EL CAMINAR Y LA LIBERTAD

Considero que hablar sobre el concepto de libertad es muy complejo. Alguna vez expuse en cierta ocasión: Libertad: ¿Anhelo existencial, espejismo mental o realidad metafísica? Sin embargo, aquí no pretendo definir en qué consiste, únicamente intento hacerla sentir en alguna de sus formas más elementales, mediante el sólo caminar.

La libertad cobra fuerza en función de su ausencia; mientras más sentimos que no la tenemos, más la añoramos.

El caminar nos hacer sentir y vivir sensorialmente esa fuerza plena de nuestra interioridad, independientemente de cuáles sean los tipos de nuestras cadenas emocionales. Nos permite alejarnos de ese fervor masivo del consumismo, de esa envoltura de la publicidad masiva, pues constantemente nos comunican que la libertad es “un plus” que se obtiene al adquirir cosas. Cuando caminamos por alguna vereda en el campo, decimos: Respiramos aire puro; y eso no es otra cosa que una metáfora de sentirnos libres, libres de las cosas que nos aprisionan, nuestros compromisos, las obligaciones, las cosas físicas; nos sentimos atados a todo ello.

Solo para aproximarnos un poco a su definición, podemos mencionar una clasificación de este concepto en 2 vertientes, que no son las únicas: la libertad psicológica, de tipo espiritual, anímico, mental y metafísico; y la libertad exterior: física, civil, política, económica, con todos sus derechos, de culto, de asociación, de expresión y demás.

Ahora bien, el sistema de leer, escribir y dibujar, mientras caminamos, es una posibilidad que tenemos a la mano para alejarnos un poco de esas cadenas. Esas 3 actividades fundamentales que conforman el sistema están vinculadas con la libertad, mientras caminamos, es una forma de sentirnos libres de nuestras ataduras.

En mi libro RELATOS EVANESCENTES (*) presento un diálogo entre la conciencia y el inconsciente titulado “EL ÁRBOL DE LA EXISTENCIA ¿Y LA LIBERTAD?”. (Todos los relatos consisten en ese diálogo entre estas dos entidades mentales), que describe la lucha que entablamos con nosotros mismos por no comprender lo que nos sucede y por no poder sentirnos libres. Me cito textualmente:

“La libertad es el espacio azaroso donde ninguna de las funciones mentales encuentra acomodo. Desarmonías que deben dar vuelta atrás, buscando la intuición de aquel instante razonado que encarcelado genera nuestra propia reacción a existir.

Paradójico resulta culparnos uno al otro.

La sanación es el ansia misma por la libertad, esa autopresencia en el equilibrio de la fuente del sentimiento y la razón, de la asfixia y el sometimiento; con el único propósito de saber y sentir que estamos solos; condenados a escondernos en la memoria de nuestro propio ser, consumiendo esa estrangulación de la soledad profunda, producto de la desesperanza, de ser auténticamente nosotros, y sólo nosotros.

Eso es el no ser.

Se observa el horizonte vital cuando la libertad es uno mismo.  

¿Y qué viene después? Mis condiciones inconscientes se confunden.

La nada. Absolutamente nada. Sólo el infierno. La sangre fluye a 103 grados cuando se arrebata la libertad.

No opongamos resistencia. Todo movimiento es creador de sí mismo; aunque nos encontremos en esos límites, no deberemos aspirar a recrear sólo si el otro muere”.

Hasta aquí esa parte del diálogo entre esas dos entidades que buscan una armonía.

El título de esta serie de diálogos entre la conciencia y el inconsciente resume nuestra lucha perenne por ser libres: LIBERTAD 103 (El reultado fue el libro “Libertd 103” **). Cuando nuestro ser se ve cercenado en sus posibilidades de actuar libremente o se observa bloqueado, en ese punto de intransigencia y desesperación, nuestra sangre empieza a sobrecalentarse y llega a hervir si no logramos emanciparnos de nuestras cadenas, cualesquiera que sean estas, personales o externas.

Obra No. 356.-“Señora Libertad”

La caminata no es la solución total para eliminar esas cadenas, pero sí nos ayuda a mitigar esas dolencias emocionales. Hagámoslo eligiendo un lugar fuera de las zonas urbanas y acompañémonos de un libro y de un block de notas. Leamos ese libro que nos transmita liberación y rescatemos esa parte doliente de nuestro ser. Observemos el espacio abierto y desahoguemos nuestras penurias escribiéndolas para que ellas también vuelen con libertad fuera de nuestro ser.

Concedámonos el permiso de caminar y hagamos de ello un privilegio que no tiene ningún costo económico. Realicemos estas actividades como un acto fundamental de libertad.

La obra plástica “Señora Libertad” está inspirada en el poema “Liberéstula”, mismo que a continuación lo presento.

Poema "Liberéstula"

Rompieron el silencio alineadas como estaban parecía anidaban el semblante de un caminar. & Derrotada por el tiempo emancipada por el mismo dolor acompañada por el fuste, eres la expresión objetivada con los ojos entornados -mirando sin ver- Ninfa en la elevación eres la oda griega la proclamación sonriente te embriagas en la soledad; la arquitrabe te da continuidad epistilo del sustento que extrae esas versificaciones del ocaso, aún con tu silueta diluida no existe en ti la confusión. & El espíritu del zócalo donde descansas en una ironía ocupando el remanso intranquilizas el pedestal,                                           y el esfuerzo transmitido con similar angustia sombría mirando siempre hacia el cielo. & Stulos, de piedra inerte con máscara arquetípica enciendes todas mis palabras que no te alcanzan & Movimiento en lo estático refulgencia expresas en tu corona el torrente vivo de tu mandato el contacto reforzado estás encadenada lo romano te amplía el paisaje lo tonal tu silueta estilizada llevas consigo  toda la obra eres el elogio de las alturas. & Sustentáculo de lo figurativo en la modificación te afianzas pervives en la muerte y desfalleces en la experiencia ex - pericias centradas en la cornisa el dintorno te asfixia, quieres crecer aún y resurges en la obra futura. & Erguida ahí, sobre el basamento, arrojada al paso de la incomprensión siempre iluminada ¿acaso eres definitiva? trascendencia en tu ser concertas cita con el empíreo. & En oscuridades reluces inicias en el orto de la vida eres la expresión refulgente y anidas en la historia revivida todo es postrimería alcanzas siempre lo divino y sólo tú porque tu contrario, el resto, es la esclavitud. & Sondeas el piso amenamente son tus huellas allá el entablamiento grave personaje que destella tu silueta penumbras no hay en ti exaltación transitoria venciendo siempre tu propia altura. & Las sombras se alargan te propagas el friso imparcial transmisión de tu vaciedad enarbolando siempre tu estirpe en las venas transmitiendo tus esfuerzos vagando por la angustia desértica tu reinado es ejemplo el misterio de la imparcialidad. & Exacerbas las ansias del infierno serie que enciende y alza el capitel eres espíritu en búsqueda descargada y triste como figura delicada rendida en pleitesía ante el amago del infinito & Eterna verdad ¿es la sencillez? no cambiarán tu temperamento fruto atormentado en la muerte encadenada eres la envidia de los demás; el reino es tuyo, pero no la paz vitalicia de los afanes el dintorno ahora te acaricia, te desplazas sin caminar. & Complejidad del ardiente mirar quimera de la intelectualidad sueñas al verte enaltecida surges permanente en el altar  deformador eres mutismo hundido en tu elevación y sonríes junto con la firmeza envolviendo las miradas profundamente sin existir en una sola faz inaccesible para el retraimiento visual te conformas fatal e inexorable sin menoscabo de tu esencialidad. & La decadencia procura no halagar la precedencia que moraron eres la edificación del símbolo eres el fiel desvío la irrealidad ideal.
(*) Loya Lopategui, Carlos & Edel C. Piñera,  Relatos Evanescentes, EMULISA, México, 2009. Distribuido por Amazon, disponible en Kindle Edition: https://www.amazon.es/dp/B0BJ1HJ5ZT.

(**) Loya Lopategui, Carlos, Libertad 103, EMULISA, México, 2009.

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