El ser humano consta de “relojes biológicos” que regulan las funciones del organismo de una manera óptima. Esa optimización se realiza a lo largo de las 24 horas del día, sin que esos “relojes” descansen en absoluto. Cada “reloj biológico” de nuestro ser, remite una “señal cronos” (de tiempo) que llega a todos los órganos y sistemas, y a todas las células del cuerpo. Es decir, llevan a cabo una perfecta sincronización de todos los órganos y sus respectivas funciones, durante cada 24 horas; al término de ese lapso, reinician nuevamente su operación funcional sincrónica, utilizando los 5 sentidos externos, y logrando optimizar el funcionamiento del organismo (físico y mental), y la de la operación de todos los órganos y sistemas biológicos del ser.
Los cambios positivos, tanto orgánicos (los funcionales, en la producción de substancias glandulares, etc.), mentales (ideas, imágenes, pensamientos, etc.) y emocionales, que experimentamos mientras caminamos, responden a ritmos circadianos definidos a lo largo de las 24 horas de un día completo, según el horario en que se realice la caminata. Estos ritmos circadianos facilitan y regulan la realización de las actividades biológicas en un momento preciso y concreto durante el día y la noche.
Cabe señalar que en esta operación cotidiana e incesante, la intensidad de la participación de cada uno los 5 sentidos externos, varía según sea el “reloj biológico” que esté operando durante el período diurno y el nocturno, y de las actividades realizadas por el individuo.
Como es de suponerse, las caminatas no tienen el mismo efecto sobre nuestro organismo, si las llevamos a cabo en el período diurno o en el nocturno, en la mañana (madrugada), en el mediodía o por la tarde.
El caminar hacia los lados (derecha o izquierda) o hacerlo hacia atrás, no estaría correlacionado biológicamente con el ritmo circadiano que ejecutamos cuando caminamos normalmente hacia adelante, pues siempre lo hemos realizado así. Los ritmos circadianos, probablemente sean una parte reptiliana del cerebro humano.
Sin exagerar sobre esto, podría decir que así como es del sentido común considerar que no es lo mismo comenzar a caminar diariamente a los 20 años que a los 60, así también podemos decir que existe una diferencia en hacerlo a diferentes horas del día, y ello está definido por los ritmos circadianos, que son nuestros relojes biológicos endógenos.
Yo en lo personal, en esta época presente, llevo a la práctica el sistema WALK-RWD, tres veces al día, en la mañana (8-9 a.m.), en el mediodía (1-2 p.m.) y por la tarde (5:30-6:30 p.m.). Sin embargo, cada persona, según su disponibilidad de tiempo, deberá seleccionar su programa, y experimentar los períodos diarios de caminata (1, 2, 3, etc.), observando cómo se siente mejor y cuál le da los mejores resultados, en la inteligencia, que los efectos en los ritmos circadianos, son diferentes cuando leemos, escribimos o dibujamos mientras caminamos.
Acompasemos nuestros relojes biológicos con nuestro diario caminar.