EL SISTEMA WALK-RWD Y EL CENTRO DE LA KAABA

Me gustaría siempre dejar de lado las cuestiones religiosas, sin embargo, a veces me encuentro con temas que debo incursionar en ello ya que tiene una relación muy estrecha con el caminar, como es este caso de la Mezquita KAABA.

No desearía tocar el tema de las religiones en modo abstracto, ni mucho menos hablar de la religión mahometana, musulmana, del Islam, al referirme a la KAABA. No obstante considero que debo hacerme el siguiente cuestionamiento muy específico: ¿Por qué caminar dando vueltas a un centro sagrado?

KAABA

Darle respuesta a esta pregunta me invitó a investigar todo lo relacionado con esta práctica milenaria del Islam.

Veamos hasta dónde he podido indagar, tratando de circunscribirme a los aspectos del caminar.

La KAABA es una mezquita que se encuentra en la Meca, donde los musulmanes (mahometanos, feligreses del Islam) dan 7 vueltas caminando a ese centro religioso de la KAABA. Tanto los hombres como las mujeres caminan juntos, dando esas 7 vueltas al centro de la KAABA.

Vayamos por partes. Veamos el caminar dando vueltas. El realizar vueltas, de cierta manera a un punto central, ya sea psicológica o físicamente, es con el objeto de centrar el espíritu o el pensamiento y poder encauzar la voluntad hacia una transformación de la conciencia (Post futuro EL CAMINAR Y LA CIRCUMAMBULACIÓN). No necesariamente las vueltas se deben realizar de modo físico, sino también se pueden llevar a cabo de una manera mentalizada, es decir, manteniendo la contemplación sobre una imagen, de preferencia concéntrica y simétrica, como son los yantras. El yantra se emplea en las prácticas del yoga tántrico, siendo un mecanismo donde se utilizan imágenes para la meditación, la contemplación y la transformación de la conciencia. (Post CAMINAR Y LEER EN VOZ ALTA). El yantra utiliza los mandala que el inconsciente manifiesta del estado espiritual del individuo, y no necesariamente es una representación religiosa o de una divinidad específica. Mandala en sánscrito significa Círculo. Los mandala representan la unidad de la personalidad del individuo. Estas imágenes que se generan en el inconsciente siempre están referidas a las partes más esenciales del ser y su expresión siempre se manifiesta alrededor de un centro, y todas las demás figuras que lo conforman tienen una correspondencia central significativa.

Estas configuraciones que se generan alrededor de un centro y que se disponen todas ellas concéntricamente de forma radial y simétrica, conforman la totalidad del mandala, los cuales deben ser motivo de un análisis profundo para las personas que los generan. Su función y conocimiento, en este caso de la KAABA, nos puede servir como una representación de estas imágenes inconscientes que durante las 7 vueltas que se realizan alrededor del centro sagrado tiene su interpretación dentro del islamismo como una meditación (búsqueda interior e indagación de la divinidad que todos tenemos dentro), una contemplación (percibir nuestras inclinaciones místicas para buscar el contacto con la divinidad, y así mismo, buscar la reconciliación de nuestras contradicciones en el sí mismo -como lo ha mencionado C. G. Jung-, y tener contacto con nuestros orígenes arcaicos) y una transformación (el mandala en sí es el símbolo que resulta de la práctica que durante milenios se realizaron acciones periódicas y habituales grabándose en el inconsciente y que hacen contacto con los arquetipos, para la transformación de la personalidad del individuo que los evoca).

MANDALA

Según creo apreciar, el centro geométrico del mandala corresponde al centro sagrado de la KAABA. La configuración de la imagen del mandala responde al proceso de caminar las 7 vueltas alrededor del centro sagrado de la KAABA. (No he podido dilucidar todavía el por qué son en número de 7, las vueltas que se dan alrededor de la KAABA).

El mandala es una construcción espiritual inconsciente, es la confesión que realiza el inconsciente de cada individuo buscando una comunicación con su consciente. Una expresión hacia la conciencia pero también buscando una respuesta-reacción de ella. Son diversos los efectos buscados por el inconsciente, a través de esta manifestación: reconciliación, renovación, resignación, sumisión (subordinación), refrenamiento, exaltación, cuidado, lamentación, satisfacción, desagrado, castigar, etc.

Todos los mandala son un signo irrefutable de la unidad –armonía o desarmonía- espiritual del ser humano. La personalidad -o el alma humana, según C. G. Jung- es la entidad que el mandala busca proteger.

En cada mandala existe una figura espiritual al centro –y no necesariamente del tipo religioso- que se supone se debe valorar o al menos contemplar con admiración y devoción. También se pueden observar imágenes abstractas centralmente. La persona que percibe un mandala se siente incluido dentro de él y debe buscar -consciente o inconscientemente- la conjunción de su inconsciente individual con su conciencia; es decir, trascender su situación desordenada o desequilibrada espiritualmente.

En la Mezquita Sagrada, los propios caminantes generan voluntariamente su mandala y de esa manera realizan las 3 advocaciones anteriores (meditación, contemplación y transformación), logrando una confesión del inconsciente, de modo automático, creando un estado espiritual místico natural por medio del cual alcanzan la comunicación con su divinidad. El mandala es la regeneración simbólica de las prácticas y ceremonias arcaicas que en la antigüedad eran acciones habituales del ser humano. De modo práctico podríamos decir que los mahometanos han renunciado a la “espera voluntaria” de la labor del inconsciente para obtener sus mensajes mandálicos, creando y construyendo sus mandalas, utilizando sus propios cuerpos al ponerlos voluntariamente a caminar, para su trazado, pero a la misma vez, utilizándolos como conexiones y mecanismos para la meditación, la contemplación y la transformación de la personalidad, y la comunicación con su divinidad. Señalábamos en el Post EL CAMINAR Y SU SIMBOLISMO que “El caminar es el mecanismo simbólico que tiene por significado el reconformar e integrar el carácter y la personalidad del individuo”

Las tres actividades de meditación, contemplación y transformación, aunadas a la comunicación con la divinidad, que se desarrollan durante esta práctica islamita, al mismo tiempo que sus creyentes caminan alrededor de la KAABA,  tienen una similitud con las actividades de caminar, leer, escribir y dibujar del Sistema WALK-RWD. No estoy diciendo que el Sistema sea una analogía de esta práctica milenaria, ni nada por el estilo, sino simplemente que existe una similitud en cuanto a ciertos efectos y resultados mentales y espirituales.

En sí ¿cuáles son esas relaciones funcionales con nuestro Sistema WALK-RWD?

En principio, la actividad fundamental es el caminar y ello nos coloca en una determinante actitud positiva, que nos hace cavilar que este ejercicio, como ya hemos mencionado, abre la mente, el alma y el espíritu hacia otras dimensiones del ser humano que no se logra si nos encontramos en una posición estacionaria (estática), Post futuro CAMINAR: REY DE LOS EJERCICIOS.

Desde luego que no hay una correspondencia estricta entre las otras tres actividades que se desarrollan, sin embrago, de modo general los resultados funcionales de nuestro Sistema oscilan hacia la introspección, reflexión, el pensamiento, la imaginación, así como a la abstracción, concentración, recogimiento, observación, y también hacia la comunicación armoniosa con la interioridad del ser, contactando con otros diversos estratos mentales y espirituales, así como hacer contacto anímico y empático con otros entes e individuos de la sociedad y medio ambiente que nos circunda.

En este escenario analógico quisiera subrayar otros aspectos que ya he mencionado en varios Posts que refuerzan esta similitud del Sistema WALK-RWD precisamente con los efectos mentales y espirituales.

En el Post ESCUCHANDO A NUESTRO CUERPO MIENTRAS CAMINAMOS nos preguntamos: ¿Por qué causas y razones nuestro cuerpo se comunica? Aparte de su lenguaje físico directo y expresivo, nuestro cuerpo tiene un lenguaje corporal simbólico, el cual debemos conocer y comprender, estando siempre dispuestos a “escuchar” lo que nos está comunicando.

En general, podemos decir que el lenguaje corporal es universal, sin embargo, cada persona tiene algunos rasgos que los diferencian en forma particular.

Ese lenguaje simbólico por el cual se comunica el cuerpo humano es un intérprete fidedigno de nuestra interioridad, de nuestros sentimientos, emociones, pensamientos y de cómo nos sentimos en determinados momentos, tanto física como mental.

Las distintas formas, posturas y desplazamientos que nuestro cuerpo realiza, son respuesta y traducción directa a lo que somos, del cómo sentimos, pensamos y el por qué nos comportamos ante las demás personas y frente al medio físico y social que nos ha envuelto. Se comunica con nosotros a través de su lenguaje “criptosomático” por lo que tratemos de entender ese lenguaje simbólico.

También hemos señalado que el inconsciente individual es un usuario del cuerpo físico. De ese modo subrayaba que: La expresión saludable, aceptable y equilibrada, de nuestro organismo, tanto físico como mental, se genera cuando nuestra parte consciente está ecuánime; la tranquilidad es fundamental. Nuestro inconsciente es un usuario permanente del cuerpo; se comunica a través de él –y de otros medios- utilizándolo para enviar sus mensajes –más o menos encriptados- a fin de que sean captados y atendidos por la conciencia. Mensajes tanto positivos como negativos.

Muy probablemente, esta forma de comunicación son los mandala que son gestados por el caminar del cuerpo físico, programado por el inconsciente individual.

Así mismo en el Post LA SIMETRIA DEL CUERPO, SU EQUILIBRIO Y SU CAMINAR, menciono lo siguiente: “…podemos diferenciar a los ejes físicos-anatómicos de los almáticos o herméticos, como los que observamos en la conceptualización de los CHACRAS. Estos irrigan al cuerpo espiritual a lo largo de un eje también vertical, pero del tipo almático, no somático. Los CHACRAS se mantienen en el mismo eje anatómico-fisiológico (orgánico, somático) simétrico. Cada una de las partes simétricas y proporcionadas, que conforman el cuerpo humano pueden captar la realidad del mundo de un modo específico y distinto a su correspondiente simétrico, y el trabajo conjunto de la pareja, por la percepción armónica simultánea y su asimilación dinámica-energética, nos permite tener una mejor representación completa y única de la realidad exterior”. El eje de los CHACRAS es del tipo hermético-almático (esotérico, sibilino), que nos orienta a desplazarnos de un modo inconsciente pero que tiene una configuración simbólica que habría que traducir, al reunir estos aspectos constitutivos del ser humano.

También en el Post ARMONÍA DEL CUERPO CON LA MENTE comentamos esta forma de construcción inconsciente, pues el Sistema WALK-RWD busca y logra fehacientemente una armonía en general (mente, cuerpo, espíritu y alma), situación que puede extrapolarse a la consolidación de la personalidad y la conciencia. Esto es parte de la comunicación que logra el inconsciente con la conciencia para armonizar el desplazamiento del cuerpo con la función mental y espiritual del ser humano.

Finalmente, en el Post EL CAMINAR Y SU SIMBOLISMO, hemos señalado que el caminar en sí mismo tiene un simbolismo que se puede equiparar con los mandala; es decir, el caminar del ser puede realizarlo y seguramente lo realiza –de modo inconsciente- trazando mandalas. Repito: “El caminar es el mecanismo simbólico que tiene por significado el reconformar e integrar el carácter y la personalidad del individuo”.

Pongamos a caminar a nuestro cuerpo para dejarlo libremente construir sus mandala, en una forma similar a la circumambulación realizada en la KAABA.

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