El cuerpo humano se marchita cuando no busca y no encuentra la forma o la senda para CAMINAR, de igual manera le sucede a las aguas que no se mueven y no tienen salida, se transforman en un pantano.
La característica principal que tiene un cuerpo de agua para considerársele un pantano, es que no tiene salida, y por lo mismo sus aguas están estancadas y no se mueven. El mantenerse sus aguas estáticas le generan un estado de descomposición que, a medida que pasa el tiempo, resulta más difícil poder rescatarlo y limpiarlo del deterioro que alcanza.
En sí, el pantano es el grado máximo de degradación que puede alcanzar un cuerpo de agua.
El caminar diariamente por un individuo es sinónimo de abrir un nuevo canal a un cuerpo de agua para que desfogue, limpie sus aguas y se libere de los lodos suspendidos. En cada caminata el cuerpo humano se revitaliza al igual que cuando liberamos las aguas estancadas de un pantano; se le suministra oxígeno, se fortalecen sus pulmones, la sangre circula mejor por las venas, se desechan las substancias tóxicas y se le inyectan nuevas energías (ánimos y fortalezas) para el siguiente lance vivencial.
Pongámonos a caminar y evitemos todos esos achaques que sobrevienen con el tiempo, como a los pantanos les nacen las arenas movedizas que los convierten en cuerpos dañados y peligrosos.