abril 15, 2020febrero 27, 2022 por Carlos

CAMINA, NO PROCRASTINES, HAZLO AHORA

Es muy oportuno, creo yo, opinar y aconsejar, en esta etapa del blog, el no posponer invariablemente la actividad de caminar, aunada a la lectura, a la escritura y al dibujo, por aspectos como la falta de tiempo, compromisos, otras actividades más importantes, etc. (Post EL CAMINAR Y LA FALTA DE TIEMPO).

Analicemos el concepto de procrastinar, de modo muy breve.

Para ello debemos partir de que no somos flojos, ni holgazanes, ni irresponsables.

Etimológicamente procrastinación significa postergar para el siguiente día.

Si cada vez que debemos realizar una actividad, la posponemos y la intercambiamos con gusto por otra, haciéndonos sentir mal por no hacerla en el momento que tenemos conciencia de ello, estamos procrastinando.

¿Por qué nos sentimos mal? Porque seguramente la actividad que procrastinamos –posponemos- sabemos, pensamos y sentimos que la deberíamos realizar antes de la que intercambiamos. Nos recriminamos porque posponemos y evadimos realizar esa actividad en un momento que sentimos que debemos realizarla antes de cualquier otra acción.

Permanentemente, todo el ser humano –a cierta edad- sabe que le conviene actuar jerarquizando sus preferencias sobre la atención que debe prestar en la realización de ciertas actividades sobre otras.

Esta prelación (praelatio: acción de poner antes) en las actividades humanas es una costumbre que se va adquiriendo –en algunas personas más, en otras menos y en otras no se adquiere- a medida que nos vamos desarrollando en la vida. Es la preferencia que le otorgamos –acción mental y de discernimiento- a ciertas acciones para llevarlas a cabo, unas antes que otras.

Si esta acción prelatoria es un hecho irrefutable en el comportamiento humano, entonces ¿Por qué procrastinamos? Se ha respondido a ello, de diferentes modos, tanto “a favor” como “en contra”: “Porque la procrastinación es irracional”; “Porque no es mala”; “Porque es una forma de cada quien de administrar su tiempo”; “Porque es algo que hacemos en contra de nosotros mismos, pero de ahí no pasa”; “Procrastinar no es una enfermedad”; “Procrastinar es una enfermedad crónica”; “No se evade la tarea, únicamente se pospone”; “Son estados de ánimo pasajeros”; “Son estados emocionales negativos que coartan las actitudes positivas”; “La procrastinación es la suma de estados de ánimos de inseguridad, flojera, incapacidad, frustración y aburrimiento”; “La procrastinación es un estado de depresión y de ansieadad”; “Procrastinar es sinónimo de aversión a realizar una tarea”; “La procrastinación es el resultado del estrés”.

Todas esas respuestas tienen algo de verdad y en conjunto responden a la pregunta, aunque algunas parezcan contradictorias.

¿La procrastinación, es voluntaria o involuntaria? Es voluntaria, porque decidimos no realizar esa actividad que consideramos más importante que otras.

Esta pregunta quisiera enfrentarla con un ismo que he estado trabajando, construyéndolo y analizándolo en los últimos años, y que he llamado Acronismo; este sistema develador nos permite tomar conciencia del proceso de creación sobre una obra artística, de tal manera que nos evita perder momentos creativos que de modo inconsciente gravitan sobre todo creador artístico. Nos ayuda a indagar aquellos actos y movimientos que afectan ex-ante las actividades de representación de un artista para realizar su obra creativa. Ello nos coloca inexorablemente en un “estado de alerta creativo” procurando no perder ningún instante de creación, es decir, no acceder por ningún motivo a procrastinar de ninguna manera.

Además de lo anterior, también tenemos una claridad de que el resultado, por lo general, después de sortear los resabios de la procrastinación, resultan efectos de tener sentimientos de culpabilidad en nosotros. Es decir, este fenómeno de procrastinación es un círculo vicioso muy parecido a los que he mencionado en escritos anteriores (EL SISTEMA WALK-RWD Y LOS HÁBITOS, y HÁBITOS NEGATIVOS Y CÓMO COMBATIRLOS-CASOS GENERALES), lo que impulsa y espolea mayores índices de procrastinación en la persona.

El siguiente esquema nos ilustra ese círculo de POSPOSICIÓN-SATISFACCIÓN-HÁBITO:

En estos casos de procrastinación podemos evidenciar y confirmar el problema que se les presenta a las personas que desean escapar o huir de la realidad que las asfixia.

¿Es posible que de manera inconsciente se trate de evitar pensar en el futuro y retrotraernos en el aquí y el ahora (en el presente)? ¿O a la inversa?

En primer lugar quisiera mencionar que la procrastinación es un fenómeno de actitud ante la vida, que debemos dilucidar si tienen relación estrictamente con actividades que posponemos por representar esfuerzos a mediano o largo plazo, y por ello elegimos aquellas que son de realización inmediata, aunque existan casos que así lo patenticen.

También debemos considerar, que algunas veces el individuo que procrastina considera –siente realmente en su fuero íntimo- que esas actividades que pospone no le corresponde realizarlas, pues las debe llevar a cabo otra persona y no él, debido a que supone son responsabilidad ajena. Su realización es tan desagradable que utiliza mecanismos, muy personales -quizás sean parte de un estado de neurosis- que le permiten re-enfocar sus actitudes y acciones sustrayéndose de esa responsabilidad. La procrastinación suscita en el sujeto dos sensaciones: una situación de desagrado por no haberla realizado y es por la misma animadversión hacia la actividad que debe realizar; y la otra, una percepción de satisfacción al permitirse aliviarse del compromiso, liberándolo de su realización. Un doble efecto: uno positivo: liberación; el otro negativo: frustración. Esta frustración que siente el procrastinador, nunca es suficiente para llevar a cabo la actividad pospuesta; y la liberación refuerza la procrastinación. Un círculo interminable, como ya mencionamos antes.

Ahora bien, parece que el problema está en el manejar mejor nuestras emociones (Ver escrito LAS EMOCIONES Y EL SISTEMA WALK-RWD).

La procrastinación no es un problema de toma de decisiones, no es un asunto sobre la administración del tiempo, no es abulia, no es holgazanería, no es cobardía, no es una incapacidad, no es una falta de interés; es todo esto como efecto de un estado emocional, pero también es un problema de malos hábitos. Por ello, deberemos enfocarnos, por un lado, a conocer el poder de las emociones, y así lograr liberarnos de las negativas; y por el otro, a romper con los malos hábitos (Ver escrito HÁBITOS NEGATIVOS Y CÓMO COMBATIRLOS-CASOS GENERALES).

Partamos de que el individuo que procrastina debe conducirse hacia un mejor manejo de sus malos hábitos y de las emociones negativas. El procedimiento para combatir los malos hábitos lo hemos presentado de modo general en el escrito HÁBITOS NEGATIVOS Y CÓMO COMBATIRLOS-CASOS GENERALES y de modo particular, para combatir la obesidad, en el escrito COMBATIENDO VARIOS ENEMIGOS CON EL SISTEMA WALK-RWD-LA OBESIDAD. Quizás el problema mayúsculo que se presenta en el fenómeno de la Procrastinación sea identificar la causa emocional por la cual se tiene la actitud de posponer todas las actividades, todo el tiempo, lo más que se pueda. Pero una vez identificada esa causalidad, la aplicación del procedimiento que hemos definido para dar solución a la procrastinación, resulta más cómodo y efectivo.

En los 2 siguientes post sobre la procrastinación, presentaremos –de modo general- cómo lograr identificar las causas específicas para los diferentes casos (Escrito futuro LA PROCRASTINACIÓN Y EL SISTEMA WALK-RWD CONTRA LAS EMOCIONES NEGATIVAS); y en otro más, la aplicación del procedimiento para el rompimiento con la procrastinación, como un tratamiento hacia los malos hábitos (Escrito futuro COMBATIENDO VARIOS ENEMIGOS CON EL SISTEMA WALK-RWD, SOLUCIÓN A LA PROCRASTINACIÓN).

Por lo pronto, intentemos ponernos a caminar y elijamos cualquiera de las 3 opciones que se señalan en la imagen anterior, en la inteligencia de que cualquiera de ellas nos pondrá en movimiento hacia una actividad, procurándonos en todo momento ciertas satisfacciones y será aceptable para nuestra actitud frente a la vida.