Cuando la pasión nos abandona, la vida huye de nosotros escondiéndose detrás de ella.
Hemos comentado en el post “LA PASIÓN Y EL TIEMPO CAMINAN JUNTOS” que el sistema WALK-RWD, por sí mismo, crea un apasionamiento por las actividades de caminar, leer, escribir y dibujar, de tal manera que el tiempo transcurre sin darnos cuenta. Afirmamos que el sistema genera un proceso de armonización en nuestra mente y cuerpo con estas actividades, colocándonos en un excelente estadio de entusiasmo y motivación, restándole jerarquía a todas aquellas otras obligaciones cotidianas (sociales, familiares, laborales, religiosas, etc.).
Ahora bien, en este post quisiera profundizar sobre la pasión que se despierta cuando desarrollamos una actividad cualquiera.
Tomemos en cuenta de que existen dos escenarios: aquel en el que estamos alejados de tener alguna inclinación pasional hacia aquello que nos podría llamar la atención por propia decisión racional o bien por condicionamientos externos; y el escenario de las pasiones intrínsecas, cuyas raíces yacen dentro de nosotros desde que nacemos o bien las hemos venido abonando al paso del tiempo, durante los primeros años de vida.
El primer escenario es el más difícil de llevar a la práctica, pues no existen en nuestra naturaleza ninguna inclinación latente por aquello que deseamos apasionarnos.
En el segundo escenario, la labor de prender el apasionamiento es menos dificultoso y únicamente debemos descubrir esas acciones que nos apasionan y proceder de acuerdo al método que describimos para el primero.
Planteémoslo de manera general y posteriormente presentaremos los pormenores de cada escenario.
Siempre podremos encontrar tiempo para desarrollar actividades que nos apasionan. Pero, ¿cómo lograr la pasión en la realización de las cosas? Ya sea que nos encontremos en el primer o en el segundo escenario.
Una persona puede llegar a estar apasionada por realizar (desarrollar) una cierta actividad si logra tener un gran entusiasmo y gusto por realizarla, o bien, ese apasionamiento se alcanzará si llega a aficionarse o a habituarse a ella (get used to it). La afición se consigue cuando se asocia un sentimiento positivo personal hacia su realización (ejecución). En síntesis, el apasionamiento se logra mediante una satisfacción extraordinaria al llevar a cabo una acción cualquiera que te hace sentir bien y satisfecho.
En este sentido, deberemos tener conciencia de lo que nosotros mismos hemos experimentado en relación con lo atractivo o no, con lo satisfactorio o no, que resultan realizar ciertas actividades. Algunas las hacemos con reticencia otras con agrado, pero hay otras, las menos, que las realizamos con pasión.
Decimos que una actividad la realizamos con pasión, o apasionadamente, cuando nos sentimos inmersos en un remanso, nos abstraemos en el tiempo y en el espacio, disfrutamos verdaderamente lo que hacemos y nos aislamos de tal manera, que no tenemos conciencia del tiempo que ha transcurrido ni dónde nos encontramos. Esto es sentir la pasión en la realización de una actividad cualquiera, cuando estamos en el proceso de su realización.
Ahora bien, para aquellas personas que creen no sentir pasión por nada, ¿Cómo se logra el apasionamiento por algo? ¿Existe algún método o procedimiento?
Vayamos al grano de este problema mayúsculo para todo el ser humano y bastante insondable.
Si algo no nos apasiona es que no nos motiva. Cuando sentimos rechazo hacia algo, deberemos concienciar el por qué ese rechazo.
La pasión por ciertas actividades se tiene por nuestro propio ser (segundo escenario). Sin embargo, sí podemos apasionarnos por otras actividades que no nos la despiertan (primer escenario).
La afición es uno de los caminos más directos para lograr apasionarnos por una actividad cualquiera. El otro es el hábito. Mecanismos similares pero no son lo mismo. El hábito es una rutina y disciplina racionales. Ya hemos comentado en el post EL SISTEMA WALK-RWD Y LOS HÁBITOS cómo poder alcanzar un hábito positivo. Expresábamos: respecto a la adquisición de un nuevo hábito se recomienda por lo general la repetición de una acción, un determinado número de veces, y bajo ciertas condiciones idénticas, hasta que se haga inherente al propio ser. Vayamos a su definición: El hábito es la costumbre adquirida por la repetición frecuente de un acto o acción. Simplemente se sugiere lo que está en su esencia de conformación. Es correcto, sin embargo, además de la acción concreta debe considerarse toda la cadena de eslabones que lo conduzcan a su desempeño y adquisición, tomando conciencia de las actitudes y actividades que se ejercen en un ambiente controlado, y del comportamiento conductual de la persona que lo esté poniendo en práctica.
Por otro lado, la afición es una inclinación que se logra cuando le asociamos a una actividad un sentimiento positivo y que se realiza con entusiasmo durante todo su desarrollo. La afición y el hábito positivo, los podemos hacer caminar de la mano.
La afición es un paso previo a la pasión. De hecho, cuando nosotros sabemos que una actividad nos apasiona es porque tiempo atrás nos aficionamos a ella. Tomemos en cuenta que la afición tiene 3 componentes: el gusto, el entusiasmo y el apego. Cada uno de ellos se comporta de modo independiente pero conforman una unidad; es decir, son corresponsables de la acción de la afición.
El procedimiento es sencillo de entender, pero se lleva un poco tiempo alcanzar una afición.
Cada uno de sus componentes debemos cultivarlo para alcanzar la afición requerida y por ende, la pasión.
Si algo no nos gusta, entonces lo rechazamos.
Si algo no nos entusiasma es porque no tiene interés para nosotros, ni nos emociona.
Si no sentimos apego por algo es que nos incomoda o nos es indiferente.
Motivación y pasión debemos alcanzarlos en un mismo proceso, juntos, en un momento exacto, para que logren brotar al mismo tiempo.
Ahora bien, hagamos los siguientes cuestionamientos: ¿Por qué lo rechazamos? ¿Por qué no tiene interés para nosotros? ¿Por qué nos incomoda?
Si respondemos verazmente a estas 3 preguntas y las analizamos profundamente, encontraremos la posible “causa” y nos podremos conocer mejor a nosotros mismos, en cuanto a lo que sentimos y por qué lo sentimos.
Ello nos acercará a la “causa” por la cual no podemos aficionarnos a esa actividad.
Si buscamos en la “causa” aspectos positivos para cada una de las cuestiones negativas, podremos dar un paso firme para acercarnos a ella y empezar a relacionarnos mejor.
Tengamos presente que la afición se logra mediante actos repetitivos que, aunque la conciencia las rechaza, el sistema neurovegetativo (Simpático y Parasimpático) y el inconsciente las recibe y las procesa. Dejémosle al inconsciente y a estos otros sistemas ese trabajo de hacer inherente a nosotros la “causa” y en un plazo no muy largo (3 o 4 semanas) habrán creado en nosotros una afición que nos empezará a transmitir, en un nivel aceptable, la pasión por aquella actividad que antes no nos atraía.
No existe una receta para lograr apasionarse de algo, lograr la pasión por alguien o por alguna actividad; sin embargo, cabe comentar que mediante ciertas consideraciones podemos acercarnos a ella. Por lo general cada individuo guarda en su interioridad una pasión por algunas cosas y que empieza a darse cuenta de ello, hasta que logra tener contacto con ellas. Nadie puede decir a priori que siente una pasión por algo, hasta que tiene la experiencia de su relación personal o el contacto con ese algo.
Ahora bien, comentemos sobre esas consideraciones que podemos tomar en cuenta para encender una pasión por cualquier cosa (primer escenario).
1ª Consideración. Definamos aquello por lo cual queremos apasionarnos.
2ª Consideración. Analicemos aquello (objetivamente), de acuerdo a nuestra experiencia e inclinaciones –racionales y sentimentales- si nos gusta y si no sentimos rechazo por ello. Sería casi un imposible lograr un apasionamiento por algo que no nos atrae, si no nos gusta o sentimos repugnancia (físico, emocional o mental).
3ª Consideración. Elaboremos 2 listas escritas. La primera lista estará formada por los aspectos positivos, buenos, agradables, provechosos, utilitarios, divertidos, valiosos, saludables y benéficos que presenta aquello por lo cual deseamos apasionarnos. Sea una actividad como la jardinería o un deporte, la investigación de un cierto tema, o simplemente contemplar la naturaleza.
La segunda lista estará conformada por sus aspectos negativos, malos y desagradables. ¿Qué sensación nos causa imaginarnos desarrollando esa actividad (nueva o antigua) en mi vida?
4ª Consideración. Pongamos en práctica relacionarnos o contactarnos con aquello que decidimos apasionarnos y observemos nuestro comportamiento respecto a cada uno de los aspectos positivos que enumeramos en la 1ª lista: Cómo nos sentimos, el grado de satisfacción, el cansancio que sentimos, etc., y evaluemos la intensidad de su impacto en nuestras emociones ¿Es muy positivo su efecto sobre nosotros? ¿Qué tanto nos emociona? ¿Sentimos placer? ¿Sentimos pasión? (Post futuro CAMINAR: SINTIENDO Y DISFRUTANDO).
Una vez que hayamos terminado esta evaluación con todos y cada uno de los aspectos de esta lista, revisemos la segunda lista y re-analicemos si estábamos en lo correcto en sus aspectos negativos. Escribamos nuevos aspectos, en ambas listas, o eliminemos algunos. Reconfiguremos las 2 listas.
5ª Consideración. Repitamos lo descrito en la 4ª Consideración, con las 2 nuevas listas. Si no hubo modificaciones, pasar a la sexta.
6ª Consideración. Seleccionemos un solo aspecto positivo de aquello que buscamos apasionarnos, el más positivo y valioso. Cuando mucho 2 aspectos, pero se deben llevar a la práctica de modo separado e independiente, a partir de este punto.
Involucrémonos –disfrutado o no- de aquello que deseamos apasionarnos únicamente mediante el goce –o no- de ese aspecto seleccionado. Observemos nuestra inclinación hacia lo que nos lleva a apasionarnos. Hagamos abstracción del resto de aspectos positivos y sobre todo de los negativos. Sólo disfrutemos de los agradables.
7ª Consideración. (Segundo escenario) Respecto a lo que hemos comentado de que cada individuo desde que nace siente una atracción (quizás apasionamiento) por ciertas actividades, y a temprana edad, de modo inconsciente, logra ciertos hábitos y aficiones que lo inclinan de mayor modo a unas más que a otras, procedamos a descubrir esas pasiones escondidas mediante una introspección para reconocerlas y ponernos en contacto con ellas. El método es muy sencillo, simplemente recordemos qué tipos de juegos o actividades preferíamos, o qué tipo de actividades nos hacían sentir mejor, durante y después de realizarlas; ahí encontraremos nuestras escondidas aficiones, el gusto, el entusiasmo y el apego, y así descubriremos las pistas de nuestras pasiones dormidas.
Una vez identificadas, repitamos el procedimiento desde la tercera consideración a la sexta, para cada una de esas pasiones.
Como un comentario adicional, quisiera decir que la gran mayoría de las actividades que desarrollamos trae aparejados aspectos negativos –o que no son muy agradables- lo que las transforman en situaciones no apasionantes. Si pudiéramos únicamente llevar a la práctica esas actividades, sin esos aspectos desagradables, quizás las podríamos transformar en momentos o acciones apasionantes, todas ellas.
Por ejemplo, una persona desea caminar por la mañana, pero sufre por 3 situaciones desagradables –para ella-, que son: levantarse de la cama, vestirse y trasladarse al sendero. ¿Qué decide esa persona? No caminar. Sin embargo, el caminar para ella es una actividad que la llena de pasión cuando realiza su caminata en el sendero elegido.
Para esta persona, la caminata es apasionante en sí misma, pero no sus actividades colaterales (ex-ante y ex-post).
Como receta general, debemos tomar conciencia de esto que acabamos de reseñar y describir, porque así son todas las actividades humanas. Ninguna actividad se desarrolla prístinamente, todas ellas son confabulaciones de otras, y tenemos que buscar las formas de que las negativas -o no muy favorables- no entorpezcan o dificulten a las que nos apasionan. Concretamente -y siguiendo con el ejemplo-, ponderemos en lo grato del caminar por el sendero, al aire libre, sin condicionamientos, sin prisas, con puros pensamiento positivos. No especulemos en las acciones ex-post, como serían el regreso del sendero a la casa, tomar un baño y volverse a vestir. Pensemos en lo que nos permitimos darnos a nosotros mismos, salir de lo cotidiano, de las obligaciones acostumbradas y que nos introduciremos, por 30 o 60 minutos, en un “túnel aislado”, por donde nos conduciremos a contemplar la naturaleza y a escuchar lo que nos comentará nuestra interioridad en esta ocasión, que quizás no teníamos conocimiento de ello.
LA PASIÓN NOS LLEVA DE LA MANO POR CAMINOS INSOSPECHADOS.