EDIPO, EL DE LOS PIES HINCHADOS Y LACERADOS.

En el presente Post busco subrayar el cuidado que debemos tener con nuestros pies. Para ello utilizaré un mito griego de Edipo que lo tenemos muy presente porque Sigmund Freud se valió de él para apoyar parte integrante de su teoría psicoanalítica. Desde luego que no existe una relación directa entre el cuidado que debemos tener con los pies y este mito, pero sí pretendo con ello tener siempre presente que los pies –como cualquier otra parte del cuerpo- deben ser atendidos con esmero y cuidado.

Son varias las versiones que se han gestado sobre el mito de Edipo. Me voy a permitir describir algunas de ellas, entresacando lo más relevante de cada relato, lo que nos encausará hacia el objetivo de este Post, el cuidado de nuestros pies.

Obra 1086-TROPISMOS

Layo al conocer el oráculo de que su hijo lo mataría y se casaría con su propia madre, le hizo saber a su esposa Yocasta que no tendrían hijos, pero Yocasta se las ingenió para engendrar uno y así nació el bebé, que inmediatamente Layo ordenó quitarle la vida. Sin embargo, la súplica de Yocasta hizo que Layo le permitiera a uno de sus empleados se lo llevara lejos y lo colgara de los pies, para no tener que matarlo, en uno de los árboles de las faldas del Monte Citerón, hasta que muriera. Otra versión cuenta de que a uno de sus esbirros, Layo le pidió que lo llevara al Monte Citerón y que le lacerara las plantas de los pies del bebé para que al sangrar atrajera a las bestias y lo devoraran, de tal manera que no fuera muerto a manos del enviado.

En todas las versiones del mito, el bebé fue abandonado en el Monte Citerón. En una de ellas –como ya mencioné- se narra que por órdenes de su padre Layo, se le perforan las plantas de sus dos pies como señal de que no debería caminar y por lo mismo debería morir devorado por los animales; en otra versión, al bebé se le colgó de sus dos extremidades inferiores, para morir deshidratado. Sin embargo, en todas ellas el bebé no perdió la vida pues fue rescatado y pudo sobrevivir para cumplir con el oráculo.

El Monte Citerón estaba surcado por cientos de senderos que de modo general formaban un inmenso laberinto. Se decía que quien entraba en alguno de sus senderos que llegaban a sus faldas y si adentraba en él, jamás podría salir. Dédalo se inspiró en este Monte inextricable para diseñar el Laberinto que le pidió el Rey Minos construir en la Isla de Creta.

Después de 2 días de habérsele abandonado al bebé en las faldas de aquel Monte, un pastor llevando sus ovejas a pastar en sus inmediaciones, observó a lo lejos algo que colgaba de un árbol, y así pudo desamarrar y descolgar aquella criatura bastante deshidratada y con los pies hinchados. Este hombre sabía que el Rey Polibio, no podía engendrar hijos y se lo llevó a su Palacio Real, el cual lo adoptó como hijo. Le nombró Edipo, que significa el de los pies hinchados.

Es muy conocida la siguiente parte de la historia que siguió cumpliendo con el oráculo.

Edipo, siendo adulto, recibe el oráculo en Delfos, el cual le especifica que mataría a su padre y tendría relaciones sexuales con su madre. Esta profecía lo altera emocionalmente y huye de su padre y madre adoptivos para evitar realizar esas premoniciones horrendas. A partir de esos augurios vaga y camina por mucho tiempo y por ciertas circunstancias, Edipo se encuentra con Layo, su padre biológico, y por una rencilla lo mata. Continúa caminando por algún tiempo, y siguiendo su destino, Edipo descubre el enigma de la Esfinge y lo premian por ello desposándolo con Yocasta, que era el premio que se ofrecía en Tebas por tal descubrimiento, nombrándolo además Rey de Tebas. Con Yocasta, su madre, tuvo 2 hijas y un hijo. Así, Edipo cumple con el oráculo también en esa parte.

Algún tiempo después, Edipo descubre que mató a su padre y que Yocasta era su madre. Como autocastigo se cercena sus ojos, quedando totalmente ciego y se dedica a caminar en esta parte de su vida, regresando al Monte Citerón, en el cual se adentra perdiéndose en sus senderos laberínticos. Después de esta incursión de Edipo en el Monte Citerón, nunca más se supo algo de él.

Un aspecto sobresaliente en cuanto al tema que nos ocupa, es que cuando Edipo recibe el oráculo en Delfos, que mataría a su padre y tendría relaciones sexuales con su madre, huye de su padre y madre adoptivos para evitar realizar esas premoniciones horrendas, vagando y caminando por muchos meses, que sus pies se le hincharon y laceraron.

Después de darse cuenta que su oráculo se había cumplido, Edipo se autocastigó sacándose los ojos, renunció a su cargo de Rey de Tebas y se retiró para siempre lanzándose a caminar por senderos infinitos, cumpliéndose así lo que WILHELM STEKEL califica de compulsión del nombre, y que bien pudo haber sido algún otro oráculo, que lo mantendría caminando durante la última etapa de su vida.

Es bastante trágica la vida de Edipo. No hay duda de ello. ¿Un castigo de los dioses?

El mito coloca a Edipo ciego y caminando al final de sus días. Pareciera que el mito nos comunica que el caminar fue parte de su liberación; pero, ¿por qué se extirpa a sí mismo, sus ojos?

¿Caminar en la oscuridad tendría algún significado? ¿Deambular sin ver y sin sentido será la respuesta a ello?

Citerón fue el Monte consagrado a Dionisos. El Dios Griego Dionisos representaba el placer, la alegría, el optimismo y la dicha de vivir; dotaba a los humanos de fuerzas y de felicidad.

Muy probablemente Edipo decide caminar por el resto de su vida por los infinitos senderos del Monte Citerón, para buscar durante esas caminatas la fuerza y la alegría que había perdido, tratando de encontrar el consuelo y el cobijo de Dionisos, y alejarse de la tristeza y la desdicha.

Si con este post logro atraer una mínima atención sobre el cuidado de nuestros pies, el objetivo lo habré logrado: ¿Edipo, Dionisos, pies, caminar?

Tengamos presente la imagen de Dionisos. Caminemos todos los días buscándolo, y una vez que lo hayamos localizado, no nos soltemos de su mano.

Caminemos cuidando nuestros pies.

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