a la entonación y armonía. Es la serie de sonido percusivos (percusión) que se realizan de modo normalizado y regular. La cadencia percusiva (percusión) en el caminar implica también el movimiento que se realiza con el cuerpo para acompasarse con la entonación (tonos) que se produce con los pasos. Es la distribución y organización perfecta y normal de los sonidos generados por los pasos y los movimientos del cuerpo en su conjunto. Esa cadencia al caminar puede combinarse normalmente con sonidos, movimientos y pausas, en ambas esferas cadenciosas, que participan de una entonación física y auditiva, en una plena armonía. Es la armonización normal que alcanza el cuerpo al caminar, al realizar los pasos a un ritmo y compás musical.
Cada vez que nuestros pies golpean el suelo (Percusión de Nuestros Pies), producen sonidos que varían en tono e intensidad. Este fenómeno, conocido como la percusión de nuestros pies, se asemeja a un tamborileo constante que marca el ritmo de nuestro movimiento. La música que realizamos al caminar es sutil pero constante, una melodía que acompaña nuestros pensamientos y emociones. Es por ello que el caminar es fuente de sanidad para nuestras emociones mórbidas (Posts LAS EMOCIONES Y EL SISTEMA WALK-RWD; EL PODER DE LAS EMOCIONES; AUTOLIBERACIÓN DE LAS EMOCIONES NEGATIVAS MEDIANTE LA SUGESTIONABILIDAD PROPIA; COMBATIENDO LAS EMOCIONES NEGATIVAS CON EL SISTEMA WALK-RWD, SOLUCIÓN A LA PROCRASTINACIÓN).
Este ritmo no solo se percibe externamente; tiene una conexión profunda con nuestro cuerpo, tiene una relación intrínseca con nuestro organismo, en todo su conjunto: físico y mental. El caminar activa varios sistemas corporales, desde el cardiovascular hasta el muscular, promoviendo la circulación sanguínea y mejorando la oxigenación de nuestros tejidos. Además, la percusión de nuestros pies puede resonar con algunos de nuestros órganos internos. Por ejemplo, un ritmo constante y equilibrado puede ayudar a regular la respiración y a estabilizar el ritmo cardíaco, promoviendo un estado general de bienestar.
Las pisadas tienen su propio compás, su propio ritmo y cadencia. Este compás puede variar según la velocidad y la intensidad de nuestra caminata. Un paso lento y pausado puede tener un compás más relajado, casi meditativo, mientras que un paso rápido y enérgico tiene un ritmo más acelerado y vibrante. Encontrar nuestro propio compás al caminar es esencial para mantener una buena salud y disfrutar del acto de caminar.
El ritmo de nuestra caminata se define por la frecuencia con la que damos nuestros pasos. Mantener un ritmo constante ayuda a nuestro cuerpo a adaptarse y a optimizar su funcionamiento. La cadencia, por su parte, es la regularidad con la que se producen estos pasos. Una cadencia equilibrada y natural es crucial para evitar lesiones y para maximizar los beneficios del caminar.
Huizinga en su libro HOMO LUDENS (p. 222), comenta: El mismo ritmo que “contiene” el cuerpo, desde siempre, desde las épocas más remotas, que se ha manifestado en la fabricación de alimentos (época arcaica), de modo instintivo, lo observamos también que lo realiza el cuerpo, de manera inconsciente (imperceptible), en el caminar.
“Los sonidos son unidades eternas que residen en la mente, en la interioridad del ser, entidades que participan en la creación cuando se emiten por la voz o se reciben por el oído. Pareciera que alguien nos susurró aconsejando que el arte excelso, el mejor arte, es el que se realiza con el mayor número de los sentidos humanos. Y por ende, podríamos aventurarnos diciendo que el ritmo en los movimientos corpóreos tiene un efecto profundo y sutil en la preparación de los platillos, Esa facultad, sensación y capacidad rítmicos son determinantes en el ser para ello. No deseo extenderme más sobre esto, pero sí comentar que las actividades que se desarrollan en la cocina, tendientes a elaborar los alimentos, se han realizado desde siempre en compañía (asociación, adhesión) de cánticos y tonadas (tonadillas) de trabajo desde los tiempos más antiguos y en actividades muy primitivas como han sido el majar, moler, cortar, amasar, machacar, combinar, picar, descabezar, cercenar, mutilar, desmochar, rebanar, trinchar, mezclar, hornear, asar, y todas ellas tenían seguramente un compás, un canto, un ritmo, una melodía, que las acompañaban y conducían”.(1)
Es verdaderamente retador y motivante el pensar que podamos caminar al ritmo de nuestros propios compases.
Por lo general, cuando caminamos libremente lo hacemos a un compás que nuestro cuerpo lo define de manera inconsciente. Cuando no estamos condicionados y obligados a un ritmo que lo impone el grupo de personas que van caminando a nuestro lado, o bien el tráfico ensordecedor e impulsor a una dinámica desconcertante, podemos lograr caminar –decimos- a nuestro propio ritmo.
La forma más fácil de tomar conciencia de un compás propio es pensar que nuestros pies pueden lograr un sistema percusivo (percusión) que esté animado por compases que nos animen a hacerlo.
Esa forma será en compases del tipo binario, donde se termine en par, y repitiéndose el compás hasta el infinito; sin embargo, también se podrán realizar compases donde uno de los pies no se asiente al igual que su par, y repitiéndose también este compás hasta el infinito.
“Un hábito particular es un ritmo sostenido, donde todos los actos se repiten igualando de manera bastante exacta su valor de novedad, pero sin perder nunca ese carácter dominante de ser una novedad”, LA INTUICIÓN DEL INSTANTE, F.C.E., México, 1987 (1932 en francés), Gaston Bachelard, PP. 61-62.
El caminar con ritmo es acompasar a nuestro organismo como si instituyéramos (estableciéramos) un compás musical, de cualquier tipo, en nuestra caminata.
Ello nos permite poner en movimiento a todo nuestro cuerpo así como cada parte que lo integra, con una cadencia (compás) mientras caminamos.
Esa cadencia que empleamos (y de que nos valemos) al caminar la hemos aprehendido al paso de millones de años.
“El ser humano es una suma integral de ritmos” (p. 64); “Los cronotropismos serán los que integren los hábitos en esa suma integral de ritmos que forman al ser” (p. 65). LA INTUICIÓN DEL INSTANTE, F.C.E., México, 1987 (1932 en francés), Gaston Bachelard.
YIN & YANG
Podríamos equiparar esta armonía que alcanzamos con la caminata mediante la analogía con el Yin y el Yang chinos (Post EL CAMINAR Y LA SEXUALIDAD), que son dos principios que se acompasan en la vida, y mantienen al individuo, masculino o femenino, en equilibrio -armónico y dinámico- con su contraparte complementaria. (Post futuro EL CAMINO DEL TAO: SABIDURÍA ANCESTRAL DEL CAMINAR).
“El caminar por el lado sombreado de la montaña (YIN) o caminar por el lado soleado de la montaña (YANG)”, Historia de las Filosofías, siglo XXI, tomo I, P. 233.
“YANG: Claro, positivo, masculino, activo. Fuerza cosmológica o principio activo y masculino en el taoismo”. Ver Yin. Jung, Tipos psicológicos, Tomo I, p. 290; Ying y yang en Historia de las Filosofías, siglo XXI, tomo I, p. 233, Tao p. 237, Taoismo p. 255.
El caminar con un compás (ritmo, cadencia) –cualquiera- es un símil de movimiento de equilibrio dinámico, equiparable a mantener el ritmo (compás, cadencia) de la vida (ritmo vital). Ese compás que instrumentamos en el caminar, lo realizamos siempre –consciente o inconscientemente-, a fin de otorgarle a nuestro organismo físico y a sus partes integrantes, una fortaleza dinámica, y así mismo, a nuestra mente un equilibrio estable y armónico.
PIERNAS Y BRAZOS EN EL YIN Y YANG
Ambas piernas las podemos asemejar a esos dos principios naturales: la pierna izquierda corresponde al Yin, es decir, a la mujer, y la pierna derecha relaciona (se refiere) al Yang, al hombre.
Ambas partes se ejercitan mancomunadamente cuando se camina, con un cierto compás.
Por otro lado, debemos señalar que el caminar con nuestro propio ritmo implica una sincronización de diversas partes del cuerpo y fundamentalmente de las extremidades superiores e inferiores. Por ejemplo, la coordinación natural del movimiento de pierna y brazo contrarios, es decir, cuando la pierna derecha está adelantada lo realiza naturalmente con el brazo izquierdo, y cuando es la pierna izquierda se coloca en la parte adelantada del cuerpo la acompaña el brazo derecho.
Como podemos observar en las figuras anteriores, la pierna derecha y el brazo izquierdo se encuentran balanceados hacia adelante, mientras que sus contrarios van hacia atrás, y viceversa.
En términos generales, no es sano que el medio social nos imponga su ritmo en todas sus indicaciones y manifestaciones: en el comer, en el trabajo, en los transportes, en el mismo caminar, etc.; nosotros debemos imponer nuestro ritmo, y con lo primero que tenemos que empezar es caminando con nuestra propia cadencia rítmica, con nuestro caminar propio natural.
ACTITUDES Y ACCIONES PARA CAMINAR EN NUESTRO PROPIO COMPÁS
Para caminar de acuerdo a nuestro propio compás y asegurar que sea saludable, es importante adoptar ciertas actitudes y acciones:
- Escuchar a Nuestro Cuerpo: Prestar atención a cómo nos sentimos al caminar. Si nos sentimos cansados o con dolor, es importante ajustar nuestro ritmo.
- Adoptar una Buena Postura: Mantener una postura erguida y relajada ayuda a caminar de manera más eficiente y evita tensiones innecesarias.
- Respirar Profundamente: La respiración profunda y regular sincronizada con nuestros pasos puede mejorar nuestra oxigenación y reducir el estrés.
- Utilizar Calzado Adecuado: Usar zapatos que proporcionen un buen soporte y amortiguación ayuda a proteger nuestros pies y a mantener un ritmo saludable.
- Practicar la Atención Plena: Estar presentes en el momento, disfrutando del entorno y del acto de caminar, puede transformar nuestra caminata en una experiencia más placentera y significativa (Post CAMINANDO CON LOS ÁRBOLES).
- Variar el Terreno y el Ritmo: Cambiar el terreno (como caminar en parques, playas o senderos) y variar el ritmo de vez en cuando puede hacer que la caminata sea más interesante y beneficiosa (Post CAMINAR DESCALZO. PARTE I. Tipos de suelo).
En conclusión, la percusión de nuestros pies al caminar es una melodía intrínseca a nuestra existencia, una conexión íntima entre nuestro cuerpo y el entorno. Encontrar y caminar al compás de nuestro propio ritmo no solo mejora nuestra salud física, sino que también nos permite disfrutar plenamente de cada paso que damos.
Salgamos a caminar con nuestro propio compás y escuchémoslo cómo palpita.
(1)Loya Lopategui, Carlos, Cocinopea, EMULISA, México, 2011, p. 9