CAMINAR. HAMBRE VERSUS APETITO. PARTE I.

Voy a utilizar los vocablos del hambre y del apetito para tratar de desentrañar esos casos donde nos encontramos –a menudo- sin saber verdaderamente qué es lo que sentimos; es decir, no podemos a ciencia cierta distinguir ciertas emociones y sensaciones. Y desde luego, con ello intentar promover y convencer de que todos debemos caminar todos los días.

Comenzaré analizando sus acepciones más comunes, que son las que tienen relación con la ingestión de alimentos, es decir, con nuestra alimentación por medio de nutrientes, y posteriormente, las derivaré hacia otras actividades humanas.

Comprender exactamente en qué consiste cada una de estas sensaciones, nos evitará engañarnos con lo que realmente sentimos.

En este escenario, el hambre y el apetito son dos términos relacionados con la necesidad de ingerir alimentos, pero que tienen diferencias importantes en el ser humano.

El hambre es una sensación fisiológica que se origina en el sistema nervioso central cuando el cuerpo necesita energía y nutrientes. Esta sensación se desencadena por la disminución de glucosa en la sangre. El hambre es una señal de que el cuerpo necesita alimentos para funcionar correctamente y mantener un equilibrio energético.

Por otro lado, el apetito es una sensación psicológica que se relaciona con el deseo de comer. El apetito puede estar influenciado por factores emocionales, culturales, sociales y ambientales, como el aroma y el sabor de los alimentos, la disponibilidad de alimentos y las experiencias pasadas con la comida. A diferencia del hambre, el apetito no siempre está relacionado con una necesidad fisiológica real de alimentos.

Ambas sensaciones están relacionadas con la mayor o menor cantidad de producción y liberación de las hormonas la grelina y la leptina. Ambas hormonas están involucradas en la regulación del apetito y el control del peso corporal. La grelina es producida principalmente en el estómago y estimula el apetito, es decir, aumenta el deseo de comer. También se ha demostrado que puede estimular la liberación de la hormona del crecimiento y tener efectos en la regulación del metabolismo de la glucosa y la grasa. La leptina es producida principalmente en el tejido adiposo y tiene un efecto supresor del apetito. Se ha demostrado que la leptina juega un papel importante en la regulación del peso corporal a largo plazo al informar al cerebro sobre la cantidad de grasa almacenada en el cuerpo. Ambas hormonas trabajan juntas en el control del apetito y el peso corporal, y su equilibrio es importante para mantener un peso saludable.

Ahora bien, ¿Cuál de estas 2 sensaciones –el hambre y el apetito- la disfrutamos más? ¿Cuál de ellas, la realizamos con placer, con mayor felicidad?

Quizás aquí podría residir la respuesta más importante en cuanto a nuestra inclinación por una u otra sensación.

¿Podemos distinguir claramente entre la sensación de hambre y apetito?

Aquí podríamos entrar en un escenario difícil de dilucidar para unos y fácil para otros.

En cuanto a la alimentación, el hambre es importante porque es una señal de que el cuerpo necesita nutrientes. Por otro lado, el apetito puede ser más difícil de controlar, ya que puede estar influenciado por factores psicológicos y sociales.

Si se ignora el hambre, se puede producir una desnutrición que puede tener consecuencias graves para la salud.

Si se ignora el apetito, ¿Cuáles son las consecuencias graves para la salud?

Es importante encontrar un equilibrio entre el hambre y el apetito para mantener una alimentación saludable y satisfactoria.

No es fácil resolver estos cuestionamientos.

Pasemos a la parte de trasladar estos 2 vocablos a otras actividades humanas, para tratar de esclarecernos a nosotros mismos. Al hacerlo de este otro modo, el binomio hambre-apetito nos permitirá descifrar y comprender –por nuestra propia y personal naturaleza- este tipo de sensaciones, que nosotros mismos nos llegamos a engañar y confundir –a menudo-, pues no sabemos distinguir estas necesidades.

Además del caminar –que lo dejamos para la parte final- existen otras funciones y actividades humanas con las que se podría proceder con esa analogía de los conceptos del hambre y el apetito. Mencionaremos 4 de ellas:

El sueño: El hambre de sueño se refiere a la necesidad fisiológica de dormir para descansar el cuerpo y la mente. Por otro lado, el apetito de sueño se refiere al deseo psicológico de dormir por el placer que se experimenta durante el sueño y la sensación de bienestar que se obtiene después de un sueño reparador. El hambre de dormir se refiere a la necesidad fisiológica de descansar y recuperar energías. El apetito de dormir, por otro lado, se relaciona con el deseo psicológico de tener un buen descanso y de disfrutar de la sensación de relajación y confort que se experimenta al dormir. Ambas necesidades están relacionadas con la salud física y mental, ya que el sueño es fundamental para el correcto funcionamiento del organismo.

La actividad sexual: El hambre sexual se refiere a la necesidad fisiológica de tener relaciones sexuales para satisfacer la libido y mantener una buena salud sexual. Por otro lado, el apetito sexual se refiere al deseo psicológico de tener relaciones sexuales por el placer de hacerlo, por experimentar el realizarlas y la sensación de satisfacción en el que cae el cuerpo –físico y mental- después de hacerlo.

Estudiar: El hambre de estudiar se refiere a la necesidad fisiológica de aprender y adquirir conocimientos. El apetito de estudiar se relaciona con el deseo psicológico de conocer más sobre un tema y de disfrutar del proceso de aprendizaje. Ambas necesidades están relacionadas con el desarrollo intelectual y la adquisición de habilidades y competencias que pueden ser útiles en distintos ámbitos de la vida.

Socializar: El hambre de socializar se refiere a la necesidad fisiológica de establecer vínculos sociales y de interactuar con otros seres humanos. El apetito de socializar se relaciona con el deseo psicológico de compartir experiencias y emociones con otras personas y de sentirse parte de un grupo social. Ambas necesidades están relacionadas con la salud emocional y el bienestar psicológico, ya que la falta de relaciones sociales puede generar sentimientos de soledad y aislamiento (Post ¿HOMO SOCIABILIS O SOCIALIS? LA AGRESIÓN HUMANA CAMINANDO EN LUGARES CONCURRIDOS. PARTE IV de IX).

Estos escenarios nos permiten comprender mejor la confrontación que nos enfrenta a esa disparidad entre las emociones y sensaciones, como son el hambre y el apetito, siendo necesidades fundamentales en distintas actividades humanas, y su interinfluencia funcional puede tener un impacto importante en la salud física, intelectual y emocional de las personas.

Hasta aquí pareciera que el hambre se identifica con la “necesidad de”; y el apetito coincide con el “disfrute de”. Ahora veamos la actividad de caminar.

En su analogía con el caminar en el ser humano, se podría hacer la siguiente relación entre el hambre y el apetito:

El hambre de caminar podría entenderse como una necesidad fisiológica de moverse, de realizar actividad física y de ejercitar los músculos y las articulaciones. Esta necesidad se relaciona con la importancia de mantener un estilo de vida activo y saludable, ya que caminar es una actividad fundamental para la salud cardiovascular y el mantenimiento del peso corporal adecuado.

Por otro lado, el apetito de caminar podría entenderse como el deseo psicológico de realizar actividad física, ya sea por el placer que se experimenta durante el caminar, por la sensación de bienestar que se obtiene después de realizarlo o por la necesidad de liberar estrés o tensiones emocionales. Este deseo puede estar influenciado por factores culturales, sociales y personales, como la valoración que se le dé al caminar como actividad física, la disponibilidad de tiempo y espacio para caminar, y las experiencias previas con esta actividad.

En general, tanto el hambre como el apetito de caminar son importantes para mantener una buena salud física y mental. El hambre de caminar indica la necesidad de realizar actividad física y el apetito de caminar indica el deseo de disfrutar de ella. Por lo tanto, encontrar un equilibrio entre ambas puede ser beneficioso para mantener una vida activa y saludable.

Quizás debamos caminar con ambos vocablos de la mano, tomando conciencia de que ambos se satisfacen con únicamente caminar de cualquier manera y en cualquier sendero; pero eso sí, todos los días, aunque sea media hora.

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