Quisiera comentar un aspecto universal sobre las mitologías. El grado de importancia que un pueblo la ha otorgado a alguna condición humana, fenómeno natural, animales y plantas, o categorías esenciales del comportamiento del hombre y de la mujer, está relacionado, casi por lo general, con el número de divinidades –dioses y diosas- que ha creado respecto a esa inclinación, aversión o repulsión. Es decir, mientras mayor sea el número de esa representación divina, mayor es la importancia, inclinación o rechazo, que ese pueblo tiene hacia esos fenómenos.
Un aspecto fundamental es el del miedo en el ser humano. Podríamos decir que el miedo a los fenómenos naturales, a lo desconocido y a lo extraño, es uno de los elementos fundamentales por lo cual se han creado los dioses en todas las mitologías.
En nuestro tema fundamental de caminar, sin lugar a dudas, todas las mitologías, cuentan con al menos una diosa o dios protector de los caminos, de los viajeros y de los caminantes. Pero así mismo, tampoco el caminar (y sus derivaciones) es de las representaciones que tienen varios dioses en sus mitologías, y es que existen otras condiciones físicas, materiales y espirituales que son más complejas de comprender y discernir, y por lo mismo, se les atribuye mayor importancia, por lo que se requiere un mayor número de divinidades para su atención y observación.
Como no es el único Post en donde estaré comentando sobre algunos dioses y diosas que tienen relación con el caminar, debo exponer –desde mi particular punto de vista- el por qué es importante atender las divinidades con relación con este tema crucial del Blog: el caminar –y sus diversas derivaciones, como son los comerciantes, los caminantes, los peregrinos, etc.
En las mitologías de Occidente aparentemente existen pocos dioses protectores de los caminos.
Hermes es un dios de la mitología griega, hijo de Zeus y la diosa Maia, conocido como el mensajero de los dioses, el protector de los comerciantes y los ladrones, y también como el dios de la elocuencia y los atletas. Era muy veloz y astuto, y se le atribuía la habilidad de engañar a los dioses. Se le describía con un bastón y con sandalias con alas –a veces con un sombrero con alas-, tenía la función de guiar a los difuntos al mundo de los muertos. También se le asociaba con el comercio y la prosperidad, y se le ofrecían sacrificios para asegurar un buen viaje y protección contra los peligros en el camino.
Hermes, aparte de ser el dios de varias representaciones de las acciones y condiciones humanas, es un cuidador, vigilante y protector de los caminantes. Esta función de protección, seguramente encomendada por Zeus, la desarrollaba en la superficie terrestre pero también en el mar y los ríos. Protegía por igual tanto a los viajeros como a pescadores, y a los marineros encargados de atender aspectos de la navegación en embarcaciones grandes, medianas y pequeñas. En los anales mitológicos que he consultado, pareciera que no le gustaban los polizones ni los vagabundos, pareciéndome un poco contradictorio, ya que Hermes era protector de los viajeros y además se distinguió también por sus actos de latrocinio.
Como protector de los caminos y caminantes, también era protector de los comerciantes y peregrinos que se trasladaban por tierra de un lugar a otro, a fin de desarrollar sus actividades comerciales, turísticas, religiosas o como emigrantes.
Hermes era uno de los dioses del Olimpo que más representaciones divinas tenía, las cuales mencionaré por completo a fin de no quedarnos con la sola imagen que era únicamente un dios protector de los caminantes y de los caminos. Fue uno de los principales consejeros y mensajeros de Zeus, Dios defensor de los comerciantes y del comercio, mediador de los ladrones, patrocinador de las artes; asimismo fue el dios del azar y de la casualidad. Creó el sistema de pesas y medidas, con lo cual se perfeccionó el comercio. Era el encargado de Zeus para llevar las almas de los muertos al infierno. Zeus lo comandaba para la reconciliación entre los enemigos, ya que Apolo le había regalado un bastón de oro (una varilla) que tenía poderes para la mediación, el apaciguamiento y la reconciliación.
En el aspecto de la atribución divina del azar, quisiera mencionar a G. Ephrain Lessing en su obra Laocoonte. Expone en el inicio de su capítulo XX, advirtiendo a sus lectores, que: “Prefiero volver a mi camino, si es que uno que va de paseo puede tener camino”, haciendo alarde de su modestia como escritor y pensador (pp. 21 y 203), reconociendo la imagen de Hermes en su facultad divina del azar, como un indicador de que las cosas advienen por casualidad y azar, y no necesariamente por razonamientos, pues lo de él –así seguramente lo consideraba- son reflexiones sueltas que se van exteriorizando conforme van surgiendo en su pensamiento, más que elementos de un estudio estructurado y realizado de una manera orgánica y armónica. Como el mismo pueblo griego seguramente sentía al atribuirle a su Dios esa dimensión divina, del azar.
Como parte de su fisonomía (imagen) se le representaba a Hermes con alas en los talones de los pies o en sus sandalias y con una gorra alada, lo que transmitía una inclinación inmutable a caminar permanentemente, con esmero y ligereza.
Roma, como sabemos, imitaba a Grecia, en casi todo; en el aspecto divino (mitológico) tenía una repetición prácticamente igual al panteón griego, con sus propios nombres. Mercurio era la réplica del dios griego Hermes, y como tal era un dios muy importante para los romanos de aquella época. Desde luego, también era el protector de los caminos y los viajeros. Al igual que Hermes, Mercurio fue un reconciliador efectivo entre enemigos.
Esta personalidad de Hermes –y de Mercurio- como protector de los caminantes y de los caminos reflejaba la importancia que los antiguos griegos daban a la seguridad y la prosperidad en los viajes y el comercio.
Me permitiré relatar varios sucesos del dios Hermes que tuvieron relación con los caminos, con el caminar y con los caminantes.
Zeus quiso saber a ciencia cierta qué tan eficaz era Hermes como mediador y reconciliador, y un día que Hermes estaba caminando por el bosque, Zeus le hizo aparecer dos serpientes que peleaban enardecidas. Hermes que siempre cargaba con aquella varilla que Apolo le había regalado, otorgándole poderes divinos para la mediación, el apaciguamiento y la reconciliación, inmediatamente intervino en aquella disputa. Zeus observando toda la escena, les aconsejó a las serpientes que no dejaran de pelear.
Hermes, dirigiéndose a una de las serpientes, le preguntó: -¿Qué deseas obtener de tu enemiga? ¿Su rendición, matarla o humillarla?
A lo cual la serpiente contestó: -¡Únicamente derrotarla! Pues así seré la única sobre este suelo.
Hermes le respondió: -Pero hay muchas más serpientes como ustedes.
-Únicamente somos dos.
Inmediatamente, le preguntó lo mismo a la contrincante, y le respondió: -¡Deseo aniquilarla para siempre!
-¿Por qué? –le preguntó Hermes.
-Sólo porque no me gusta cómo se arrastra.
-Pero tú te arrastras de igual manera.
-Eso no es cierto. Yo camino erguida.
Ante tal respuesta, Hermes con su vara mágica las entrelazó, y les regaló su bastón, ya que no le serviría de nada ante esas dos respuestas. Las dos serpientes quedaron unidas para siempre, abrazando el bastón, lo que les impidió arrastrarse nunca más, sólo podrían caminar erguidas, apoyándose una en la otra.
Nunca se supo la respuesta de Zeus.
En una historia popular de la mitología griega, Hermes protege a un comerciante llamado Autolycus. Autolycus era conocido por ser un ladrón astuto y habilidoso, pero también se consideraba un comerciante exitoso. Un día, mientras viajaba por un camino peligroso con una gran cantidad de bienes preciosos, fue atacado por bandidos. Hermes, como su protector, intervino y engañó a los bandidos con su habilidad elocuente, permitiendo que Autolycus escapara con sus bienes intactos. Este relato de la mitología griega muestra cómo Hermes, a pesar de su fama como patrón de los ladrones, también protegía a los comerciantes y les ayudaba a tener éxito en sus viajes comerciales.
En otra historia de la mitología griega, Hermes defiende a un caminante llamado Battus. Battus era un pastelero que vivía en la isla de Creta y un día se encontró cara a cara con el dios Zeus, quien estaba disfrazado como un viajero. Zeus le pidió a Battus que le mostrara el camino hacia una fuente de agua, y Battus accedió. Sin embargo, cuando Zeus llegó a la fuente, intentó robar el oro que se encontraba en el fondo. Battus lo vio y corrió para contárselo a los demás dioses. Hermes, que había sido enviado por Zeus para vigilar a Battus, se dio cuenta de que Battus lo había descubierto y lo había denunciado. En lugar de castigar a Battus, Hermes lo protegió y le hizo un juramento a Zeus de que no revelaría su verdadera identidad. Esta historia mitológica muestra cómo Hermes, como protector de los caminantes, defendió a Battus de las consecuencias de su acción de denunciar a Zeus, y cómo su astucia y su habilidad para mantener los secretos lo convirtieron en un defensor efectivo de los viajeros y los comerciantes.
En otra historia de la mitología griega, Hermes defiende a un caminante llamado Iphicles, quien era el hermano gemelo de Aquiles. Iphicles estaba viajando por un camino peligroso y se encontró con Apolo, el dios del sol y la música. Apolo le pidió a Iphicles que le mostrara el camino hacia un templo, y Iphicles accedió. Sin embargo, cuando Iphicles lo llevó al templo, Apolo intentó robar una imagen sagrada que se encontraba allí. Iphicles lo descubrió y corrió para contárselo a los demás dioses. Hermes, que había sido enviado por Zeus para vigilar a Iphicles, se dio cuenta de que Iphicles había descubierto el intento de robo de Apolo. En lugar de castigar a Iphicles, Hermes lo protegió y se enfrentó a Apolo, quien finalmente devolvió la imagen sagrada. Esta leyenda muestra cómo Hermes, como protector de los caminantes, defendió a Iphicles de las consecuencias de su acción de denunciar a Apolo, y cómo su astucia y valentía lo convirtieron en un defensor efectivo de los viajeros y los comerciantes, incluso cuando otros dioses estaban involucrados.
Ahora analicemos la importancia que tiene la creación de divinidades protectoras de los caminos.
Los mitos que se relacionan con el tema de los dioses y diosas que se han creado a lo largo de los tiempos, son abundantes y muy enriquecedores. Sin embargo, no tenemos el suficiente espacio en este Post y en la medida de su importancia los iremos comentando en la serie de Posts que he programado dentro de este tema.
Cada elemento que constituye a los caminos ha sido extraído y considerado relevante por la mente humana: sus recovecos, sus accidentes geológicos, sus puentes, sus vados, sus bifurcaciones, así como sus diferentes beneficios que han otorgado, y decenas más de esos componentes que le han dado forma y simbolismo.
Por lo pronto, trataré de responder de manera sucinta a este inciso.
La respuesta implica dos esferas fundamentales de la condición humana: su parte religiosa y su parte psicológica.
Como en todas las manifestaciones religiosas, esta también descansa en dos aspectos: uno positivo y el otro negativo. La inclinación positiva se le puede denominar amor, cariño, salvación, admiración, liberación, idolatría, despertar, devoción, Iluminación, esperanza, etc.
La contrariedad negativa se le puede denominar duda, odio, dolor, frustración, temor, ignorancia, culpa, etc.
Sin embargo, el caminar si algo tiene negativo es la frustración que uno siente por no haberse colocado en el sendero para iniciar la caminata.
Pero todas las significaciones (significados, acepciones, representaciones, expresiones, signos) positivas las empezamos a encontrar desde el momento mismo en que nos ponemos a caminar, pues empiezan a desfilar en nuestro interior.
Surge de inmediato la respuesta al por qué los pueblos crean divinidades protectoras de los caminos: Porque es esencial esta actividad y los caminos deben estar libres de fuerzas negativas. De otra manera, le eliminarían al ser humano una de sus actividades ingénitas.
Y así mismo: ¿Por qué protectores de los caminantes y demás entes derivados que utilizan esos medios de comunicación? La respuesta es muy similar: porque se ha tenido un profundo temor de perder esa actividad innata.
La parte psicológica descansa en la función inconsciente del ser humano, apoyada por una parte consciente y otra instintiva. Brevemente diremos que el inconsciente trabaja almacenando todos los contenidos reprimidos por la conciencia –deseos, impulsos, temores, etc.- e inclusive también guarda –junto con el ello- los hábitos esenciales del ser (positivos y negativos), así como sus instintos o impulsos arcaicos como al que nos estamos refiriendo. (Post futuro EL CONSCIENTE Y EL INCONSCIENTE EN LA APLICACIÓN DEL SISTEMA WALK-RWD)
La posición psicológica nos orienta a pensar que de modo inconsciente ese temor -mencionado en la esfera religiosa- se encuentra en lo más profundo de inconsciente, debido a que el consciente lo ha estado reprimiendo y por lo mismo no le permite aflorar completamente a la conciencia.
Desde que el ser humano se posó sobre la tierra, estas dos esferas trabajaron a la par, para crear esas divinidades que han protegido tanto los caminos como a los usuarios de ellos.
Recordemos nuevamente lo que Prometeo le aconsejó al ser humano, en aquellos tiempos míticos, cuando se soltó de sus cadenas: “Tu misión es caminar sobre el planeta Tierra”.
La creación de dioses protectores de los caminos en diferentes mitologías se debe –según ya lo mencionamos- al grado de relevancia que los pueblos le hayan conferido a alguna condición humana o a los distintos fenómenos naturales, ya sea como una inclinación o como un rechazo.
El aspecto psicológico fundamental es el del miedo en el ser humano a lo que no comprende, a lo desconocido. Desde tiempos antiguos, los seres humanos han viajado por caminos peligrosos en busca de alimento, comercio y exploración. Estos viajes eran peligrosos debido a enemigos, a los animales salvajes, condiciones climáticas adversas y otros peligros naturales. Como resultado, los seres humanos han creado mitos y leyendas para explicar estos peligros y para mitigar su miedo a lo desconocido.
En estas mitologías, los dioses protectores de los caminos simbolizan la seguridad y la protección durante los viajes. Todos los dioses –masculinos o femeninos- ofrecían una sensación de seguridad y consuelo a los viajeros, a los caminantes, ya que se les representaba como seres poderosos y benévolos que estaban siempre dispuestos a ayudar a los viajantes en la confrontación de esos peligros. Estos dioses también eran vistos como símbolos de la esperanza y la superación de los obstáculos, y su presencia en la mitología podía motivar a los caminantes a seguir adelante y a tener éxito en sus viajes.
La creación de dioses protectores de los caminos en las distintas mitologías es un reflejo del miedo innato del ser humano a lo desconocido y su búsqueda constante de seguridad y protección durante los viajes. Esta categoría de dioses y diosas han servido como símbolos de la confianza y la certidumbre, y su presencia en la mitología motivó a los viajeros a seguir adelante dejando atrás los miedos.
De esta manera, podemos asegurar que existe una relación directa entre el miedo que ha padecido el ser humano a lo largo de los tiempos y la creación de dioses y diosas en diferentes mitologías. Desde tiempos antiguos, los seres humanos han experimentado miedo ante los desafíos y peligros de la vida cotidiana, como desastres naturales, enfermedades, muerte y otros peligros. Para superar estos miedos y para encontrar un sentido a su existencia, los seres humanos han creado dioses y diosas que los representen y les brinden protección y consuelo.
Estos dioses y diosas son un reflejo de los miedos y preocupaciones de la gente (ha manifestado en distintas épocas) en un momento dado y a menudo se les asocia con aspectos de la vida como la guerra, la fertilidad, la muerte, la naturaleza y otros aspectos importantes. Al creer en la protección y la ayuda de estos dioses, los seres humanos pueden superar sus miedos y encontrar una mayor serenidad y confianza en su vida cotidiana.
Así pues, la creación de dioses y diosas en diferentes mitologías es una respuesta a los miedos y desafíos que ha experimentado el ser humano a lo largo de la historia. Estos dioses y diosas brindan consuelo y protección y les ofrecen a los seres humanos un sentido de aliento y optimismo en medio de los peligros y desafíos de su existencia vital.
Mientras más miedo ha tenido un pueblo a ciertas cosas y fenómenos naturales, más dioses y diosas ha creado para protegerse de lo desconocido e incomprensible. En muchas culturas antiguas, la creación de dioses y diosas estaba directamente relacionada con los miedos y desafíos que la gente enfrentaba en su vida cotidiana.
Por ejemplo, en una sociedad que vivía en una zona de terremotos frecuentes, podría haber un dios de los terremotos que fuera venerado y a quien se le pidiera protección. En una sociedad que dependía de la agricultura, podría haber dioses de la lluvia y de la fertilidad que fueran adorados para garantizar una buena cosecha.
Específicamente, la creación de dioses y diosas es una forma de abordar los miedos y preocupaciones de la gente en un momento dado. Al tener una figura divina que los proteja, los seres humanos pueden superar sus miedos y encontrar un mayor sentido en sus vidas.
Desde luego que el Miedo no es el único elemento que lo genera, sino también el Dolor , la Culpa y la Frustración. Todos ellos considerados como la variable indefinida (X) en una expresión algebraica, siendo la religión y sus dioses la variable determinada (Y).
Y = f(X)
Cada una de las religiones y mitologías, con su creación de dioses y diosas, logran mitigar esos padecimientos inconscientes o reales:
Para el Dolor: la Liberación/Salvación
Para el Temor: la Fe/Creencia/Esperanza
Para la Culpa: la Solidaridad/Empatía
Para la Frustración: la aceptación y renuncia
Para finalizar quisiera decir una característica más del dios Hermes en este contexto.
Hermes juega un papel muy importante en este tema del caminar, pues aparte de sus “actividades camineras” divinas, su imagen es muy elocuente con sus alas en sus tobillos (o sandalias) representando la rapidez de desplazamiento en sus caminatas. Las alas no se las colocaron en sus extremidades superiores, brazos y manos, sino en sus pies, y ello lo relaciona con el caminar. Al igual como con todos los dioses que se han creado como protectores de los caminos y de los caminantes, Hermes es una clara respuesta del pueblo griego a ese temor del detrimento, desatención o pérdida de esa actividad innata en el ser humano.
La importancia de Hermes en el contexto mitológico de ese pueblo, lo encontramos en sus múltiples representaciones y su cercanía a Zeus, lo que le asigna el grado excelso a esta divinidad y por ende a los caminos y a la práctica de caminar.
En la medida que vayamos publicando algunos Posts sobre los mitos y elementos que han sido representados de modo relevante en este tema desde las épocas arcaicas, los explicaremos y analizaremos en esos momentos. Sobre el concepto de bifurcación en los caminos, he expresado en el Post CAMINAR, UNA METÁFORA EXSTENCIAL. PARTE 3 DE 4, lo siguiente: “Las bifurcaciones en los caminos (Post futuro SARUTAHIKO, DIOS DE LOS VIAJEROS EN EL ANTIGUO JAPÓN, Dios de las bifurcaciones) son analogías de los momentos cruciales en la toma de decisiones de nuestra existencia”. Por ello en ese Post recomendábamos que nos debemos poner a caminar pues cada caminata podemos utilizarla como una analogía que nos comunica físicamente con nuestro inconsciente, ya que al caminar por cualquier sendero, podemos utilizar cada bifurcación como una metáfora existencial que nos ilumine en nuestras propias decisiones circunstanciales. Ello nos ayudará a comprender mejor y a tomar decisiones en nuestras vidas y también a motivarnos para realizar caminatas diarias.
Nota Final: Con la publicación de este Post terminamos el 5o año consecutivo del Blog WALKREADANDWRITE.