DROMOMANÍA.

Esquematizando la posición del ser humano respecto a la actividad de caminar, podríamos decir que su experiencia y respuesta es en tres niveles: le agrada, se resiste a ella o tiene una inclinación maníaca.

Sobre la primera y la segunda posición ya hemos expresado distintas opiniones en los más de una centena de posts anteriores. La inclinación maníaca obedece a una necesidad del tipo inconsciente; sin embargo, también tiene una causalidad física, fundamentalmente del tipo hormonal.

La alteración maníaca en el comportamiento humano consiste en tener una propensión difícil de resistir que nos obliga inconscientemente a cambiar de lugar donde estamos o residimos; es una compulsión inconsciente (obsesión irracional) que nos impele a retirarnos del lugar donde hemos permanecido estables cierto tiempo (t), 1 semana, dos semanas, 1 mes, varios meses, en sí un tiempo indefinido que depende de cada persona que lo padece, y después de cierto tiempo (T) renace ese impulso a nuevamente cambiar de lugar en donde nos encontramos.

Una gran parte de la población que padece este síndrome, lo resuelve viajando, cuando se lo permite su nivel económico y otros aspectos del tipo social y familiar.

Esta inclinación maníaca se le ha denominado de varias maneras, según la época, la escuela, el contexto, la apreciación, el impulso, e inclusive la repulsión a ciertas condiciones sociales y/o familiares: manía errabunda, odomanía, poriomanía, automatización de trasladarse sin control, drapetomanía (escapar), ecdemomanía, fuga disociativa (memoria y percepción), hipermovilidad, y una decena más de designaciones.

Este estado mental es diferente al impulso que todo individuo genera en la edad de la adolescencia y que requiere hacerlo para fortalecer su personalidad (Post EL CAMINAR Y EL INSTINTO DE SALIR DEL LUGAR DE ORIGEN), o al menos en esos años de inicio; sin embargo, vale hacer la pregunta si no se ha generado esa necesidad imperiosa precisamente por no habernos permitido responder oportunamente a este instinto primario de salir del lugar de origen.

El planteamiento que realizo en ese Post, me recuerda un viaje que realizamos 6 jóvenes en el año de 1967 a Monreal, Canadá, para asistir a la Feria Mundial de ese año. M. Basáñez, los hermanos Paredes, los hermanos Margain, y yo, a la edad promedio de los 20 años.

He expresado que se demanda en ciertos momentos algo mucho más intenso, viajar para robustecer la personalidad propia, buscando inconscientemente su desenvolvimiento saludable. Una oportuna salida del lugar de origen nos permite desenvolvernos mejor y buscar nuestra personalidad y carácter propios. Esta es una acción que todos los jóvenes deben llevar a cabo por sí mismos. Este impulso es un instinto que nos impele a viajar, por el sólo hecho de salir de ese sitio donde hemos permanecido largos meses o años; impulso congénito, que nos facilita desarrollar mejor nuestra personalidad, sin lo cual es más difícil encontrar el sentido de la vida, y se retarda alcanzar las metas vitales.

Desde luego que ninguno de nosotros 6, tenía idea de esto. Repito: todo es un impulso a estar fuera de nuestro lugar de origen, del tipo inconsciente, generado por éste.

MONREAL, CANADÁ, 1967

Creo pertinente detenernos un poco en este cuestionamiento porque es posible que muchos de los individuos que padecen la dromomanía en edad adulta se les haya provocado por no atender este instinto, cuando apareció en sus respectivas edades de adolescentes. En esta edad es común que él o la joven se “escape” un fin de semana y lo repita varias veces; ello estará dando muestras de su exigencia instintiva y natural de salir de su ambiente familiar, necesidad a la que hay que darle respuesta de manera oportuna. Como ya mencionamos en el post señalado anteriormente este síndrome puede ser auspiciado por no haber logrado alcanzado la personalidad o bien haber perdido la identidad personal, lo que en parte es carecer del sentido de la vida, sentirse insatisfecho con lo que realiza o con la vida misma: “El salir a caminar no sólo es un impulso físico para ejercitar el cuerpo y dar movimiento a la mente, sino que tiene relación estrecha con algo mucho más profundo del alma: salir para fortalecer la personalidad individual. Ese salir a caminar es una metáfora del inconsciente que busca el sano despertar de la personalidad del ser. La salida del lugar de origen oportunamente –a cierta edad- permite desenvolverse mejor y buscar un carácter y personalidad propios. Definitivamente esta es una acción que todo ser humano –hombre y mujer- debe llevar a la práctica por sí mismo, como decisión propia y alentado por los padres.”

Decíamos en el Post EL CAMINAR Y SU SIMBOLISMO: “Una extrapolación analógica de esto es el viajar, que no es otra cosa que la búsqueda de una experiencia renovadora, el inicio de un cambio que busca llegar a algún lugar; iniciadora de una metamorfosis para la trascendencia. Así, el caminar, como analogía de viajar, significa simbólicamente la necesidad intrínseca de liberarse, buscando una experiencia iniciadora, de cambio. Es un símbolo de trascendencia. Tratar de romper con el status social que le rodea: amigos, compañeros, familia, trabajo, estudios, etc. El viaje es la representación simbólica de una búsqueda para enfrentarse con nuevas experiencias y descubrimientos, liberación, renunciación, expiación. Se genera por un estado natural de descontento con uno mismo y con el medio que nos rodea. Búsqueda de un cambio, exploración del conocimiento de la naturaleza de la vida y de la muerte, para conocer qué hacer con la existencia propia.  Dependiendo del individuo, puede ser un viaje alrededor del mundo, salir de su pueblo, cambiarse de casa, o simplemente realizar caminatas sin rumbo. Todo ello, para trascender interiormente hacia una nueva forma de vivir.”

Por otro lado, el cuerpo humano tiene necesidades que las satisface con su propia generación de substancias orgánicas (Post EL SISTEMA WALK-RWD Y LA AUTO-PRODUCCIÓN DE SUBSTANCIAS ORGÁNICAS), y en lo que respecta a este tema se ha comentado que la SEROTONINA, DOPAMINA ENDORFINA y OXITOCINA son hormonas que regulan ciertas funciones del cerebro. Cuando sus niveles se encuentran bajos, el organismo pierde facultades para tomar acción y ya no desea esforzarse para el logro de ciertas metas y objetivos, tanto en el aspecto cotidiano como en el desacostumbrado.

El caminar –y cualquier otro ejercicio aceptable- es una actividad, que eleva los niveles de estas 4 hormonas, entre otras medidas fisiológicas y de alimentación (Post futuro EL SISTEMA WALK-RWD Y LAS HORMONAS DE LA FELICIDAD).

Respecto a la causalidad física del tipo hormonal –que no es de índole maníaca-, expondremos los distintos escenarios glandulares en varios posts futuros, donde analizamos la relación del sistema WALK-RWD con cada una de las glándulas endógenas y exógenas, y su particular producción de hormonas, y desde luego, con esa necesidad de viajar.

También debemos señalar que la dromomanía se genera por causas emocionales (afectación de los sentimientos), las que, sin llegar a niveles de psicopatía, provocan en el ser humano una necesidad irresistible de escapar, (drapetomanía), de huir, de salir del lugar donde nos encontramos residiendo, y no se diga de aquellos numerosos casos de eludir compromisos, responsabilidades, no afrontar problemas (grandes o pequeños), deudas, obligaciones, contrariedades familiares, etc. Una necesidad emocional de evadir el trabajo (en la oficina o en la fábrica), a los compromisos familiares, pues no disfruta nada ya que puede estar padeciendo una depresión emocional y trata de fugarse.

Analicemos nuestra situación personal y veamos qué es lo que tenemos guardado en nuestro interior sobre el tema de viajar.  Unas preguntas clave, serían: ¿Deseo viajar? ¿En cuál situación me encuentro yo? ¿Deseo viajar solo o acompañado? Las respuestas a estas cuestiones contienen algunas explicaciones muy importantes. Una forma efectiva para realizar este análisis y llegar a una respuesta sincera, acorde con nuestra profunda interioridad, es caminando y poniendo en práctica el sistema WALK-RWD. No lo dude, el caminar nos abre la mente. Cualquier experiencia que obtenemos al caminar es positiva para abrir nuestras emociones positivas y nuestra mente  “Abre tu mente mientras caminas” [“Open your mind while walking”].

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