CAMINANDO CON PROMETEO DESENCADENADO

De todas las mitologías, la griega es para el mundo Occidental la más extensa, diferenciada, excitante y estimulante; por lo que en este universo occidental se suela expresar: “Debemos recurrir a los griegos”.

Por cada uno de los dioses, semidioses y héroes que participan en ella, se describen sendos mitos que son verdaderamente descriptivos del comportamiento humano. Todas las emociones, los sentimientos, actitudes, angustias, entusiasmos, exaltaciones, pasiones, logros, fracasos, victorias, frustraciones y venganzas, están descritos por sus escritores, dramaturgos, ensayistas, poetas, filósofos e historiadores, helenos todos ellos, que al paso del tiempo nos la transmitieron en sus respectivas obras, que a su vez sirvieron para ejemplificar la condición humana, en otros ámbitos como en el psicoanálisis. Es una fuente ilimitada de inspiración y respuestas para los escritores, artistas y preferentemente para los investigadores de las ciencias psicoanalíticas.

De esos mitos, uno de ellos nos interesa presentar, el de Prometeo, con el propósito de comprender en lo posible sus capacidades y destrezas que utilizó para apoyar a la raza humana en su desenvolvimiento, durante aquellos tiempos míticos, donde apenas se empezaba a comprender de su existencia.

Prometeo es un símbolo para toda la raza humana por las luchas que libró para vencer a la adversidad y lograr avanzar hacia su destino, transmitiéndole a la humanidad que debe sobre todo afirmarse como especie, dominando a la Naturaleza. Un cuestionamiento que debemos hacernos en este preciso momento es el siguiente. Ese dominio sobre la Naturaleza puede observarse desde 2 puntos de vista: ¿Es abusando, destruyendo, conquistando, profanando, o por el contario honrando, respetando, admirando, apreciando, compartiendo y restaurando?

Este personaje mitológico era fuente de conocimiento y destreza, que le había transmitido y enseñado el propio Zeus, Rey del Olimpo Griego. Prometeo fue sumamente diestro en todo arte: Astronomía, Arquitectura, Medicina, Matemáticas, Metalurgia, Navegación y en general todo lo necesario que debería saber para cumplir con su predestinación y poder transmitírselo a los seres humanos para que ellos a su vez alcanzaran su propio destino.

Entre los conocimientos que les transmitió a los humanos y que están relacionados con nuestras actividades fundamentales, fueron sobre astronomía, datos astrales, cosmografía, matemáticas y ciertas observaciones importantes sobre el Sol: la medida del tiempo, la guía y orientación astronómica y el fuego.

Respecto al fuego, éste se los prohibió Zeus a los seres humanos por una mala jugada -durante un desafío- que Prometeo le hizo; por ello, éste pidió a Atenea le ayudara a subir al Olimpo para tomar el fuego del mismo Sol, y bajando a la Tierra se los entregó a los hombres. Ambas acciones las realizó Prometeo sin el permiso de Zeus, por lo cual no lo perdonó y lo castigó pidiéndole a Hefesto (Dios del Fuego, Vulcano) que le fabricara unas cadenas irrompibles y que lo sujetara con ellas en la parte más alta del Volcán Elbruz que tenía una altura de 5,000 metros, el cual estaba en constante erupción, y de cuyo cráter emanaba lava y fuego.

Prometeo así encadenado en aquella cima del Cáucaso esperaba a un buitre, que durante el día le atacaba devorándole el hígado, y cuyo sufrimiento se repetía, pues por las noches volvía a regenerarse, reemplazando completamente todas sus entrañas durante el período nocturno, lo que la tortura se tornaba eterna. Fuego y agonía, diariamente.

Respecto al tiempo, su medición se las enseñó a los humanos, desde que empezó a recibir las primeras lecciones directamente de Zeus. Consideró que era importante transmitirles que el tiempo primeramente lo podían medir con los diarios ortos y ocasos del sol. Les permitía contabilizar esos ciclos diarios para calcular sus periplos caminando tras las manadas de animales para cazar su alimento. De la misma forma les enseñó las diferentes fases de la Luna, para idénticos propósitos pero con ciclos más largos.

También les trasmitía las posiciones de los astros, del mismo Sol, la Luna y agregando a Venus como estrella de la mañana y como estrella de la tarde, de las constelaciones y composiciones siderales. Así mismo, el conocimiento de que el sol salía siempre con la misma orientación, el oriente, y ocultándose permanentemente por el mismo punto contrario, el poniente. Lo mismo sucedía con la Luna y Venus, con el conocimiento de un período más amplio: todo se repetía y volvía a comenzar.

Todo ello con el objeto de poderse guiar y orientarse de día, y sobre todo de noche, para poder llegar a los lugares, sin perderse y no gastar demasiados esfuerzos en sus caminatas, para localizar los puntos donde las manadas de animales acudían (Post EL CAMINAR Y EL ARQUETIPO “MAGIA. PARTE I”), estación tras estación, y año tras año. Pero sobre todo poder regresar a sus lugares de origen, cuando así lo necesitaran.

A Prometeo se le reconoció muy lúcido y hábil en muchas disciplinas, pero nunca con el título de Semi-Dios de los Caminantes, sin embargo, las enseñanzas que les dio a los humanos sobre todas estas artes, fueron esenciales para que toda la especie humana se pudiera desplazar por largas distancias hacia regiones que fue ocupando a lo largo de 2 millones de años (Post HOMO-ITER: HOMBRE CAMINANTE. PARTE I, Post HOMO-ITER: HOMBRE CAMINANTE. PARTE II, y Post futuro CRÓNICA DE UNA DESAPARICIÓN ANUNCIADA EN EL PLEISTOCENO). Además de protector de los caminantes, fue el guía y maestro de ellos.

11-PROMETEO-CONQUISTA DE LA LIBERTAD.

Avanzando los tiempos, en la época que va de los 3,000 a los 2,000 años a. C., los Helenos descendientes de Heleno, nieto de Prometeo, a éste se le rendía culto mediante una celebración que se realizaba todos los años, al presentarse Venus brillante como Estrella de la Mañana. Dichas fiestas consistían en competencias de caminatas, cuyo nombre era “fiestas prometeicas” y posteriormente se les llamó simplemente iónicas. Consistían en caminatas con antorchas, que representaban el simbolismo de la resistencia de los pueblos helénicos y de la permanencia del fuego con los humanos, ya que los contendientes llevaban consigo una antorcha alimentada con el fuego directo del Sol, y debían soportar largas caminatas hasta que la antorcha se apagara. Resultaba vencedor aquel competidor que hubiera caminado una mayor distancia. La leyenda cuenta que el trayecto mayor que fue recorrido se efectuó por un descendiente de Zeus, el cual permaneció caminando durante 7 días con sus 7 noches.

El ganador resultó ser integrante de la tribu de los jonios o ioníes, que siempre se habían distinguido por ser grandes caminantes, un pueblo nómada por excelencia, y se consideraban descendientes de Ión (héroe epónimo de la tribu jónica), hijo de Juto y nieto de Heleno, cuyo nombre significa caminante. También cuenta la leyenda que el ganador de la contienda cuya tea había durado encendida 7 días y 7 noches, su padre Zeus, dios máximo del Olimpo, lo había enviado a la Tierra, a la región de Eubea (antes Tesalia y parte del Peloponeso), donde los jonios habitaban, para esta contienda futura. El nombre que tenía en lenguaje jonio, fue el de Greiko (Greeko).

A partir de esa época, los helenos se empezaron a llamar hijos de Greiko (Greeko), pertenecientes a la tribu dominante de los Greikoi (Greekoi: griegos) o del territorio Grekaii (Greekaii: Grecia), y su idioma el Greika (Greeka: griego). Los hijos del fuego permanente y de la resistencia en el caminar, la raza del fuego eterno y del caminar infatigable (Post futuro EL CAMINAR EN EL PUEBLO HELENO-LAS OLIMPIADAS.

Busquemos y reclamemos ese fuego prometeico, pero sobre todo tomemos conciencia de que debemos romper esas cadenas que nos atan al sedentarismo y acompañemos a Greiko en sus caminatas.

Pareciera que el mensaje de Prometeo al ser humano -una vez que rompió las cadenas- fue que su única misión insoslayable que deberá realizar indefinidamente, fuera: “Caminar sobre el planeta Tierra”.

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