Sobre la actividad de escribir, mientras caminamos, es recomendable tomar en cuenta lo siguiente.
Debemos comenzar a escribir cosas ligeras, como una frase, oración, un párrafo.
Como sugerencia, si no deseamos hacerlo sobre una línea tendencia artística (poesía, cuento, novela, ensayo, etc.) o documentos técnicos (artículo, reporte, trabajos de investigación, etc.) podemos intentar describir parte de nuestros propios problemas, de cualquier tipo de ellos, por ejemplo, del campo sentimental, laboral, económico, amoroso o emocional; lo que primero nos surja en la mente, al inicio de nuestra caminata.
Ya hemos mencionado que la escritura es un medio ideal para permitirnos extraer de nuestra interioridad lo que sentimos y cómo lo sentimos. En otras palabras, podríamos decir es un encuentro con nosotros mismos.
Todos nuestros pensamientos, al escribirlos, entran en un umbral, que los amplifica y los enfatiza en nuestra conciencia haciéndolos más claros y nos enfrenta a ellos de una manera más comprensible, afirmativa y aceptativa.
He expresado en otros momentos, lo siguiente: “Desde luego que este proceso [el umbralismo] funciona no tan sólo para los sentidos sino para el resto de las percepciones mentales y espirituales del ser humano. Trabaja a lo largo de los límites extremos de la captación sensorial, como un proceso continuo, sin interrupciones sensoriales; desde la mínima reacción de captación de cualquier sentido o función mental (frontera inferior) hasta la máxima captación (frontera superior)”. El escribir –así como también, el dibujar- nos permite introducirnos en ese proceso que he titulado umbralismo (En mi libro Tap Tap, Plástica y Poesía, Emulisa, 2017).
Más adelante, en un breve plazo de varias semanas, podremos escribir una carta, un acróstico, un palíndromo. Después, sintiéndonos un poco más seguros, un poema, y más adelante cuentos y por qué no, un ensayo; para llegar, si se desea, inclusive a escribir alguna novela corta o quizás larga. Para cualquiera de estas opciones, debe tenerse una inclinación y gusto por lo que se selecciona y se trata de realizar.
Si hemos mencionado escribir sobre los problemas que nos aquejan es porque considero que están más próximos a nuestra memoria emocional, y se nos facilita el describirlos por escrito, no obstante, también podemos escribir las cosas buenas, sucesos y experiencias, que nos han sucedido o bien nos sucedieron en el día anterior. Esas pequeñas o grandes experiencias que hemos tenido, en los últimos días. También, por otro lado, podemos leer una página del libro que llevamos con nosotros y escribir un texto resumiendo lo que hayamos comprendido de su contenido, con no más de 20 palabras.
El estar escribiendo de manera escueta, somera, -como hemos señalado- no requiere de mayor organización posterior, pues únicamente se persigue “soltar” la mano, sin ningún objetivo o meta o tarea.
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